CULTIVA LA MATERNIDAD
Mi muy querida Hija: Rosario Kity Concha Villar Yolanda Bea M.G. Nilda Teresita Loly Ana Lúcia Keiko Carlota Carmen María Máxima Bía Norma Susana Bea M.M. Graciela Nelcin Angie Sandra María
No puedo expresarte cuánto me alegro por tu experiencia intensa vivida en estos días de investigación y de bajar al corazón de nuestro Carisma. Deseo que haya despertado y renovado en ti vivos deseos de vivir en Jesucristo, en su Corazón, y nunca salir de ahí. Este es también mi propósito, pero no sólo para una semana, sino para toda la vida y me gusta que todas mis hijas allí se reúnan porque así no hay distancias ni separación (Cartas de C.M. a las religiosas, Tomo I, nº 9).
Desde el encuentro con el Señor, cultivando la vida interior y las frecuentes visitas al Tabernáculo, es posible la transformación de nuestra afectividad, como decía nuestro Padre: “con su ayuda la compongamos y arreglemos lo mejor posible” (Med. Pág.59).
Y también nos decía, con mucha unción: “Las Esclavas Concepcionistas del Divino Corazón, copiando en cuanto dado les sea la vida de Cristo en la Hostia, contribuirán a la gloria de Dios como Víctimas de Amor, inmolándose interiormente por sus hermanos, como Maestras de virtud, enseñando la santidad en sus escuelas, con el ejemplo de la palabra, y como Amigas de los desgraciados, esforzándose por mejorar su condición”. (Libro Esp. pág 18).
Que continúes encontrando tu Tabor en esa soledad, querida hija, y que repitas con los labios y con el corazón “Mi Dios y mi todo, mi Señor y mi Dios” y que penetrando bien en el sentido de esas palabras en tu alma, las grabes en tu inteligencia y tus sentimientos. (Cartas de C.M. a las religiosas, Tomo I, nº 8).
Cultiva la maternidad, los deseos de apretar los lazos de la Caridad (Libro del Espíritu, pág.12) con el Señor y con tus hermanas.
Esto te deseo, que continúes con perseverancia la obra empezada para gloria de Dios, para el bien de la Congregación y consuelo de quien te bendice con verdadero amor de Madre.
Quiero terminar dejándote un pequeño regalo. Es un poema que H. Josefa ha escrito, y que nos envió a nuestra comunidad, y pienso que puede ayudarte mucho en este camino de santidad:
Cuando las penas me afligen me voy derecha al Sagrario en donde tengo a mi Dueño que siempre me está esperando; sé muy bien que está allí dentro y atento me está escuchando. Cuando todo se lo digo de ella ¡qué tranquila salgo! Vuelvo a cargar con mi cruz y camino paso a paso.
Oración para pedir el crecimiento en el amor afectivo al Señor ¡Oh, Jesús!, yo te consagro mi corazón, colócalo en el tuyo, pues sólo en Él quiero vivir y sólo a Él quiero amar. En Él encontraré la fuerza, la luz, el valor y el verdadero consuelo. Cuando el mío esté cansado, me reanimarás; Cuando esté inquieto y turbado, me unificará. Señor, enséñame a amarte con toda mi afectividad, Que mi corazón se llene para que pueda contagiar ese amor a mis hermanos. Corazón de María, pon ante tu hijo s nuestros deseos de ser sus verdaderas Esclavas del Divino Corazón. (Devocionario pág. 62)