¡RESTÁURAME, MAESTRO!  "¿Acaso no puedo yo hacer con ustedes, pueblo de Israel, igual que hace el alfarero?...Como está la arcilla en manos del alfarero, así están ustedes en mis manos..." (Jr 18, 6)

¡Cuántas veces, pensando con orgullo me quedo pensativa, contemplando mi vida, pensando que los otros cambiar deben, mientras que yo, estoy segura en mi orilla!   ¡Cuántas veces me hago soberbia, creyendo equivocada, que actúo bien, sin aceptar mis equívocos y errores, y durmiéndome confiada, decidida a no ceder! ¡Cuántas veces, Señor, tú lo sabes, me sobresalto ante una sencilla frase, sintiéndome ofendida, agredida, y saliéndome enseguida de mi base! ¡Cuántas veces dudo y refunfuño, protestando, reclamando mis "derechos", y me enfado, culpando a los otros, diciendo: no fui yo, fueron "ellos"!

¡Cuántas veces me puede la soberbia, cuántas veces me mueve el egoísmo, cuántas veces me encierro en mis ideas y permanezco protestando en el mutismo! Bien pudiera seguir enumerando, las circunstancias, reacciones y conflictos, pero si soy sincera comprenderé enseguida, que todo es por no ubicarme en mi sitio.   ¡Toma este barro, arcilla o ceniza, que constituye mi frágil existencia, y restáurala, Constructor Hermoso, haz que recobre su primera esencia! ¡Restaura mis pensamientos negativos, restaura mis ideas ya viciadas, restaura mis sentimientos más profundos y empújame a vivir por nobles causas!

¡Restaura mi fe en tu Presencia, restaura mi confianza en tu Palabra, restaura mis metas y objetivos y llévame a vivir en tu alabanza!   ¡Restaura mi vida entre tus manos, restáurala que es tu pertenencia; restáurala aunque brote sangre y dame vivir en Ti, sin la soberbia! ¡Restáurame, Maestro Santo, restáurame por dentro y por fuera, restáurame, hazme de nuevo y ayúdame a buscar siempre tu Presencia!

¡Restáurame en tus manos, Alfarero, restaura esta vasija que está vieja, restáurala para que todos glorifiquen, tu Santo Amor, Gracia y Existencia!   ¡Restaura mis ojos y oídos, restaura mi olfato, tacto y gusto, restáurame y que el mundo entero sepa, que eres Tú, mi Amor, el todo Justo! ¡Restáurame, hazme de nuevo, para que pueda anunciarte con mi vida. Restáurame y alienta mi confianza, porque esperaré en Ti, día tras día! ¡Restáurame, Maestro Bueno, convierte mi arcilla en madera, restáurame, conviérteme en PUENTE, al que puedan pisar hasta que muera!

  ¡Restáurame, hazme a tu gusto, conviérteme, Maestro como quieras, porque, por mí misma me voy "inflando" y no quiero estar sin tu presencia! ¡Restáurame, hazme de nuevo, hazme dócil arcilla entre tus dedos, moldéame, estrújame aunque duela y cambia en certeza todo miedo! ¡Restáurame, Maestro Bueno, hazme vivir en constante conversión. Coloco mi vida entre tus manos, guárdala en tu Sagrado Corazón! ¡Entonces, será tu Obra la que aparezca, será tu alabanza y Galardón; a mí me pertenecen mis pecados y a Ti, toda Gloria y Honor!