El amor y la fe en la liturgia La presencia de Cristo El amor y la fe en la liturgia Diócesis de Kansas City-St. Joseph. Edición del Ministerio Hispano, 2015.

“Siempre lo hemos hecho de esa manera” Tres cosas que la Iglesia siempre ha hecho: bautizar proclamar y predicar, evangelizar celebrar la Eucaristía

La liturgia después del Vaticano II (1962-65) Lo primero que estudiaron los padres del concilio fue la liturgia La oración pública, comunitaria, y ritual de la Iglesia La Constitución de la Sagrada Liturgia dice: “la participación activa y consciente de los fieles debe ser considerado por sobre todas las cosas”.

La liturgia después del Vaticano II (1962-65) Catecismo no. 1071 dice: la liturgia incluye “participación activa, provechosa, y consciente” de todos los fieles. “Y entonces la iglesia dedica sus esfuerzos para prevenir a los creyentes cristianos de celebrar ese misterio de la fe como si fueron espectadores: más bien, para tener un buen conocimiento del misterio, a través del rito y la oración, deben participar conscientemente en la adoración y estar envueltos en el evento”

La liturgia después del Vaticano II (1962-65) Entonces cuando asistimos a la misa los domingos o entre semana, la Iglesia nos llama a participar activamente como una comunidad de creyentes bautizados. Esta participación activa se da de muchas formas: cantos comunes, silencios, comportamientos, posturas, escucha y respuestas. Sobre todo, la Iglesia nos invita a “prestar atención a lo que Dios hace dentro de nosotros y entre nosotros mientras celebramos la sagrada liturgia”.

La liturgia después del Vaticano II De hecho, los padres conciliares nos recuerdan que la participación nunca tiene éxito si no estamos preparados “con disponibilidad de nuestra mente y corazón. Lo que hacen y sienten los fieles debe ser lo mismo que dicen; deben hacer lo que les corresponde en el trabajo de la gracia que viene del cielo si no lo han recibido en vano”.

La liturgia después del Vaticano (1962-65) SC se refiere a la celebración de la sagrada liturgia, el sacramento de la eucaristía o la misa como: “la fuente y la cumbre de la vida cristiana” (El Catecismo 1324) La fuente porque es aquí donde encontramos todo lo que necesitamos para vivir la vida a la que hemos sido llamados. La cumbre porque es aquí donde tenemos la experiencia más cerca con Dios, la comunión con la Iglesia y con los santos en la vida terrenal

La mesa de la palabra de Dios Reunirse, leer las Sagradas Escrituras, escuchar el sermón, y orar. Dei Verbum, (La palabra de Dios), enfatiza la importancia de la Escritura en la vida de la Iglesia, incluyendo las laicos.

Siempre hemos… Estado reuniéndonos Compartido la palabra de Dios en la Sagrada Escritura Compartido la comunión del cuerpo y la sangre de Cristo Sido enviados a una misión La última cena Camino a Emmaus

Dos mesas de la Eucaristía Liturgia de la palabra y liturgia de la Eucaristía “Juntos hacemos un solo acto de adoración: la mesa de la Comunión nos ofrece la palabra de Dios y del cuerpo de Cristo.” (CCC 1346) Antes del Vaticano II se decía que has asistido a la misa si has estado presente desde el ofertorio, la consagración y la comunión. Sin embargo ahora se dice que tenemos que asistir a la misa completa para decir que hemos participado en la misa.

La mesa de la palabra de Dios Cuando la Escritura es proclamada, realmente es Dios quien habla. Profesamos nuestra fe en la presencia de Dios cuando respondemos al final de cada proclamación “Demos gracias a Dios” Admitimos la presencia de Cristo en Evangelio cuando decimos, “Te Alabamos Señor”.

La mesa de la Palabra de Dios El libro de las lecturas (Leccionario) fue reformado como parte del trabajo del Vaticano II para incluir todos los Libros de la Sagrada Escritura El ciclo de A, B, C de las lecturas en Domingo y Los años 1 y 2 durante la semana incluyes los cuatro Evangelios, Salmos, lecturas del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento

La mesa de la Palabra de Dios ■ La manera en que oímos, interiorizamos y ponemos en practica la palabra de Dios depende de nuestra apertura, estado de vida, edad, y experiencias.

