Amor de hijos Diseño: J. L. Caravias sj
Respeta a tu padre y a tu madre, para que se prolongue tu vida sobre la tierra que Yavé, tu Dios, te da. Ex 20,12
Quien honra a su padre paga sus pecados. Eclo 3,3s Y el que da gloria a su madre se prepara un tesoro.
El que obedece al Señor da descanso a su madre y, como a su Señor, El que honra a su padre Eclo 3,5-7 recibirá alegría de sus hijos y, cuando ruegue, será escuchado. El que obedece al Señor da descanso a su madre y, como a su Señor, sirve a quienes le dieron la vida.
Hijo cuida a tu padre en su vejez, y mientras viva no le causes tristeza. Si se debilita su espíritu, perdónale, y no le desprecies, tú que estás en plena juventud. Eclo 3,12-14 Pues la caridad para con el padre no será olvidada; te servirá como reparación de tus pecados.
Hay una gentuza que maldice a su padre y no bendice a su madre Hay una gentuza que maldice a su padre y no bendice a su madre. Ellos se creen puros, pero su pecado no ha sido borrado. Prov 30,11-12
Como quien injuria a Dios, es quien abandona a su padre y maldito del Señor quien ofende a su madre Eclo 3,16
Ustedes dejan tranquilamente a un lado el mandato de Dios para imponer su tradición. Porque Moisés dijo: 'Sustenta a tu padre y a tu madre, y el que deje en la miseria a su padre o a su madre es reo de muerte'. En cambio ustedes afirman que un hombre puede decirle a su padre o a su madre: No puedo ayudarte porque todo lo mío lo tengo destinado al Templo. En este caso, según ustedes, esta persona ya no tiene que ayudar a sus padres. Así ustedes anulan la Palabra de Dios ... Mc 7,9-13
Porque sus enseñanzas son una luz, Respeta la orden de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre. Grábalos constantemente en tu corazón, cuélgalos a tu cuello. Ellos guiarán tus pasos, te velarán cuando duermas, y te hablarán al despertar. Porque sus enseñanzas son una luz, y la corrección del que te enseña un camino de vida. Prov 6,20-23
Hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque eso agrada al Señor. Padres, no sean demasiado exigentes con sus hijos, no sea que se desanimen. Col 3,20-21