Eric León y Nico León, 2do A.
Llegamos a su casa y tras enseñarme la habitación en la que me alojaría, fuimos a cenar y luego a dormir. Al despertarnos nos dirigimos a almorzar y seguidamente a mi nuevo puesto de trabajo. El me conto que por el momento no había el suficiente dinero para comprarle una mula para repartir las cartas, por lo tanto tendría que repartirlas a pie. Me dio unos zapatos nuevos, los cuales se me rompieron a la semana de estrenarlos. Esto causo que los zapatos me rozaran y me provocaran ampollas. A la segunda semana de trabajo, las ampollas se me infectaron y se me hicieron insoportables. La envidia me quemaba por dentro al ver a los otros mensajeros haciendo su reparto sobre mulas mientras que mis pies acabaron por no soportar mas el dolor. Finalmente decidí muy a mi pesar dejar a mi queridísimo amo pero no tuve mas remedio. Después de despedirme cordial y tristemente de el, decidí poner rumbo hacia donde me llevara el destino.