Comprender en Teología

Comprensión: La vida de la fe tiene que poder ser reflexionada, tiene que poder ser puesta en el discurso, sometida a crítica; el creyente tiene que poder dar respuesta de su fe, una respuesta mediante la inteligencia. La fe debe tener un elemento de claridad, porque el acto de creer sólo puede ser un acto de nobleza humana.

Comprender es algo singular, semejante a elegir. Comprendo o no comprendo, acepto o no acepto. Comprender es algo repentino, como un clic: comprendes, y ya no podrás hacer como si no hubieses comprendido; entonces, de golpe, te haces responsable

La erudición no es sólo acumulación de datos para saber más, sino organización de informaciones para comprender mejor. Así se dan muy bien integrados el saber y el comprender.

Comprender es una felicidad y como lo decía tan bien Kirkegaard, uno no existe sino en lo que ha comprendido. La consigna que de ahí deriva es clara y lógica: esforcémonos en comprender más para existir mejor.

Cuando se trata de la fe, es lo mismo: se trata de ser intelectualmente responsable del discurso de la fe. Hay quienes dicen –y quizá lo piensan- : los curas, las religiosas, los profesores de religión, pueden decir cualquier cosa, porque estamos de todos modos en un terreno no verificable; por lo demás, ¿acaso creen ellos mismos? Por el contrario ustedes no podrán decir cualquier cosa con el pretexto de que es la fe o, peor aún, de que ustedes son o van a ser docentes de la fe.

No se puede hacer cualquier cosa; pero, para no hacer cualquier cosa, hay que haber comprendido lo que se hace. Existan un poco más y un poco mejor en eso que les da vida, traten luego de implicar en ello más y mejor su inteligencia: verán cómo la teología se les va a poner interesante. Dejen de pensar que en estos terrenos la comprensión es exterior y heterogénea a la existencia; y traten de darse cuenta de una buena vez que existir no va sin comprender lo que se hace y se vive, sin comprender qué sentido se le puede dar a todo eso

Si no, una de dos: o ustedes no captan le sentido verdadero de lo que viven, o el sentido que pretenden haber encontrado no tiene nada que ver con lo que están viviendo y experimentando. En una época les leía a los alumnos el pasaje Dios es peligroso de El corazón del mundo de Hans Urs von Balthasar: el efecto era sobrecogedor, a la vez para el existir y el comprender. Para el comprender en el existir. Para el existir mediante el comprender.