shipibo-conibo de Cantagallo Comunidad del pueblo shipibo-conibo de Cantagallo Nombre: Junyi Wang Código: 20173738

Objetivo del trabajo de campo: Elegí Cantagallo como el campo donde se puede acercar a la comunidad de los shipibo-conibo en Lima, con el fin de averiguar su propia artesanía basada en un tipo de diseño llamado Kené, en el cual conlleva la cosmovisión y etnociencias de este pueblo amazónico. Otro motivo se trata de la averiguación del reconocimiento de su propia identidad de esta comunidad como un grupo minoritario viviendo en Lima. El trabajo de campo a su vez, también conlleva una investigación sobre las situaciones actuales de la vida en la comunidad después del incendio después del noviembre del año 2016. Por lo tanto, decidí observar la comunidad de los shipibo-conibo durante la “última feria cultural, artesanal, gastronómica de Cantagallo” para registrar la vida del pueblo amazónico en Lima.

La casa típica donde viven los shipibos: Al recorrer la comunidad shipiba, se da cuenta de que las casas tienen condiciones muy precarias e instables. La carencia del agua potable es uno de los mayores problemas que se encuentran en este lugar. Sin embargo, el grafiti de las casas son muy vivo y llamativo, lo que da mucha vida a la comunidad.

Según la líder Olinda Silvano de la comunidad shipiba (la mujer en la ropa verde de la foto), esta feria se celebró con el fin de apoyar a los shipibo de esta comunidad para trasladarse urgentemente, porque la Municipalidad de Lima decidió reubicarlos dentro de una semana, según se dice. Sin embargo, nadie sabe la exacta fecha de la reubicación y las familias están esperando el dinero que les prometió el gobierno para trasladarse temporalmente de Cantagallo después del incendio.

En la feria había alrededor de una docena de puestos donde se venden artesanía de diseño de kené, comida típica de la selva como Juane y mosato, y también pinturas sobre el mundo de ayahuasca y espíritu de las plantas amazónicas. Todos los productos artesanales son hechos por los shipibo mismos. En esta comunidad, los vendedores aprendieron el arte de kené a través de sus abuelas, mayoritariamente, y ahora están pasando esta cultura a sus hijos y nietos.

La mayoría de los vendedores son mujeres de edad, quienes pueden visualizar el “camino” de kené y luego materializarlos en la tela u otros adornos. Sin embargo, hoy día con la necesidad del turismo, también hay hombres que elaboran la artesanía el arte de kené. Ya no es una división de trabajo social muy marcado en la comunidad.

Según el pensamiento shipibo-conibo, los diseños hechos por las mujeres son una materialización de la energía o fuerza positiva, llamada Koshi, de las plantas llamadas rao, como “plantas medicinales”. Desde niñas, las mujeres pasan mucho tiempo observando a sus abuelas o madres para entrenarse en el arte de cubrir con diseños las cerámicas, la ropa y los objetos. En el kené, lo más importante son los trazos que simbolizan los caminos, por los cuales se movilizan los seres, viajando y comunicando entre sí, transportando conocimientos y poderes.

Los escombros todavía se quedan allí después del incendio desde hace un año. Al principio, había choques entre la gestión previa de Susana Villagrán y la de Luis Casteñada. Porque les prometió algo y luego nada se cumplió. Los shipibo se encuentran muy indignados por eso. Estos días les informaron que toda la comunidad se veía obligatorio a mudarse desde Cantagallo para reubicarles, sin embargo, muchas personas no tenían ganas salir del lugar donde ya vivía casi 17 años.

Visité una señora shipiba de artesanía que vive en la comunidad y me mostró su casa. Son las cosas más básicas para la supervivencia.

Los niños que viven en la comunidad: Considero que conocer sobre la vida de los niños también sería una forma de conocer más sobre esta comunidad. Sin embargo, al principio los niños parecen muy tímidos y no me contestaron nada cuando quería hacerles preguntas. Sólo sonrieron o afirmaron con la cabeza sin decir mucho. Luego, al almorzar, les invité beber masato juntos y después me empezaron a contar cosas e incluso me guiaron la comunidad. Según una niña de siete años, me contó que la mayoría de los niños nacieron acá y no pasó mucho tiempo en la selva. También me contó que le gustaría volver a la selva y se siente muy alegre ser una shipiba porque ya sabe dibujar los trazos de Kené, lo que es algo muy orgulloso para ella.

Observar mientras ser observado

Encontré por casualidad una foto hecha por un desconocido de la feria que la había publicado en Facebook. En la foto se registra una escena en la que una niña shipiba nos está observando con una mirada curiosa cuando estábamos almorzando. Estábamos observando la comunidad shipiba, la niña nos estaba observando, el desconocido con la cámara estaba observando toda esta escena. En el trabajo de campo, observar y ser observado siempre ha sido muy interesante.

La mayor dificultad Una de las mayores dificultades que me encontré se trata de que, al entrevistar a las señoras de la comunidad sobre el incendio del año pasado, les dolían mucho el sentimiento y no querían sacar el tema para hablar conmigo de eso. He intentado buscar varias personas shipibas pero casi nadie quería recordar esta incidente. Creo que era porque por un lado, para ellos era demasiado duro todo lo ocurrido y además habría demasiadas personas que vinieron a investigar y entrevistar sin poder solucionar mucho, y por otro lado todavía no se construía la confianza entre nosotros, y no me querían contar nada. Por lo tanto, tuve que pedirles contacto para que les visite los siguientes días con el fin de establecer poco a poco la confianza. También pasé la voz a mis amigos para que vinieran a la feria y apoyaron a los shipibos en su artesanía. De esta forma, tres días después ya me empezaron a contar cosas sobre el incendio y sus situaciones actuales. Agradezco mucho a estos informantes por haberme contado sus opiniones hacia el gobierno y las razones por las cuales no querían trasladarse.

Observar con la cámara: Por un lado, para los seres observados, es decir en la comunidad shipiba, observar con la cámara parece estar muy bienvenida. La comunidad necesita promoción por todos los lados, y cuando ellos vieron que observé sus artesanías con cámara, siempre se ponía muy hospitalario y querían que sacara fotos de su trabajo y su vida, para difundir con mayor alcance, y para que más gente pudiera enterarse de la situación de su vida y así apoyarles algunos recursos. Por otro lado, para el observador, registrar con la cámara significa tener una memoria más clara y exacta, es decir al registrar a cada artista y su producto, se puede organizar mejor con todas las fotos. Sin embargo, a veces las expresiones faciales no son tan fácil capturar con la cámara, las cuales son las que me interesa más personalmente en la entrevista de trabajo de campo.

Reflexiones: Después de haber realizado el trabajo, por un lado me di cuenta de que con sólo averiguar el diseño del Kené, se puede conocer la cosmovisión y las etniciencias de un pueblo, lo cual me pareció algo muy increíble. Por otro lado, empecé a realizar que el trabajo de campo no sólo se trata de una investigación científica, sino a la par que, tiene que saber muy bien cómo tratar a la gente del campo, cómo encontrar la información que uno más necesita durante el trabajo. La inteligencia emocional tiene la misma importancia que la coeficiente intelectual y a veces más. Por otro lado, a veces resulta que el observador va al campo con una idea de investigación más o menos formada, sin embargo, al llegar al campo puede averiguar nuevas cosas más llamativas o más fundamentales a través de las conversaciones de las personas o las actividades del lugar. Al final, creo que la cámara sólo es un instrumento de auxilio, no hace falta pensar en la cámara todo el rato, sino que hay que observar con los ojos primero para descubrir cosas interesantes en el campo.