MOMOTARO -Duraznito-
Esta es la historia de un “niño prodigio”, que fue hallado por una pareja de ancianos en el interior de un durazno gigante. Se trata de un cuento japonés tradicional muy antiguo; quizás una metáfora de la propia historia, o de cómo se ven los japoneses a sí mismos.
Aquí tenemos a los simpáticos ancianos Aquí tenemos a los simpáticos ancianos. Son muy pobres y no tienen hijos. Ese día, él salió a cortar leña y ella se fue a lavar al río, como de costumbre. Entonces vio el enorme durazno flotando…
Y lo llevó a casa. El tamaño de la fruta era sorprendente de por sí Y lo llevó a casa. El tamaño de la fruta era sorprendente de por sí. Pero la mayor sorpresa fue lo que pasó al abrirlo: ¡Del interior salió un niño!
En honor al milagroso hallazgo decidieron llamarlo Momotaró (Duraznito). Y el niño creció sano, fuerte y bueno, y fue un gran apoyo para sus ancianos padres.
Un día, Momotaró escuchó a un vecino, que contaba entristecido como la región había sido asolada por unos ogros malvados. De inmediato decidió ponerse en camino. ¡El les daría su merecido!, y recuperaría el botín robado.
Por el camino fue reclutando a sus aliados, entregando a cada cual una bolita de arroz (típico plato japonés). -En el estandarte del héroe se lee “Ni-Hon” (Japón)-
Una vez reunido, el grupo se hizo a la mar; porque los bandidos vivían en una isla inexpugnable en medio del océano.
Bien: como puede apreciarse, parece que la isla no era tan inexpugnable, ni los ogros tan poderosos. En cualquier caso, puede que se hubiese tratado de típicos matones que solo son fuertes a costa de los más débiles.
Tras dar a los malos su merecido, Momotaró y sus amigos volvieron a casa cargados del botín recuperado. ¿Qué hicieron con tantas riquezas? No lo sé, pero seguro que los ancianos padres del héroe ya no sufrieron privaciones.