Primer Domingo de Cuaresma Las Tentaciones Marcos 1, 12-15 “El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado”.

Señor Jesús, quiero entrar contigo en el desierto, dejar un poco de lado mis distracciones y regalarte algo más de mi tiempo y de mi vida. Purifícame, Jesús, libérame de todo lo que me estorba para que pueda trabajar contigo en la construcción de tu Reino.

“Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán Segundo de Cuaresma La Transfiguración Marcos 9, 2-10 “Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder”.

Te doy gracias Señor, por los signos de tu gloria que me regalas en medio de las asperezas de esta vida. Pero no dejes que me evada en las experiencias bellas y dame la fortaleza y la luz para bajar de la montaña con el deseo de entregar mi vida.

Tercer Domingo de Cuaresma Los Vendedores en el Templo Juan 2, 13-25 “Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera”.

porque sólo Tú puedes salvar mi vida. Ayúdame Señor para que mis visitas al Templo sean un verdadero encuentro contigo, que mis sacrificios tengan valor porque al ofrecerlos me estoy encontrando contigo, porque sólo Tú puedes salvar mi vida.

Cuarto Domingo de Cuaresma El Amor de Dios Juan 3, 14-21 “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él tenga Vida eterna. ”.

Señor Jesús, levanto mis ojos a Ti, para adorarte en tu entrega total, para contemplar el misterio deslumbrante de tu amor que se da hasta el fin. Y mirándote señor, puedo saber que estoy ante un Dios que no juzga sino que salva.

Quinto Domingo de Cuaresma Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo. Juan 12, 20-33 Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.

y dame la gracia de unirme a Ti en la entrega de mi propia vida. Ilumíname Señor, para que pueda descubrir la grandeza y la hermosura de tu reinado y glorificación en la cruz, para que pueda admirar tu eternidad sublime; y dame la gracia de unirme a Ti en la entrega de mi propia vida.

Oraciones de Víctor M. Fernández. Tomadas del libro “El Evangelio de cada día”. Ediciones San Pablo Dibujos: Fano

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