La verdadera libertad es ser libre en verdad

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió por su heredad. El Señor observa desde el cielo y ve a toda la humanidad; él contempla desde su trono a todos los habitantes de la tierra. Él es quien formó el corazón de todos, y quien conoce a fondo todas sus acciones. (Salmos 33:12-15 NVI)

La gran nación de México ha sido bendecida por Dios con vida y libertad. Nuestro Creador ha llenado esa tierra no solamente con gente valiente, sino con una infinita riqueza y belleza.

Por más de 200 años México ha celebrado su libertad como nación y pueblo amado por Dios. Expresamos gratitud y agradecimiento genuino a los que a través de la historia de la nación, han pagado con su sacrificio y sangre la libertad que todos tenemos hoy en día.

En el 5 de Mayo de 1867, Benito Juárez dijo en un discurso en San Luis Potosí, "Pueblo de México, amados conciudadanos, el baño de sangre por el que ha pasado La República no podrá ser olvidado jamás. La sangre de vuestros esposos, la sangre de vuestros padres, no será derramada de manera inútil..."

Aún mucho tiempo antes de que Benito Juárez pronunciara esas palabras, esta nación tan bella y bendecida alcanzó su libertad por medio de Nuestro Señor Jesucristo al derramar Su sangre para hacernos libres del pecado que ha robado y detenido el potencial de todos nosotros que llamamos a México, "Nuestro Hogar".

En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia (Efesios 1:7 NVI)

Toda clase de cadena de condenación, inseguridad y maldad ha sido rota y quitada de en medio de tu vida. No solamente vives en una nación libre, donde puedes amar y adorar al Señor de señores, también has sido hecho libre de toda clase de oscuridad y perversidad.

Y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder Y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda situación, dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz. (Colosenses 1:11, 12 NVI)

Por cada libertad que tenemos se ha tenido que pagar un precio Por cada libertad que tenemos se ha tenido que pagar un precio. Muchas injusticias nos rodean, pero tenemos la promesa de Dios que habla más fuerte y que tiene más potencia sobre cada clase de injusticia.

Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios. (2 Corintios 1:20 NVI)

Libertad es más que solo hacer lo que quiero, con quien quiero y cuando quiero, aunque hay quienes lo ven así. Libertad es una responsabilidad personal que cada uno tiene, no sólo para con Dios, sino también con su prójimo.

La verdadera libertad es aplicar control y reservar lo que puede dañar o lastimar a otros e incluso a mí mismo. Nuestra libertad es para liberalmente y radicalmente amar y alabar a Dios.

¿Cómo podremos amar y alabar a Dios? Amar lo que Dios ama - Un carácter de justicia, misericordia y humildad. Alabar que Dios es bueno - gozoso y gratitud en y para todo

—Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. (Mateo 22:36-40 NVI)