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Ciclo B Segundo Domingo después de Navidad «La palabra se hizo carne y acampó entre nosotros»

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Presentación del tema: "Ciclo B Segundo Domingo después de Navidad «La palabra se hizo carne y acampó entre nosotros»"— Transcripción de la presentación:

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2 Ciclo B Segundo Domingo después de Navidad «La palabra se hizo carne y acampó entre nosotros»

3 1 La sabiduría hace el elogio de sí misma y se gloría en medio de su pueblo, 2 abre la boca en al asamblea del Altísimo y se gloría delante de su Poder. 8 Entonces, el Creador de todas las cosas me dio una orden, el que me creó me hizo instalar mi carpa, él me dijo: «Levanta tu carpa en Jacob y fija tu herencia en Israel». 9 El me creó antes de los siglos, desde el principio, y por todos los siglos no dejaré de existir. 10 Ante él, ejercí el ministerio en la Morada santa, y así me he establecido en Sión; 11 él me hizo reposar asimismo en la Ciudad predilecta, y en Jerusalén se ejerce mi autoridad. 12 Yo eché raíces en un Pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su herencia. Palabra de Dios Te alabamos Señor Primera Lectura - Eclesiástico 24,1-2.8-12

4 «La Sabiduría habita en medio del pueblo elegido» Los sabios de Israel sentían tras sí la poderosa mano de Dios. Han llegado a personificar la «sabiduría». La han relacionado, e identificado, con la ley y la Palabra de Dios dándole como una existencia aparte. La Sabiduría, sin embargo, como la ley, es obra de Dios, procede de Dios. Con todo, está por encima de los siglos.

5 La Sabiduría ha hecho su aparición en la Asamblea. Está al frente, en medio y por encima de ella. Los santos, los sabios, los rectos de corazón, los que poseen todavía vivo el sentido de «gustar», la alabarán y apreciarán. Es todo un tesoro. La Sabiduría, por encima de los siglos, por encima de la creación, ha elegido para su morada un lugar, un pueblo: ha elegido a Sión, al pueblo heredad del Señor. Los sabios han preparado así, movidos por el Espíritu Santo, un camino, un lenguaje para acercarse, cuando llegue el tiempo, al Misterio del Hijo de Dios: Palabra y Sabiduría de Dios. En cuanto al género es un elogio: «La Sabiduría se elogia a sí misma». Y su elogio es, en el sentir de los sabios, auténtico.

6 12 ¡Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión! 13 El reforzó los cerrojos de tus puertas y bendijo a tus hijos dentro de ti; 14 él asegura la paz en tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo. 15 Envía su mensaje a la tierra, su palabra corre velozmente. 19 Revela su palabra a Jacob, sus preceptos y mandatos a Israel: 20 a ningún otro pueblo trató así ni le dio a conocer sus mandamientos. ¡Aleluya! Salmo 147 12-13.14-15.19-20

7 «La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros» Salmo de alabanza. La liturgia del día propone, en el estribillo, un motivo, y es el Motivo inefable: «La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros». Es la Buena Nueva. Es el gran acontecimiento de los siglos. Es la gran bendición de Dios, la Hazaña magnífica de su brazo.

8 Su morada y sus raíces en Jacob, en Israel, el pueblo predilecto. A ellos entregó Dios su palabra: su Ley, sus mandatos; su Hijo y las promesas. Con nadie obró así. Maravilla de Dios. Alabanza de Dios. El acontecimiento contiene la «paz» y la hartura: el hombre calmará su sed y saciará su hambre. Es el «mensaje» de Dios a la tierra: Dios hecho hombre para salvar al hombre. Es su Palabra que corre de un extremo al otro, «dejándolo todo lleno de hermosura».

9 3 Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, 4 y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. 5 El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, 6 para alabanza de al gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. 15 Por eso, habiéndome enterado de la fe que ustedes tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los hermanos, 16 doy gracias sin cesar por ustedes recordándoles siempre en mis oraciones. 17 Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente. 18 Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos. Palabra de Dios Te alabamos Señor Segunda Lectura - Efesios 1,3-6.15-18

10 «Nos predestinó a ser hijos adoptivos por Jesucristo» Distingamos dos partes: parte de un himno, la primera; acción de gracias, la segunda. Como himno, alabanza, canto. Canto a la obra de Dios en Cristo. Aire trinitario. Obra maravillosa de amor. Nosotros, en ella, los beneficiarios. Es una obra de «bendición».

11 Dios nos ha bendecido -nos ha regalado- con toda clase de bendiciones. Bendiciones de orden espiritual, cuyo contenido nos arrastra a la esfera divina, al cielo. Porque la bendición es fuerza y paz. Es obra de amor gratuito, sincero, cordial. El amor venía desde antes de todos los siglos. Cristo culmina los siglos, y en él, también nosotros. Somos en Cristo el sentido de los siglos. Para él y para nosotros en él han sido creados los tiempos.

