“NIÑOS A LA VICENCIANA” Nuestra particular receta para educar con carisma… y con fundamento.

Centro Concertado Ntra. Sra. del Carmen y San Vicente de Paúl Para completar esta receta debemos agregar los siguientes ingredientes a partes iguales: COHERENCIA CONSTANCIA PACIENCIA CARIÑO Después, “cocinar” a fuego lento durante 12 años, aproximadamente.

COHERENCIA Es importante actuar en consonancia con lo que les decimos a los niñ@s: Si no queremos que digan “palabrotas” no las digamos en su presencia. Si queremos que sean respetuosos, actuemos con respeto. Somos su modelo a seguir, démosles nuestra mejor versión.

COHERENCIA Si amenazamos con algún tipo de castigo ante una conducta inadecuada, debemos cumplirlo. Si nuestr@ hij@ actúa adecuadamente y consigue las metas que le ponemos, debemos hacerle saber lo contentos que estamos porque se está haciendo mayor.

CONSTANCIA Para poder consolidar los pequeños logros es necesario ser persistentes en nuestra actitud. Ya lo dice nuestro sabio refranero: “el hábito hace al monje”. Cuando intentamos que nuestr@ hij@ aprenda algo nuevo o aplicamos una norma nueva, debemos ser constantes y disciplinados.

PACIENCIA Dicen que es una gran virtud, de la cual podemos tener más o menos. Pero es importante actuar con calma, no es necesario gritar todo el tiempo para tener autoridad.

PACIENCIA Pensemos en la educación de nuestro hijo como si de una carrera de fondo se tratase, hay que dosificar el esfuerzo y mejor si es compartido. Las metas que vamos alcanzando deben motivarnos para alcanzar otras.

CARIÑO Tomaremos todas nuestras decisiones utilizando el mismo criterio: “lo que sea más adecuado para l@s niñ@s” El afecto suele demostrarse con pequeñas cosas y en muchos casos requiere únicamente presencia, estar ahí cuando nos necesitan.

¿CUÁNTO VALE TU TIEMPO?

Elías tiene 6 años. Cada tarde, su abuela Ángela lo recoge en el colegio y le lleva la merienda. Al llegar a casa, aunque a regañadientes, Elías hace los deberes que ha puesto su maestra. Cuando termina, le gusta entretenerse con sus juguetes, mientras su abuela lo observa desde su mecedora al tiempo que confecciona bonitas prendas de lana.

Sobre las ocho de la tarde suele llegar a casa su madre Elena Sobre las ocho de la tarde suele llegar a casa su madre Elena. En cuanto Elías oye la puerta sale corriendo a recibirla para darle un abrazo. Mientras se prepara para la ducha, cuenta a su madre un montón de cosas que le han sucedido en el colegio, algunas buenas y otras no tanto. Elena escucha pacientemente, aunque Elías todavía no es muy hábil contando sus anécdotas, cualquier cosa para que éste se duche y se ponga el pijama.

Es casi hora de cenar cuando su padre, Carlos, llega a casa Es casi hora de cenar cuando su padre, Carlos, llega a casa. Nuevamente Elías sale corriendo a recibirlo para preguntarle si podrán jugar un poquito después de cenar. Pero su padre siempre le da la misma respuesta: - Tienes que acostarte pronto Elías y yo todavía tengo cosas que hacer, tengo mucho trabajo. A Elías no le gusta esta respuesta. Le encanta jugar con su padre, pero parece ser que el trabajo es muy importante y nunca tiene tiempo para jugar con él.

Varias semanas después, una noche casi a la hora de cenar, Elías escuchó abrirse la puerta con ese ruido de llaves tan característico que siempre hacía su padre. Salió disparado hacia allí y le hizo una pregunta diferente: - Papá, ¿cuánto cuesta una hora de tu trabajo? Su padre, desconcertado, no sabía qué responder. Finalmente le dijo titubeante: - Pues unos 30 euros Elías.

Sin decir más, Elías fue a su habitación y volvió a la cocina junto a sus padres unos minutos después. Nuevamente le preguntó a su padre: - Papá, ¿me podrías dar 10 euros? ¡¡¿ Diez euros?!!. Se sorprendió su padre. Pero hijo, ¿para que quieres tú tanto dinero?, si tienes todo lo que necesitas... Es para algo importante papá. Añadió Elías.

Su padre tratando de no darle más relevancia a la conversación acompañó a Elías a la habitación para que éste se acostara. Pero nada más apagar la luz y salir de la habitación, un mar de dudas comenzaron a atormentar su cabeza. Tal vez Elías tenía algún problema y intentaba pedirle ayuda de ese modo, tal vez lo necesitara para alguna excursión del colegio y no había sabido entenderlo.

A la mañana siguiente, antes de que Elías marchara al colegio, su padre le entregó un billete de diez euros. - Toma hijo, para eso tan importante. Al coger el billete, Elías se fue a por su hucha y comenzó a sacar todas las monedas que tenía allí ahorradas. A éstas añadió el billete que le había dado su padre al tiempo que se las entregaba de nuevo: - Toma papá, 30 euros. Ahora podemos tener una hora para jugar juntos.

Centro Concertado Ntra. Sra. del Carmen y San Vicente de Paúl Para condimentar esta receta, les recomendamos el aderezo especial de la casa: AUTONOMÍA

Una “inversión” con mucho futuro AUTONOMÍA Una “inversión” con mucho futuro

AUTONOMÍA Cuando hacemos las cosas por ellos (“es que acabo antes”, “todavía es pequeño”) los hacemos cómodos y nos convertimos en sus esclav@s. Hacer cosas por sí mismos les proporciona bienestar afectivo y emocional, así como un correcto desarrollo cognitivo.

AUTONOMÍA Podemos aprovechar los fines de semana y días festivos para introducir un nuevo aprendizaje. Siempre siguiendo los mismos pasos: 1) Les mostramos lo que queremos que aprendan. De modo sencillo y comprensible.

AUTONOMÍA 2) Después la practicamos con ellos. Supervisando su ejecución y repitiéndolo cuantas veces sea necesario. 3)Cuando nos aseguramos que lo realizan correctamente, les dejamos que lo hagan solos.