La mesa del cuerpo y sangre de Cristo ■ La colecta, la presentación de las ofrendas, la oración Eucarística, el rito de la Comunión, y despedida.

La presencia de Cristo en la Liturgia La Palabra El Sacramento El ministro La reunión

La presencia verdadera de Cristo Cuando los obispos se reunieron en el concilio Vaticano II, uno de los aspectos principales que se propusieron en la liturgia es que Cristo está presente en la liturgia en cuatro maneras: En particular, en el cuerpo y la sangre de Cristo que compartimos en la Comunión. En la persona del ministro En la palabra de Dios En el pueblo que asisten la Iglesia para orar.

La presencia verdadera de Cristo I El Misal Romano es la guía del sacerdote y otros ministros en la liturgia de la Misa. La primera presencia de Cristo es en el pueblo que se reúne para orar. Cristo esta presente cuando el pueblo se reúne en Su nombre, porque El así lo prometió: “dónde dos o tres está reunidos en Mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Por eso, cada vez que nos reunimos para rezar y cantar en la liturgia de la Iglesia, Cristo está presente con nosotros.

La presencia verdadera de Cristo II La segunda manera en que Cristo está con nosotros en la liturgia es en la persona del ministro. Cristo está presente entre nosotros en el sacerdote, quien es llamado a presidir la liturgia. El sacerdote es la persona que dirige la oracion de la comunidad y nos ayuda a comprender las palabras y las acciones de la liturgia. Cuando hace eso, el actúa en la persona de Cristo para nosotros. El sacerdote lo hace cuando actúa y habla con dignidad, reverencia, y humildad — aquí es cuando la presencia de Cristo es evidente dentro de él.

La presencia verdadera de Cristo III La tercera manera en que Cristo está presente en la liturgia que celebramos es en la palabra de Dios. No importa si celebramos la misa, otro sacramento, o en la liturgia de las horas porque siempre oímos la palabra de Dios proclamada en la Escritura. No importa si la lectura es del Antiguo o del Nuevo Testamento, Cristo siempre está presente en la palabra de Dios.

La presencia verdadera de Cristo III De hecho, al principio del Evangelio según San Juan, escuchamos que Cristo es la palabra de Dios. Cristo es Dios quien nos habla. Por eso cada vez que oímos la palabra de Dios, por medio de un profeta, un salmo, un evangelio, o una carta, Cristo está allí para nosotros y con nosotros.

La presencia verdadera de Cristo IV La cuarta manera en que Cristo está presente con nosotros en la liturgia es en lo que la Iglesia llama “Especies Eucarísticas”. “Esta es la presencia máxima de Cristo; Cristo esta presente especialmente en el cuerpo y la sangre de Cristo que recibimos en la comunión.” Lo que se ve como pan y vino se ha convertido en el cuerpo y la sangre de Cristo para ser partido y compartido por el sacerdote, para el pueblo que se reúne en la liturgia. ¿Acaso no fue en la fracción del pan, “transubstantiation”, cuando los discípulos en Emaus reconocieron a Jesús?

De verdad Cristo está presente IV Por eso, cuando recibimos estos sagrados elementos, nos convertimos más en el Cuerpo de Cristo. “Nos convertimos” como St. Augustine le recordó a la Iglesia en los siglos cuatro y cinco, “lo que comemos y bebemos” En otras palabras, nos convertimos en Cristo que esta presente, y nos da la misión de convertirnos en la presencia y la acción de Cristo en el mundo a través de nuestras vidas, acciones y obras.

De verdad Cristo está presente Nuestra misión requiere renovación Por eso, regresamos cada semana (por lo mínimo) para ser renovados en la mesa de la Palabra y el Sacramento. Con el sacerdote, unimos los sacrificios de nuestras vidas con el sacrificio de Cristo.