5º domingo de PASCUA AMAOS COMO YO OS HE AMADO

En los domingos de Pascua, podemos percibir la preocupación de Cristo en formar su Iglesia, que continuará la obra de salvación iniciada por Él. Hoy nos habla del espíritu que debe animar a la nueva Comunidad: EL AMOR MUTUO.

La 1ª Lectura muestra el final del 1er viaje misionero de Pablo y Bernabé. Lo iniciaron con trabajos, luchas y persecuciones.

Animaban a los discípulos y les exhortaban a perseverar en la fe. Se preocupaban de organizar y asentar aquellas primeras comunidades. En cada iglesia designaban presbíteros.

- La 2ª Lectura muestra el rostro final de la Iglesia, esa Comunidad, llamada a vivir en el amor. Lo que soñamos, ya lo vivimos. La Iglesia quiere ser la esposa de Cristo, arreglada como una novia.

“Que os améis unos a otros como YO os he amado.” En el Evangelio, Jesús, al despedirse de los discípulos, deja en testamento a la comunidad el MANDAMIENTO NUEVO: “Que os améis unos a otros como YO os he amado.”

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.

Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros.

que os amáis unos a otros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.

Salmo 144 Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi Rey.

Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi Rey. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi Rey.

Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi Rey. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi Rey.

Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi Rey. Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y la majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi Rey.

ALELUYA Os doy un mandamiento nuevo: -dice el Señor- que os améis unos a otros como yo os he amado.