“La audacia de la Caridad” en San Vicente y Santa Luisa desde el punto de vista del Carisma.

“He aquí, hijas mías, cuál fue el comienzo de vuestra Compañía; como entonces no era lo que es actualmente, hemos de creer que tampoco es ahora lo que será luego, cuando Dios la haya situado en el puesto en que la quiera …

y ciertamente, una Compañía ordenada para una misión tan agradable a Dios, tan excelente en sí misma y tan útil para el prójimo, no puede tener por autor más que al propio Dios” (San Vicente de Paúl).

Continuamos evolucionando con la gracia de Dios y debemos buscar este don de Dios y responder al mismo con un “nuevo impulso misionero”.

Es la obra de Dios (la Compañía)… Nuestra responsabilidad consiste en avanzar en la confianza y en la audacia por el camino por el que Dios nos conduce...

Los pobres son los que nos ayudan a conocer a Cristo, continúan enseñándonos cosas de Él y nos permiten conocerle mejor.

Cristo está entre los pobres y es ahí donde tiene que ser servido con audacia y fidelidad… Ese es nuestro punto de partida como Hijas de la Caridad.

¿A quién debemos servir? Luisa y Vicente se fijaron en los más desvalidos e hicieron algo por ayudarles. ¿A quién debemos servir?

Vicente y Luisa vieron las necesidades de los pobres y buscaron los medios más eficaces para responder a las mismas, con medios nuevos, actuaron con audacia.

En cada época, las Hijas de la Caridad están llamadas a ir hacia los más pobres y más abandonados y considerar cómo responder a sus necesidades con la audacia de la caridad.

La Caridad… no puede ser por un tiempo limitado sino según las necesidades de los pobres… Su atención nos llama a la audacia y a una respuesta continua...

Vicente y Luisa proponen esta respuesta sencilla y general: “a los más pobres y más abandonados”. ¿A quién debo servir?

En cada época, las Hijas de la Caridad están llamadas a ir hacia los más pobres y más abandonados y considerar cómo responder a sus necesidades con la audacia de la caridad.

¿CON QUE ESPÍRITU VOY A SERVIRLES? Colaboración “un gran número de personas salió para ir a visitar a aquellos pobres enfermos, llevándoles pan, vino, carne y otras cosas útiles por el estilo”.

Vicente creía en la responsabilidad de la gente para ayudarse mutuamente.

Organización los pobres sufren “más por falta de orden y de organización que por falta de personas caritativas”.

[San Vicente] Sabía cómo suscitar el entusiasmo de la gente para el servicio y sabía cómo invitarles a cumplirlo eficazmente según sus posibilidades.

Atención personal Debemos conocer a los pobres y servirles, no de manera abstracta sino con amor.

“…servir a sus pobres enfermos con espíritu de mansedumbre y gran compasión. (Santa Luisa)

¿CUÁNDO TENDRÁ LUGAR MI SERVICIO? Cuando reconocemos a los pobres y sus necesidades:

“Al servir a los pobres, se sirve a Jesucristo “Al servir a los pobres, se sirve a Jesucristo. Hijas mías, ¡cuánta verdad es esto! Servís a Jesucristo en la persona de los pobres. Y esto es tan verdad como que estamos aquí. Una hermana irá diez veces cada día a ver a los enfermos, y diez veces cada día encontrará en ellos a Dios. (San Vicente)

A veces se debe dejar la oración para servir a Dios en un momento dado; y a veces es posible que debamos dejar nuestro servicio para encontrar a Dios en nuestra oración. ¡Hay audacia en esta decisión!

Cuando reconocemos nuestra función de siervas: considerando a los pobres como “nuestros Señores y Maestros”.

Jesús no cesa de llamarnos, como llamó al joven rico y a los apóstoles a “remar mar adentro”. Este esfuerzo permite a nuestras reflexiones y a nuestros hechos ser más audaces y no olvidar a nadie. ¿QUE VOY A HACER ?

Mujeres consagradas que sirven fuera del convento: “tendrán por claustro las calles de la ciudad”.

¡Vicente y Luisa dieron prueba de audacia recuperando los símbolos tradicionales e importantes de la vida consagrada para traducirlos a las realidades de nuestro mundo!

O tal vez, tomando los lugares de la vida ordinaria de nuestro mundo para transformarlos en imágenes de lo sagrado.

Esto puede recordarnos lo que celebramos en cada Eucaristía en la que el pan y el vino ordinarios se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo y donde las palabras humanas se convierten en el Verbo de Dios.

Un servicio que implica “yendo y viniendo “ Las dos expresiones tanto en el “yendo” como el “viniendo”, definen quiénes somos y nos ayudan a ser lo que debemos ser. Un servicio que implica “yendo y viniendo “

« La Caridad de Jesucristo crucificado nos apremia »

Este amor sin límites se manifiesta plenamente cuando Cristo entrega su vida en la cruz. Es este amor el que nos apremia.

Vicente y Luisa veían a Cristo entre todos los que sufrían, sabían lo que significaba la cruz en su vida.

Que el Espíritu Santo nos ayude a ser fieles a nuestra llamada, a dejarnos transformar en esta Compañía que Dios hace nacer para nuestro tiempo y para donde vivimos.

Acudamos a María que supo responder con audacia a lo que Dios le pidió.

Compañía de las Hijas de la Caridad 2015 Texto: “’La audacia de la Caridad’ en San Vicente y Santa Luisa desde el punto de vista del carisma” Ecos de la Compañía, No. 6, 2013 Música: "Reawakening" Kevin MacLeod (incompetech.com) Licensed under Creative Commons: By Attribution 3.0 http://creativecommons.org/licenses/by/3.0/