Dios está en Adviento permanente. Se hace interioridad de quien lo acoge. ¿Cómo podría ser de otro modo? ¿Cómo podríamos entablar una oración interior, si no se hiciera presente en nuestra más honda interioridad?
Busca el rostro de la realidad, por humilde que ésta sea; no quiere evasiones enfermizas. Busca la propia casa de cada ser humano y, si alguien le abre, ahonda la interioridad como verdad de vida, como posibilidad de estar en la propia casa, como opción por lo que uno/a es, como espacio de reconciliación. A quien le deja morar, él enseña caminos de liberación. Jesús
Si oyes sus pasos... Acércate a tu vida. No estés lejos de ti, sino muy cerca. Alégrate de que Jesús venga a tu encuentro. Alégrate de que Jesús te llame. Alégrate de que Jesús busque la amistad contigo en tu propio corazón. Alégrate de poder convivir con el Amor. Acércate a la vida de los demás. No estés lejos de sus gozos y dolores.
Si oyes sus pasos... Levántate Alza la cabeza Que se acerca tu Liberador.