En su último Viaje Hno. Santiago Ramírez Alonso 1936-2013
Santiago, hermano, mientras tu silencio escucha Déjame, en nombre de todos, alargar este gracias: “Somos hermanos y hablo contigo ahora A través de la muerte que nos une, Alargándote un ramo de esperanza”.
“La muerte se paga viviendo”… Hoy, al dejar tu último aliento encerrado en el junco moreno de tu cuerpo, vienen a mi memoria los elocuentes versos de Ungaretti: “La muerte se paga viviendo”…
Sí, Santiago, hermano, estos versos son hoy más tuyos que nunca, porque tú nos has enseñado con la pedagogía de tu propio cuerpo, encarnado en el dolor de Dios y del hombre, que la muerte se construye cada día con las acciones concretas de la vida.
Estos meses nos has dado la mejor enseñanza al decirnos: “ La muerte puede suceder en cualquier momento y debemos estar listos para vivir el instante en su completa plenitud”.
Tú has acogido amorosamente a esta incómoda hermana, porque sabes, más allá del miedo, que ante su inminente llegada lo mejor era abrazarla, porque apartarla significaba empobrecer la vida.
Así, tú has hecho grande tu propia vida y has enriquecido la nuestra, ya que al asumir con consciente paz y hasta el final, tu propia muerte no hiciste más que decirnos lo grandemente humana y espiritual que ha sido tu existencia.
Tu valiente opción humana y espiritual hacia el hombre excluido: los indígenas del Chimborazo, los negros del Chota, los niños de la calle, los mestizos de Amerindia y toda la marginación del mundo, encontraron un remanso de acogida amorosa en tu vida de hermano menor sabiamente sencilla.
Un día el amor de Dios te sembró a lomo de los andes y allí en esa pequeña parcela llamada Ecuador, floreciste dejando una huella profunda de amor humano y espiritual.
Tú sabes y Dios así lo quiso: ninguna persona que se encontró contigo fue ya la misma; desde entonces ningún ser quedó indiferente al conocer a Santiago el hermano, el téologo de la CER y de la CLAR, el animador de la iglesia Indígena, el formador, el Ministro Viceprovincial, el guardián, el Consejero admirable, el animador de los formandos capuchinos de Ecuador y de la Vida Religiosa...
... el predicador de los Obispos de Ecuador, el hombre de la atenta escucha, el Acompañante Espiritual y el discípulo de Jesús, como tú te autodefinías con tu vida entera entregada al Evangelio.
Santiago, tú que acabas de emprender el último de tus viajes, llévanos a todos… ahora que sabemos, que volverás a decir estos versos prestados a tu amigo teólogo Pedro Casaldáliga:
“Al final del camino me dirán ¿Has vivido?¿Has amado?. Y yo, sin decir nada, Abriré mi corazón lleno de nombres.”
Gracias, Santiago, hermano del ayer y del mañana, por ser hoy, en el frágil abrazo de tu muerte un regalo de Dios en nuestras vidas.
VICEPROVINCIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN Texto: Hno. Adalberto Jiménez M. Imagenes y diseño: Carlos Tubay Pamplona, 17 de diciembre de 2013 HERMANOS CAPUCHINOS ECUADOR VICEPROVINCIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN http://www.capuchinosdelecuador.org/joomlanew/