Lección 14 para el 30 de septiembre de 2017 GLORIARSE EN LA CRUZ Lección 14 para el 30 de septiembre de 2017

La despedida final de Pablo es, en realidad, un último llamamiento a los gálatas. Pablo, como un pastor preocupado por su rebaño, quiere dejar las verdades de la fe marcadas con fuego en la mente de los gálatas. Dirige por última vez su vista a la cruz de Jesús, única razón de gloria en esta tierra, y en la eternidad. Con grandes letras. Gálatas 6:11. Gloriarse en la carne. Gálatas 6:12-13. Gloriarse en la cruz. Gálatas 6:14. La nueva creación. Gálatas 6:15. Las marcas del Señor Jesús. Gálatas 6:16-18.

Con grandes letras Gálatas 6:11 “Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano” (Gálatas 6:11) Debido a sus problemas oculares, Pablo no escribía sus cartas, sino que las dictaba a escribas como Tercio (Romanos 16:22). Sin embargo, solía añadir unas breves palabras escritas de su propia mano (2 Tesalonicenses 3:17). La despedida de la epístola a los gálatas se distingue de todas las demás en dos aspectos: Dada la tensa relación entre él y los gálatas, no contiene saludos personales. Pablo incluye una última amonestación de su propia mano. Evidentemente, deseaba que sus lectores se tomaran en serio sus advertencias y amonestaciones.

GLORIARSE EN LA CARNE Gálatas 6:12-13 “Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne” (Gálatas 6:13) Pablo muestra los motivos ocultos de los judaizantes que trastornaban a los gálatas. Ellos querían “agradar en la carne”. Al igual que un actor, buscaban la aprobación del público, el aplauso de los gálatas, alimentar su propio ego. Además, buscaban “no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo”. Preferían convertir a los cristianos gentiles al judaísmo, para evitar enfrentarse a sus compatriotas. Todo sería más fácil si todos actuasen y creyesen igual (sin importar quién estaba en la verdad). En definitiva, les importaba más ser reconocidos y estimados que sufrir por Cristo. “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12).

GLORIARSE EN LA CRUZ Gálatas 6:14 “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14) En marcado contraste con los judaizantes, Pablo no se gloriaba en la carne, sino en la cruz. La cruz, en esos momentos, era un símbolo ofensivo. La señal de los malhechores que pagaban sus fechorías con una muerte horrenda. ¿Qué gloria podía haber en un símbolo así? La cruz de Cristo cambia todo para el creyente. Debido a que hemos muerto con Cristo, el mundo ya no puede esclavizarnos. Son dos opciones que se excluyen mutuamente, y entre las cuales debemos elegir cada día: la gloria del mundo o la gloria de la cruz.

LA NUEVA CREACIÓN Gálatas 6:15 “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación” (Gálatas 6:15) Esta declaración es un resumen de todo el mensaje de la carta. Uno puede ser tan legalista con lo que hace como con lo que deja de hacer. La salvación no depende de nuestros actos, sino de lo que Dios hace en nosotros. La verdadera religión no es un comportamiento externo, sino la entrega de nuestro corazón a Dios. No podemos hacer nada para ser una nueva creación. Solo el Creador puede dar nueva vida al que está muerto espiritualmente. Cuando somos justificados, comienza en nosotros un cambio de vida. Dejamos de ser personas que quieren agradar al mundo. Ahora somos creyentes que quieren agradar a Dios.

LAS MARCAS DEL SEÑOR JESÚS Gálatas 6:16-18 “Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios” (Gálatas 6:16) La paz y la misericordia estarán con aquellos que vivan conforme a la regla (medida, canon, estándar) propuesta por Pablo. Es decir, la justificación solo por fe en Cristo. No formamos parte del verdadero Israel de Dios por ser descendientes físicos de Abraham, sino por haber sido justificados por la fe en el Mesías prometido. Pablo zanja definitivamente toda discusión sobre el tema: “De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús” (Gálatas 6:17). Las marcas (o estigmas) que daban la autoridad a Pablo son las cicatrices de las heridas recibidas mientas servía a su Maestro (2 Corintios 11:23-28).

“El que está tratando de alcanzar el cielo por sus propias obras observando la ley, está intentando lo imposible. No hay seguridad para el que tenga sólo una religión legal, sólo una forma de la piedad. La vida del cristiano no es una modificación o mejora de la antigua, sino una transformación de la naturaleza. Se produce una muerte al yo y al pecado, y una vida enteramente nueva. Este cambio puede ser efectuado únicamente por la obra eficaz del Espíritu Santo” Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, p. 143

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