Elige la velocidad de lectura

Slides:



Advertisements
Presentaciones similares
Cuento ilustrado por niños
Advertisements

Mientras te levantabas esta mañana, yo te observaba
AL ALBA. Empresa de Servicios Socioeducativos
CORRAMOS A TRAVES DE LA LLUVIA Había pasado todo el día con su mamá, en un gran almacén. Esa bella pelirroja, con cara.
CATALINA LA GALLINA TENÍA UN DESEO.
Elige la velocidad de lectura
4º Prueba 0 Cuento de invierno Elije la velocidad de la lectura
Servicio El servicio era la ultima cosa que había en mi mente, cuando llegue por primera vez a Al-Anon. Me sentía tan desesperada y angustiada que apenas.
El gato en la palmera.
El ÁRBOL DE LAS MANZANAS
Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa. Se llamaba Kyle. Iba cargando todos sus libros.
Un día, cuando era estudiante de bachillerato, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa. Se llamaba Kyle. Cargaba con todos sus libros.
Alas Para Volar "Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa. Se llamaba Pablo. Iba cargando.
Elige la velocidad de lectura
El lobo Blanca esta fea.
EL ÁRBOL DE MANZANAS ©PPS TOC®.
Elige la velocidad de lectura
Mientras te levantabas esta mañana, yo te observaba
Elige tu propia aventura
Elige la velocidad de lectura
Elige la velocidad de lectura
La paloma y la rosa.
El árbol de las manzanas
Elige la velocidad de lectura
COMO LLAMAR A LA POLICÍA. Yo tengo un sueño muy ligero y la noche pasada noté que había alguien andando sigilosamente por el jardín de la casa. Yo tengo.
Relato Hindú Gs.
El patito feo.
Mientras te levantabas esta mañana, yo te observaba. Esperaba que me hablaras, aunque fuesen unas pocas palabras preguntando mi opinión acerca de algún.
EL JARDIN.
De camino a su casa el pequeño dani encontró un estrecho camino entre los arbustos de el jardín, al llegar a su casa sus.
Durante las vacaciones de Otoño…. …él vive allá, por cuestiones de trabajo, desde hace ya varios años. …mi hermano mayor me invitó a pasar unos días en.
CENTRO DE ESTUDIOS: Nepalí Valderrama Ampuero EDAD: 11 años NOMBRE :Carla Nicole APELLIDOS: Pino Choquechambi.
EL Rapto Houcine Maache, Jordi Pupulin-Pujol, Kévin Simonet.
El cuento.
3º Prueba 1 El pavo real Elije la velocidad de la lectura
Había una vez una niña muy bonita
Hace algunos días, mientras buscaba ciertas cosas, encontré un pequeño baúl en donde alguna vez guardé mis sueños. Lo abrí y me.
JESUS GUARDO SILENCIO.
El Mundo Blanco Gadea.
Lectura por palabras VolverVolver V CICLO «San Antonio Abad» VELOCIDAD LECTORA Lic. Humberto López Apaza Comunicación 2012.
1.
ECO Y NARCISO, el dolor de la vanidad.
Laura Tatiana Echeverri Mesa María Camila Piedrahita Londoño GRADO: 10ºA NUEVA GENERACION CUENTO ANIMADO MAGDA GALINDO.
T e x t o y d i s e ñ o : A n g i e Había una vez un pastorcito que tenía muchas ovejas a su cuidado. Un día, pasaba con su rebaño junto a unos matorrales.
"Un oso entre dos amigos".
El árbol.
SENDAS ÉL HARÁ Nº 54 LATORMENTA AL FINAL DE UN DÍA EN QUE HABÍA ESTADO SANANDO A LOS ENFERMOS, JESÚS SEÑALÓ HACIA UNA BARCA CERCANA. LES DIJO A SUS.
El ateo Un ateo estaba paseando por un bosque, admirando todo lo que aquel "accidente De la evolución" había creado.
Mientras te levantabas esta mañana, yo te observaba
Durante este curso hemos viajado con PINTO (nuestra mascota ) a distintos lugares, donde hemos conocido muchas cosas interesantes. Nuestro primer viaje.
Lección 11 para el 11 de diciembre de 2010
¿Qué hago yo aquí? Lejos de mis padres, de mis amistades, de mis libros…. ¿Qué he venido a buscar? ¿Qué hago yo aquí? Lejos de mis padres, de mis.
Basada en una historia real
BENEMÉRITO INSTITUTO NORMAL DEL ESTADO “GRAL
Choco era un pájaro muy pequeño que vivía a solas Choco era un pájaro muy pequeño que vivía a solas. Tenía muchas ganas de conseguir una mamá, pero.
¿Tienes tiempo para Dios?
Mi cumpleaños.
Andrea Natalia Hurtado Garzon Sandra Patricia Arias Armenia-Quindio
BORDADOS DE VIDA.
A CORRER... Cuentan que cierto día, estaban en el bosque un caballo y su pequeño hijo, ambos gustaban de correr sin rumbo fijo, solo por el placer de sentir.
FÁBULA EL LEÓN Y EL RATÓN
EL TIEMPO PERFECTO.
Hubo una vez una reina que dijo a los sabios de la corte: Me estoy fabricando un precioso anillo He conseguido uno de los mejores diamantes posibles.
HAZ CLIC PARA AVANZAR ♫ Enciende los parlantes ♫ Enciende los parlantes ¿Dónde vive Jesús? ¿Dónde vive Jesús? Texto por Tammy Matsuoka.
Animales de la Selva Nivel Medio Mayor
Carta de nuestro amigo Jesús....
11de MARZO.- Pensamiento del día. Teniendo unos momentos de serenidad, cada mañana a depender de la ayuda de Dios durante el día, especialmente si nos.
¿Estás muy ocupado? Hay una carta para ti….
© V. Nolker, School en casa, 2016 ¿Estará vivo? Episodio 1: Una introducción a los rasgos de un ser vivo © Virginia Nolker, School en casa, 2016.
Relato Hindu.. En una ocasión, un león se aproximó hasta un lago de aguas espejadas para calmar su sed y, al acercarse, vio su rostro reflejado en ellas.
Transcripción de la presentación:

