GONZÁLEZ ROMERO, ESTER URBANÍSTICA I
Para el análisis de este paseo iba a seguir la dinámica de los anteriores que he hecho ya que le habían parecido correctos. El objeto de estudio en esta ocasión era la realidad de la zona de transición entre el Zaidín y el corazón de Granada.
El recorrido comenzaba en la avenida Dílar seguía por la avenida América, continuaba por el Camino de Ronda hasta la conexión con Recogidas. La primera hipótesis con la que pensé trabajar era básicamente que tanto Camino de Ronda como la Avenida Dílar vertebra el terciario y zona residencial de alrededor.
Teniendo en cuenta que la zona del Parque del Génil es donde he crecido, en una segunda reflexión me pareció que dar una visión de la realidad del barrio personal podía ser más productiva. Así, tras dar el paseo por Camino de Ronda, repetí el trayecto desviándome un poco para ver qué pasaba en las proximidades al eje fundamental de la ciudad.
Esa zona es como un mundo aparte. Aún recuerdo cómo cada tarde me apresuraba a acabar los deberes para poder bajarme con mis vecinos a jugar. Yo aún era pequeña y no me daba cuenta de estas cosas, pero recuerdo lo divertido que era jugar allí, no había preocupaciones de que el balón acabase bajo las ruedas de un coche y siempre había alguien con quien jugar. Cuando llegaba algún niño nuevo la típica novatada era ir a una cochera donde si tocabas dos piezas te daba un poco de corriente.
Ahí aprendí a montar en bici, ahí perdí no sé cuántos tazos o gogos apostando. Hasta en pleno invierno, era genial cuando tirábamos petardos que irritaban al vecindario. Vamos, que mi “no patio” nada tenía que envidiar a los de mis compañeros de colegio y es que en la zona del Jardín de la Reina todos tenían patio y hasta piscina. Menos mal que en verano siempre había alguien que me invitase y si no una buena guerra de globos de agua era el mejor de los remedios para el sofocante calor. Eso sí, a cambio para ir al Neptuno tenían que ir con algún mayor.