Meditemos con María el Salmo 112 al venerarla como Madre de Dios Oremos Oremos ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR... Meditemos con María el Salmo 112 al venerarla como Madre de Dios

ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR... Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Proclama mi alma la grandeza del Señor; Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.

ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR... Alabanza, Gratitud, Acción de Gracias, Reconocimiento a los Dones recibidos... Es la primera actitud de vida De los discípulos de Jesús. Los creyentes hemos de testificar y proclamar con hechos, como María, esa Presencia “operante” y “bondadosa” de Dios que ama a todos, mujeres y hombres.

ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR... Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es Santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Alabado sea el Nombre del Señor... Todo el ser y todo el tiempo, "desde la salida del sol hasta su ocaso", están implicados en una única acción de gracias. Desde la tierra se eleva al cielo una plegaria de alabanza para ensalzar al Señor, Creador y Guía del cosmos y de la historia. Alabado sea el Nombre del Señor...

El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos.

Alabado sea el Nombre del Señor... El Salmista nos introduce en el misterio divino. Nos invita a celebrar la trascendencia de Dios, descrita con imágenes verticales que superan el simple horizonte humano. Se proclama: “El Señor se eleva sobre todos los pueblos", "se eleva en su trono", y nadie puede igualarse a Él; incluso para mirar al Cielo debe "abajarse", porque "su gloria está sobre el cielo" .

¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al Cielo y a la tierra?

Alabado sea el Nombre del Señor... Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo.

Alabado sea el Nombre del Señor... Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

El Señor se abaja con solicitud para socorrer nuestra pequeñez e indigencia. Con su mirada amorosa se dirige a los pequeños y a los más necesitados del mundo: "Levanta del polvo al desvalido; alza de la basura al pobre“.

Dios se inclina hacia los necesitados y los que sufren, para consolarlos. Esta Palabra encuentra su mayor realismo en el momento en que Dios se inclina hasta el punto de encarnarse, de hacerse uno de nosotros, y precisamente uno de los pobres del mundo. Al pobre le otorga el mayor honor, el de "sentarlo con los príncipes", sí, "con los príncipes de su pueblo“. Y a la mujer sola y estéril, humillada por la antigua sociedad como si fuera una rama seca e inútil, Dios le da el honor y la gran alegría de tener muchos hijos. (Benedicto XVI)

El Señor te bendiga y te proteja, Ilumine su rostro sobre ti Y te conceda su favor; El Señor se fije en ti Y te conceda la Paz. ¡Aleluya... Aleluya!... ¡Aleluya... Aleluya!...

ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR... ¡FELIZ AÑO NUEVO!

¡FELICIDADES, MADRE!