Elige la velocidad de lectura El Ciervo y el León Elige la velocidad de lectura 120 palabras por minuto 150 palabras por minuto 180 palabras por minuto 210 palabras por minuto 250 palabras por minuto

Curso: 5º Lectura 2: El ciervo y el león Velocidad: 120 ppm INICIO Una mañana, un ciervo pastaba plácidamente junto a un río. Se escuchaba el suave rumor de las aguas interrumpido a veces por el canto de algún pájaro. El ciervo sintió sed y se acercó a beber al río. Después de saciarse con el agua fresca, el animal observó su imagen reflejada en las aguas, y pensó vanidoso: “¡Qué hermosa cornamenta tengo! Sin duda, estos cuernos tan elegantes impresionan todo el mundo… Y no se resistió a la tentación de compararse con otros animales, sin encontrar ninguno que tuviera unos cuernos así. Mientras se complacía con su propia hermosura, de repente algo empañó su satisfacción: “Si no fuera por estas patas tan finas…” se dijo mientras miraba su reflejo. “Parecen las frágiles ramas de un árbol seco. Desde luego, no son dignas de un animal como yo…” pensó afligido. “Bueno, todas las criaturas de la naturaleza tenemos un punto débil”, concluyó resignado. El ciervo, que estaba distraído con aquellos pensamientos, no reparó en que un enorme león lo vigilaba acechante desde unos matorrales. Cuando el ciervo dejó de contemplarse, el león salió dispuesto a abalanzarse sobre su presa. El ciervo reaccionó con rapidez y comenzó a correr ágilmente. Aunque el león lo seguía a escasa distancia, enseguida el ciervo obtuvo cierta ventaja. Y es que sus patas, más que correr, parecían volar. A lo lejos se divisaba el bosque. “Si consigo llegar, estoy salvado. Allí no me resultará difícil encontrar un escondite”. Por fin, el ciervo entró en el bosque, pero apenas podía avanzar entre la espesa arboleda, puesto las astas de su cornamenta se quedaban enganchadas. Decidió tranquilizarse. “No hay que preocuparse. El león aún estará lejos”, se dijo a sí mismo. Cuando el ciervo distinguió tras los árboles la silueta de su enemigo, volvió a tirar con fuerza y sus cuernos se soltaron de las ramas. ¡Lo había conseguido! Emprendió de nuevo la carrera y la alegría de su liberación lo hizo aún más veloz y pronto obtuvo una ventaja insalvable. “Qué grave peligro he corrido por culpa de mi cornamenta! Si no llega a ser por mis patas… ¡Y pensar que hace un momento me avergonzaba de ellas…!”

