Jesús: autor y presencia Sacramentos 16 En general 2 Jesús: autor y presencia

Jesucristo es el autor de los sacramentos Jesucristo es el autor de los sacramentos. Hay algunas personas que creen que alguno de los sacramentos fue inventado por algún sacerdote o papa. Solamente Jesucristo puede instituirlos, porque dan la gracia, la vida de Dios, como iremos viendo. Sólo Él puede determinar que por medio de algo sensible se esté dando la verdadera vida divina.

Por lo tanto Jesucristo no sólo es el autor de los sacramentos, porque solamente Dios puede dar la gracia, sino que además Él mismo determinó los signos más convenientes para expresar la realidad espiritual. Así el lavado con agua en el Bautismo significa la limpieza interna del alma. Jesús lo significó enseñándonos las palabras propias para el sacramento. Así lo iremos viendo en cada uno de los sacramentos.

Se suele distinguir la fundamentación y la fundación propiamente dicha Se suele distinguir la fundamentación y la fundación propiamente dicha. La fundamentación es obra de la encarnación de la obra salvadora de Cristo, la decisión de unir la salvación a determinadas cosas de la vida diaria. En algunos casos Jesús señaló lo fundamental en materia y palabras. En otros lo determinó de forma más genérica señalando el efecto substancial y dejando a la Iglesia el señalar los detalles.

Jesucristo es Dios que asumió la naturaleza humana para darnos la vida de Dios. Pero luego también asumió otras cosas terrenas como agua, pan, vino, aceite, palabras del lenguaje humano, para darnos de forma sencilla acomodada a nosotros, la gran vida de Dios. Así por medio de los sacramentos va actualizando la obra salvadora realizada en su naturaleza humana.

Lo que Jesús hizo, sin determinar del todo según aparece en los evangelios, la Iglesia, con el poder dado por Jesús, lo ha ido determinando. Pero siempre quedando claro que los sacramentos, que dan la gracia, no pueden provenir de la Iglesia sino que vienen directamente de Jesucristo. Los santos padres tienen frases muy hermosas para decir que provienen directamente de Jesucristo.

Los sacramentos son el mejor alimento para nuestra alma. San Agustín, por ejemplo, dice en su Homilía sobre el Evangelio de San Juan (120, 2), comentando el capítulo 19, (Jn 19,34): "El evangelista se sirvió de una palabra prudente. No dijo: traspasó su costado o le hirió, o cosa parecida, sino: abrió su costado; y así se abrió, por así decirlo, la puerta de la vida por donde brotan los sacramentos de la Iglesia, sin los cuales no se entra en la vida que es la verdadera vida. Aquella sangre fue derramada para perdón de los pecados; aquella agua se mezcla en el santo cáliz, sirviendo así de baño y bebida”. Los sacramentos son el mejor alimento para nuestra alma.

Son nuestras almas viajeras que cruzan la vida hasta el más allá. Automático

Has de tomar alimentos en los sacramentos que fuerza nos dan.

Pedro se llama el patrón;

y ese velero es la Iglesia, lo impulsa la gracia, la fe es el timón.

Pedro se llama el patrón

y ese velero es la Iglesia, lo impulsa la gracia, la fe es el timón. Hacer CLICK

Sobre cómo fue instituido cada sacramento en particular ya lo iremos viendo a su tiempo. De algunos conocemos más detalles como el bautismo y la eucaristía. De otros hay una especie de evolución en su administración que iremos determinando en cada uno. Si Jesús, por ejemplo, habló de aceite, no dijo o no quedó consignado en los evangelios qué clase de aceite. Y así varias cosas.

Pasa lo mismo con las palabras indicadoras del signo Pasa lo mismo con las palabras indicadoras del signo. A veces son difíciles las traducciones para determinar el sentido primitivo. Las palabras durante siglos oficialmente han sido en latín; pero en la Iglesia más primitiva no eran en latín. Por eso la Iglesia tiene que velar para que se acerque lo más posible a la mente de Jesús. Lo que sí está cierto es que allí está Jesús.

La Iglesia recibió sobre todo el oficio pastoral, el de pastorear el rebaño. Se lo dio a san Pedro y a los demás en conjunto. En ese oficio entraba el deber de administrar los sacramentos. La realidad es que, según el ritmo de la vida, cambian algo la significación de algunos signos y el sentido de algunas palabras. Por eso la Iglesia alguna vez debe ir acomodando signos y palabras. Con ello se manifiesta la vida de la Iglesia.