12 Y la gloria de Dios -su poder, su amor, su acción- se muestra en nosotros «glorificándonos», haciéndonos glorioso, partícipes de su gloria: hijos suyos, partícipes de su naturaleza divina. Y ésta es la gloria a Dios y de Dios. Quien se deja arrebatar por ella, glorificado ya, da gloria a Dios y la gloria de Dios se da en él. El Padre con el Hijo en el Espíritu Santo. ¡Bendito y alabado sea Dios! Y este amor, esta amistad, nos constituye «santos» e «irreprochables» en su presencia. Semejantes a Dios, con Dios, en Dios. Hasta tal punto que nos ha hecho hijos suyos. Todo ello en Cristo Jesús, para gloria de Dios.

13 1 Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. 2 Al principio estaba junto a Dios. 3 Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. 4 En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. 6 Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. 7 Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. 8 El no era luz, sino el testigo de la luz. Lectura del Santo Evangelio Juan 1,1-18 Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús

14 «La palabra se hizo carne y acampó entre nosotros» El prólogo de S. Juan es revelación maravillosa y visión profunda de una realidad que trasciende toda la creación: el Verbo. Todos los evangelios comienzan con un «principio». Marcos, lo hace con la vida pública de Jesús. Mateo y Lucas lo adelantan a la infancia de Jesús. Juan salta el espacio y el tiempo y se adentra en la eternidad: la Buena Nueva arranca desde el seno del Padre.

15 Dios bueno que llama a la existencia a las cosas y hace amistad con el hombre. Luz verdadera, capaz de satisfacer la sed que tiene el hombre de ver a Dios. La amistad y el amor fueron tantos que se hizo «hombre», uno de nosotros. Los hombres, en cambio, lo desconocieron. También emplea el término «principio». Pero por encima de él está el Verbo: «En el principio ya existía el Verbo». Más aún, el Verbo es el creador y hacedor del principio y de todo lo que tuvo principio y nació a la existencia. Porque el Verbo es sencillamente Dios.

16 Testigos también especiales, sus discípulos. Ellos vivieron con él, escucharon sus palabras, lo palparon. Hubo, no obstante, quienes aceptaron su mano amiga. Y ésta, poderosa como es, los elevó. Ellos son testigos de tamaña maravilla. Un testigo cualificado es Juan Bautista: hombre de Dios, antorcha de la Luz que venía.

17 Este es Jesús de Nazaret, Hijo de Dios, Verbo del Padre. La Gracia, la Misericordia, el Amor inefable de Dios se desbordó sobre la humanidad necesitada y la hizo partícipe de su Gloria. Asidos de su mano y transformados por su gracia, nos encaminamos al seno del Padre, su lugar propio y nuestro lugar donado.

18 Gracias Señor por tu Palabra purificadora, que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

19 VINISTE AL MUNDO, SEÑOR Acompáñanos en la hora de incertidumbre, y que nunca desaparezca de nuestros labios un canto de alabanza y gratitud por tu llegada. VINISTE AL MUNDO, SEÑOR Y, sin comprenderlo ni entenderlo muy bien, sólo sabemos que ha merecido la pena que estamos menos solos que antes que, nuestra soledad, es la tuya y que, nuestras inquietudes, ya desde pequeño van contigo en ese rostro que, hoy por amor, y en el calvario con pasión, mira al hombre desde el amor. VINISTE AL MUNDO, SEÑOR Y en el silencio, sigue hablando tu amor Y en la oscuridad, sigue brillando la estrella Y en el portal, sigues esperándonos Y en la humildad, sigues enseñándonos el camino preferido para encontrar a Dios. VINISTE AL MUNDO, SEÑOR Para hacernos redescubrir el encanto de creer y el encanto de amor la ilusión de esperar y la alegría de vivir. VINISTE AL MUNDO, SEÑOR Y, por venir hasta nosotros, nos sentimos afortunados y dichosos: ¡Nunca nos había ocurrido algo parecido! ¡No te vayas, Señor! ¡Quédate junto a nosotros, Señor! ¡Deja que sigamos adorando tu divinidad! ¡Permite que te dejemos los dones de nuestra fe, esperanza y caridad! ¡VINISTE AL MUNDO, SEÑOR! Y, desde que has llegado, este mundo ha encontrado una ventana que nos abre de nuevo a la esperanza y a la paz. Gracias, Señor: ¡HAS VENIDO…Y NOS BASTA! Oración: P. Javier Leoz

20 Los archivos del mes los puedes descargar en: http://siembraconmigo.blogspot.com Si deseas recibir el Evangelio del Domingo envía un correo a: siembraconmigo@gmail.com Con el título: “Suscripción a Siembra Sagrada” Servicio Gratuito con Fines Educativos


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