La obra del Espíritu Santo en el creyente Gál 5:22-26

“Si no se busca una renovación espiritual en las raíces mismas, todas las enmiendas de las costumbres son temporales” Su Tung Po (1036 –1102) Poeta chino

Introducción Alejandro III, rey de Macedonia, mejor conocido como Alejandro Magno, sucedió a su padre, Filipo II, después que éste fue asesinado en el 336 a. C. Filipo lo había preparado para reinar, al proporcionarle una experiencia militar y dejando a Aristóteles su formación intelectual.

Alejandro Magno dedicó los primeros años de su reinado a imponer su autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la muerte de Filipo para rebelarse. Con un ejército pequeño (unos 30,000 infantes y 5.000 jinetes), Alejandro se impuso invariablemente sobre sus enemigos, gracias a su excelente organización y adiestramiento, así como al valor y al genio estratégico que demostró. Alejandro recorrió victorioso el Asia Menor, Siria, Fenicia, Egipto y Mesopotamia, hasta tomar las capitales persas de Susa y Persépolis.

Alejandro tenía en su ejército a un soldado que era cobarde, el cual se llamaba también Alejandro; y una vez el rey le dijo: "¡Cámbiate el nombre, o pórtate como un Alejandro!"

Todos los que nos decimos cristianos debemos portarnos como soldados de Jesucristo: fieles a él, imitándolo, obedeciéndolo, siguiéndolo… o cámbiense el nombre por otro cualquiera; pero no decir que somos cristianos cuando no nos comportamos como tales.

La vida en el Espíritu es una vida a la manera de Jesucristo; es tener su carácter, su espiritualidad y su comportamiento. Vivir en el Espíritu es una vida de transformación y de transición.

“La vida en el Espíritu es:” I. Una transformación del carácter, Gal 5:22-23 A. Con referencia a Dios, v.22a “amor, gozo, paz...”

C.S. Lewis describió la felicidad en términos que incluso tienen más sentido hoy día en nuestra sociedad en movimiento. Un automóvil está diseñado para funcionar con gasolina, y no funcionaría adecuadamente con nada más. Pues bien, Dios diseñó la máquina humana para que funcionara en él mismo. Dios es el combustible para nuestro espíritu; el alimento con el que se alimenta nuestro espíritu. No existe otro. Por eso simplemente no es bueno pedir a Dios que nos haga felices a nuestra manera sin preocuparnos por una relación personal con él. Dios no puede darnos felicidad y paz, si estamos alejados de él, porque ni la felicidad ni la paz están fuera de Dios.

“La vida en el Espíritu es:” I. Una transformación del carácter, Gal 5:22-23 B. Con referencia a mi prójimo, v.22b “paciencia, benignidad, bondad...”

“La vida en el Espíritu es:” I. Una transformación del carácter, Gal 5:22-23 C. Con referencia a mí mismo, v.22c-23 “fe, mansedumbre, templanza...”

“La vida en el Espíritu es:” II. Una transición de lo carnal a lo espiritual, Gál 5:24-26 A. Crucificando la carne, v.24 “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”.

“La vida en el Espíritu es:” II. Una transición de lo carnal a lo espiritual, Gál 5:24-26 B. Caminando en el Espíritu, v.25 “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”.

Conclusión La metamorfosis, como muchos sabemos por nuestros estudios en la escuela, es la serie de cambios anatómicos notables que ocurren durante el transcurso de la vida de algunos animales. En el caso de la metamorfosis completa, existe una clara diferencia entre los distintos estados por los que pasa el desarrollo de un animal.

Las ranas sufren una metamorfosis completa Las ranas sufren una metamorfosis completa. Del huevo sale un renacuajo que vive en el agua, respira mediante branquias y tiene una cola. Cuando el renacuajo se desarrolla, se le forman los pulmones y la cola es reabsorbida por el cuerpo. Al final, el animal abandona el agua para vivir, principalmente, en el medio terrestre como una rana adulta.

La idea de la metamorfosis llevó al célebre escritor Checo Franz Kafka a escribir su famosa obre llamada precisamente La Metamorfosis (1915). Esta novela narra la transformación que sufrió Gregorio Samsa, quien después de una noche muy agitada se despertó transformado en un asqueroso bicho.

La vida en el Espíritu es una transformación del carácter, a la semejanza del carácter de nuestro Señor Jesucristo. Nuestra forma de ser debe estar cubierta por las nueve cualidades del fruto del Espíritu; mismas cualidades que mostró Jesucristo en su ministerio terrenal. Tú y yo debemos ser un fiel reflejo de la forma de ser de nuestro Señor Jesucristo. Pablo en otro lugar llega a decir: “vístanse del Señor Jesucristo”.

A tal grado debe llegar nuestra identificación con el Señor A tal grado debe llegar nuestra identificación con el Señor. Pero también, la vida en el Espíritu es una transición de lo carnal a lo espiritual. Debemos recordar que hemos crucificado la carne; hemos decidido andar en el Espíritu; ya no vivimos en la arrogancia.

Te invito a que vivamos la realidad de la Vida en el Espíritu.