Los sacramentos son en cierto sentido representaciones dramáticas de la obra salvadora de Cristo. En algunos momentos de la historia puede cambiar algo el sentido representativo, pero no lo elemental, que es de Jesucristo y siempre ha sostenido la Iglesia. Pero hay detalles cambiantes, como en la confesión, y en otros sacramentos, en que las palabras y modo de realizarse es en parte diferente ahora que en épocas primitivas.

Jesús no sólo lo determinó, sino que está presente en todos los sacramentos. Si los sacramentos son para darnos la gracia, que es santificarnos, debe estar presente Cristo para darnos esa gracia, que Él mereció con su vida y su muerte.

Por medio de los sacramentos participamos de la vida y muerte de Cristo. Es verdad que Cristo murió hace ya casi dos mil años; pero por medio de los sacramentos se hace presente la virtud salvadora de Jesús. Se representa, no como en un teatro, aunque tiene su parte de representación, sino en el sentido de volver a presentarse Cristo de una manera real. Y no sólo en la Eucaristía, sino en todos los sacramentos.

Los sacramentos son los caminos por los que participamos de la vida de Cristo. Por medio de ellos nos incorporamos a Cristo. En este sentido el concepto de sacramento puede ampliarse, porque también decimos que la Iglesia es como el sacramento de Cristo viviente, porque por medio de la Iglesia Cristo se hace presente. Y donde está Cristo está la gracia de Dios.

Si en los sacramentos está Cristo mismo presente dando gracia, es señal de que nos sirven para santificarnos y salvarnos. Si los comparamos con la virtud de preservación y mejora en lo material que realizan los medios naturales de la vida, como son los alimentos y medicamentos, los sacramentos los superan en significación para recibir y aumentar la vida espiritual, la vida de Dios en nosotros.

Esto se debe sobre todo a la presencia de Jesucristo en los sacramentos, y no sólo en la Eucaristía. Realiza en nosotros una unión plena. Claro que los efectos concretos dependerán de las actitudes de quien los reciben. En los sacramentos es donde se puede realizar mejor la unión efectiva de la que hablaba Jesús.

Yo soy la vid verdadera soy viñador. Automático

A quienes viven conmigo, les tengo amor.

El sarmiento da fruto unido a la vid.

Si tú vives conmigo, yo viviré en ti.

Si te vas de mí,

nada haré por ti.

Al vivir en mí,

yo seré de ti. Hacer CLICK

Hay algunas personas que tienen una cierta envidia a las personas que vivieron en tiempo de Jesucristo porque pudieron estar directamente con Él. Muchos estuvieron con él y no le reconocieron o actuaron en contra suya. Pero nosotros estamos con Jesús siempre que participamos en algún sacramento. Él está presente.

Es Él quien está al lado de nosotros y nos acompaña El sacramento no es un ritual mágico, sino un encuentro con Jesús, que nos acompaña en la vida. nos encontramos con el Señor. Es Él quien está al lado de nosotros y nos acompaña

La Iglesia no tuvo igual conciencia de los 7 sacramentos desde el principio para determinar lo que son y lo que significa cada uno; pero lo que sí tuvo conciencia igual a todos ellos fue sobre la presencia de Jesús. La convicción de que Cristo está ahí presente siguió a través de los tiempos.

La Iglesia ha ido profundizan-do más a través de los siglos sobre que son realizados por el Espíritu Santo y que son prolongación de la vida de Cristo a través de la Iglesia en nosotros mismos. Esta fe sobre los sacramentos tuvo un momento grandioso en el Concilio de Trento (entre los años 1545 al 1563), donde determinaron muchas cosas sobre los sacramentos.

En verdad podemos decir: el Señor está aquí. Una de estas cosas es la presencia de Cristo, que siempre está con la gracia. Si Dios está presente en la naturaleza y en tantas realidades nuestras, de una manera especial está presente cuando celebramos alguno de los sacramentos. En verdad podemos decir: el Señor está aquí.

Hemos preguntado a la gente que pasa, todos nos responden: el Señor está aquí. Automático

Hemos recorrido las tierras lejanas y hemos encontrado al Señor allí.

En tu vivir,

cuando sufres, cuando lloras, cuando todos te abandonan,

el Señor está contigo

Él está aquí,

Aunque tus ojos no vean sus pisadas en la arena,

el Señor está aquí.

Que María interceda para que vayamos a Jesús en los sacramentos AMÉN