Curso: 5º Lectura 2: El ciervo y el león Velocidad: 150 ppm INICIO Una mañana, un ciervo pastaba plácidamente junto a un río. Se escuchaba el suave rumor de las aguas interrumpido a veces por el canto de algún pájaro. El ciervo sintió sed y se acercó a beber al río. Después de saciarse con el agua fresca, el animal observó su imagen reflejada en las aguas, y pensó vanidoso: “¡Qué hermosa cornamenta tengo! Sin duda, estos cuernos tan elegantes impresionan todo el mundo… Y no se resistió a la tentación de compararse con otros animales, sin encontrar ninguno que tuviera unos cuernos así. Mientras se complacía con su propia hermosura, de repente algo empañó su satisfacción: “Si no fuera por estas patas tan finas…” se dijo mientras miraba su reflejo. “Parecen las frágiles ramas de un árbol seco. Desde luego, no son dignas de un animal como yo…” pensó afligido. “Bueno, todas las criaturas de la naturaleza tenemos un punto débil”, concluyó resignado. El ciervo, que estaba distraído con aquellos pensamientos, no reparó en que un enorme león lo vigilaba acechante desde unos matorrales. Cuando el ciervo dejó de contemplarse, el león salió dispuesto a abalanzarse sobre su presa. El ciervo reaccionó con rapidez y comenzó a correr ágilmente. Aunque el león lo seguía a escasa distancia, enseguida el ciervo obtuvo cierta ventaja. Y es que sus patas, más que correr, parecían volar. A lo lejos se divisaba el bosque. “Si consigo llegar, estoy salvado. Allí no me resultará difícil encontrar un escondite”. Por fin, el ciervo entró en el bosque, pero apenas podía avanzar entre la espesa arboleda, puesto las astas de su cornamenta se quedaban enganchadas. Decidió tranquilizarse. “No hay que preocuparse. El león aún estará lejos”, se dijo a sí mismo. Cuando el ciervo distinguió tras los árboles la silueta de su enemigo, volvió a tirar con fuerza y sus cuernos se soltaron de las ramas. ¡Lo había conseguido! Emprendió de nuevo la carrera y la alegría de su liberación lo hizo aún más veloz y pronto obtuvo una ventaja insalvable. “Qué grave peligro he corrido por culpa de mi cornamenta! Si no llega a ser por mis patas… ¡Y pensar que hace un momento me avergonzaba de ellas…!”

Curso: 5º Lectura 2: El ciervo y el león Velocidad: 180 ppm INICIO Una mañana, un ciervo pastaba plácidamente junto a un río. Se escuchaba el suave rumor de las aguas interrumpido a veces por el canto de algún pájaro. El ciervo sintió sed y se acercó a beber al río. Después de saciarse con el agua fresca, el animal observó su imagen reflejada en las aguas, y pensó vanidoso: “¡Qué hermosa cornamenta tengo! Sin duda, estos cuernos tan elegantes impresionan todo el mundo… Y no se resistió a la tentación de compararse con otros animales, sin encontrar ninguno que tuviera unos cuernos así. Mientras se complacía con su propia hermosura, de repente algo empañó su satisfacción: “Si no fuera por estas patas tan finas…” se dijo mientras miraba su reflejo. “Parecen las frágiles ramas de un árbol seco. Desde luego, no son dignas de un animal como yo…” pensó afligido. “Bueno, todas las criaturas de la naturaleza tenemos un punto débil”, concluyó resignado. El ciervo, que estaba distraído con aquellos pensamientos, no reparó en que un enorme león lo vigilaba acechante desde unos matorrales. Cuando el ciervo dejó de contemplarse, el león salió dispuesto a abalanzarse sobre su presa. El ciervo reaccionó con rapidez y comenzó a correr ágilmente. Aunque el león lo seguía a escasa distancia, enseguida el ciervo obtuvo cierta ventaja. Y es que sus patas, más que correr, parecían volar. A lo lejos se divisaba el bosque. “Si consigo llegar, estoy salvado. Allí no me resultará difícil encontrar un escondite”. Por fin, el ciervo entró en el bosque, pero apenas podía avanzar entre la espesa arboleda, puesto las astas de su cornamenta se quedaban enganchadas. Decidió tranquilizarse. “No hay que preocuparse. El león aún estará lejos”, se dijo a sí mismo. Cuando el ciervo distinguió tras los árboles la silueta de su enemigo, volvió a tirar con fuerza y sus cuernos se soltaron de las ramas. ¡Lo había conseguido! Emprendió de nuevo la carrera y la alegría de su liberación lo hizo aún más veloz y pronto obtuvo una ventaja insalvable. “Qué grave peligro he corrido por culpa de mi cornamenta! Si no llega a ser por mis patas… ¡Y pensar que hace un momento me avergonzaba de ellas…!”

