Usera en Griñón Mirada contemplativa de la realidad
Usera llega a Griñón con los ojos muy abiertos a la dura realidad antillana y con el corazón dolorido por la marginalidad humana.
Ha visto la huella que deja el dolor en los rostros de los niños, jóvenes, mujeres y esclavos. Jerónimo sabe de Cruz y de Evangelio, renuncia y sufrimiento en su propia persona
Jerónimo ha bebido el cáliz de la cruz, de las denuncias y calumnias… ha lavado los pies a los sencillos. Ha enjugado lágrimas y entregado su vida día a día… ha saboreado el Amor de Dios en la misión entusiasta y desinteresada
En Griñón, lugar de silencio y meditación, rumia hondamente la Palabra y la vida. Griñón, un paso firme con visión de futuro en la comunidad eclesial de España y sobre todo, de las Antillas… Griñón, una opción decidida del misionero Jerónimo por la persona marginada, desde el inmenso amor de Dios.
Desde Griñón, escribe al Nuncio, el 21 de abril de 1862, y le dice: “…en la actualidad tengo el compromiso de establecer un Instituto que dé maestras piadosas para educar a las niñas pobres de Ultramar y principalmente las de Puerto Rico, a cuya Iglesia pertenezco”.
…se queda allí él solo , en casa de su hermano Victoriano para escribir los Estatutos de la Congregación Hoy queda el recuerdo de la oración del Padre Usera y su devoción a la Virgen
Griñón fue el lugar donde el Espíritu guió la pluma de Usera para plasmar, en forma de estatutos, el CARISMA de la Congregación de Hermanas del Amor de Dios, y su misión en la Iglesia. Abril 1862