UNDÉCIMO DEL TIEMPO ORDINARIO DOMINGO UNDÉCIMO DEL TIEMPO ORDINARIO Regina Escuchando el “Señor, Jesús” de T. L. de Victoria, dejemos entrar el Reino dentro de nosotros
Playa de Cafarnaúm, donde Jesús dijo las parábolas Mc 4,26-34 En aquel tiempo decía Jesús a las turbas: El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra.
El Reino está sembrado en nuestra tierra Vegetación en la Playa de Cafarnaúm El Reino está sembrado en nuestra tierra Si estamos atentos, lo notaremos en el corazón
Él duerme de noche, y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
Fue sembrado un Viernes santo Y no sabemos nada de cómo crece esta simiente
La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano.
Por un don gratuito, la tierra produce los tallos La gratuidad de Dios nos sobrepasa; qué gusto de gozo y de amplitud, desde nuestra pequeñez
Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.
Cruz, Resurrección, reflexionadas, compartidas, asimiladas, hechas don para TODOS Los campos del mundo están llenos de simiente Orando en la playa (Grupo 2017)
Dijo también: ¿Con qué podemos comparar el Reino de Dios Dijo también: ¿Con qué podemos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después, brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.
Es la plenitud, la causa.” De la simiente de Dios nace el árbol más fuerte, más grande, más sano, que tenemos en la tierra. Los pájaros se cobijan a gusto en sus ramas “Es amor hecho mente altísima en todo el universo, en cada célula, en cada herida, en cada derrota. Es la plenitud, la causa.” David Jou
Con muchas parábolas parecidas les exponía la Palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Jesús nos lo explica para que lo entendamos Cantando, agradecidos, en la playa: “Señor, me miras con dulzura, sonriente me diriges la palabra...”
Haz, Jesús, que acogiendo el Reino que has sembrado en la tierra, lo descubramos dentro de nosotros y lo hagamos trabajar
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