Curso: 5º Lectura 1: El ciervo y el león Velocidad: 210 ppm INICIO Una mañana, un ciervo pastaba plácidamente junto a un río. Se escuchaba el suave rumor de las aguas interrumpido a veces por el canto de algún pájaro. El ciervo sintió sed y se acercó a beber al río. Después de saciarse con el agua fresca, el animal observó su imagen reflejada en las aguas, y pensó vanidoso: “¡Qué hermosa cornamenta tengo! Sin duda, estos cuernos tan elegantes impresionan todo el mundo… Y no se resistió a la tentación de compararse con otros animales, sin encontrar ninguno que tuviera unos cuernos así. Mientras se complacía con su propia hermosura, de repente algo empañó su satisfacción: “Si no fuera por estas patas tan finas…” se dijo mientras miraba su reflejo. “Parecen las frágiles ramas de un árbol seco. Desde luego, no son dignas de un animal como yo…” pensó afligido. “Bueno, todas las criaturas de la naturaleza tenemos un punto débil”, concluyó resignado. El ciervo, que estaba distraído con aquellos pensamientos, no reparó en que un enorme león lo vigilaba acechante desde unos matorrales. Cuando el ciervo dejó de contemplarse, el león salió dispuesto a abalanzarse sobre su presa. El ciervo reaccionó con rapidez y comenzó a correr ágilmente. Aunque el león lo seguía a escasa distancia, enseguida el ciervo obtuvo cierta ventaja. Y es que sus patas, más que correr, parecían volar. A lo lejos se divisaba el bosque. “Si consigo llegar, estoy salvado. Allí no me resultará difícil encontrar un escondite”. Por fin, el ciervo entró en el bosque, pero apenas podía avanzar entre la espesa arboleda, puesto las astas de su cornamenta se quedaban enganchadas. Decidió tranquilizarse. “No hay que preocuparse. El león aún estará lejos”, se dijo a sí mismo. Cuando el ciervo distinguió tras los árboles la silueta de su enemigo, volvió a tirar con fuerza y sus cuernos se soltaron de las ramas. ¡Lo había conseguido! Emprendió de nuevo la carrera y la alegría de su liberación lo hizo aún más veloz y pronto obtuvo una ventaja insalvable. “Qué grave peligro he corrido por culpa de mi cornamenta! Si no llega a ser por mis patas… ¡Y pensar que hace un momento me avergonzaba de ellas…!”

Curso: 5º Lectura 1: El ciervo y el león Velocidad: 250 ppm INICIO Una mañana, un ciervo pastaba plácidamente junto a un río. Se escuchaba el suave rumor de las aguas interrumpido a veces por el canto de algún pájaro. El ciervo sintió sed y se acercó a beber al río. Después de saciarse con el agua fresca, el animal observó su imagen reflejada en las aguas, y pensó vanidoso: “¡Qué hermosa cornamenta tengo! Sin duda, estos cuernos tan elegantes impresionan todo el mundo… Y no se resistió a la tentación de compararse con otros animales, sin encontrar ninguno que tuviera unos cuernos así. Mientras se complacía con su propia hermosura, de repente algo empañó su satisfacción: “Si no fuera por estas patas tan finas…” se dijo mientras miraba su reflejo. “Parecen las frágiles ramas de un árbol seco. Desde luego, no son dignas de un animal como yo…” pensó afligido. “Bueno, todas las criaturas de la naturaleza tenemos un punto débil”, concluyó resignado. El ciervo, que estaba distraído con aquellos pensamientos, no reparó en que un enorme león lo vigilaba acechante desde unos matorrales. Cuando el ciervo dejó de contemplarse, el león salió dispuesto a abalanzarse sobre su presa. El ciervo reaccionó con rapidez y comenzó a correr ágilmente. Aunque el león lo seguía a escasa distancia, enseguida el ciervo obtuvo cierta ventaja. Y es que sus patas, más que correr, parecían volar. A lo lejos se divisaba el bosque. “Si consigo llegar, estoy salvado. Allí no me resultará difícil encontrar un escondite”. Por fin, el ciervo entró en el bosque, pero apenas podía avanzar entre la espesa arboleda, puesto las astas de su cornamenta se quedaban enganchadas. Decidió tranquilizarse. “No hay que preocuparse. El león aún estará lejos”, se dijo a sí mismo. Cuando el ciervo distinguió tras los árboles la silueta de su enemigo, volvió a tirar con fuerza y sus cuernos se soltaron de las ramas. ¡Lo había conseguido! Emprendió de nuevo la carrera y la alegría de su liberación lo hizo aún más veloz y pronto obtuvo una ventaja insalvable. “Qué grave peligro he corrido por culpa de mi cornamenta! Si no llega a ser por mis patas… ¡Y pensar que hace un momento me avergonzaba de ellas…!”