La Piedra Rechazada
Por milenios una piedra no tocada por manos humanas permaneció en el cauce de un río en Carolina del Norte. Un día un hombre la tomó, notó que pesaba más de la cuenta y decidió usarla como escalón en la puerta de su casa.
Allí estuvo por años. Cierto día un geólogo pasó por allí y vió la piedra. Sus ojos agudos conocedores le hicieron reconocer la piedra como una pepita de oro- el volumen más grande de oro puro encontrado a ese lado de las Montañas Rocosas.
Una tradición rabínica antigua dice que cuando se edificó el templo de Salomón las masivas piedras que se usaron para las paredes y los fundamentos eran cortadas de una roca viva y formadas en la cantera, después de lo cual eran transportadas hasta el monte del templo.
De acuerdo con la historia, una piedra más grande de lo normal fue llevada al lugar con mucho trabajo pero los obreros no pudieron encontrar un lugar para ella, así que la pusieron a un lado.
Al seguir trabajando en el fundamento, parecía que esta piedra siempre estaba estorbando en el camino. Por mucho tiempo quedó abandonada, por no decir rechazada.
Pero un día los obreros llegaron a un punto donde se necesitaba una piedra angular. Con el fin de soportar el tremendo peso del templo apropiadamente, tenía que ser una piedra de enorme tamaño y fortaleza. Probaron varias piedras, pero ninguna les servía.
Aunque había estado expuesta a los elementos durante todos esos años, no revelaba ninguna rajadura ni defecto y cuando la llevaron a la esquina, encontraron que encajaba exactamente en el lugar. Por fin su atención fue llamada a la enorme piedra abandonada.
Fin