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Domingo 32º del tiempo ordinario

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Presentación del tema: "Domingo 32º del tiempo ordinario"— Transcripción de la presentación:

1 Domingo 32º del tiempo ordinario
Ciclo B Día 8 de Noviembre de 2015

2 “Dios nos ama” es el hecho fundamental de la religión
“Dios nos ama” es el hecho fundamental de la religión. Una verdad a veces difícil de comprender. Pero según lo vamos comprendiendo, nos debe estimular para corresponder a ese amor. Hoy se nos expone un ejemplo sencillo de correspon-dencia al amor de Dios.

3 Hoy nos habla el evangelio de una pobre viuda que tiene un sentimiento grande de adoración y agradecimiento a Dios. Da poco, porque es poco lo que tiene, pero da mucho, porque lo da de corazón.

4 Eran los últimos días de la vida de Jesús
Eran los últimos días de la vida de Jesús. Hay un clima de tensión con las autoridades religiosas de la nación. Jesús había arrojado a los mercaderes del templo y los encuentros con ellos y con los fariseos son polémicos.

5 Pero quiere dejar bien claro a los apóstoles y a nosotros que la verdadera religión no es como piensan los fariseos, que creen que a Dios le agradan sus muchos rezos y las ceremonias solemnes, aunque el corazón esté apartado. Ellos sólo están pensando en puestos de honor y en aplausos materiales.

6 Veamos lo que nos dice el evangelio (Mc 12, 38-44).
Y especialmente les quiere dar Jesús a sus discípulos una gran lección. Y para que les entre la lección por los ojos, se coloca cerca de la alcancía del templo, donde los que van entrando dan sus limosnas para el culto de Dios. Veamos lo que nos dice el evangelio (Mc 12, 38-44).

7 En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: "¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa." Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a los discípulos, les dijo: "Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."

8 El hecho es que los fariseos cumplían bien con los preceptos religiosos en el sentido externo y cumplían con lo que estaba bien visto: como el dar limosna para el culto. Lo malo es que se preocupaban de que les viese la gente más que agradar a Dios.

9 Y dicen algunos que hasta llevaban una especie de campanillas en el manto, que hacían sonar cuando iban a hacer algún acto de “religión”, como era el dar alguna limosna. Y esto es lo que disgustaba a Jesús.

10 No hagas sonar la trompeta cuando la limosna des.
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11 Eso lo hacen los falsos y no los hombres de bien.

12 En verdad quiero deciros que su afán ya recibieron.

13 Si das con tu mano izquierda, que a la diestra sea secreto.

14 Si oras, cierra la puerta, que sea tu rezo en silencio;

15 y el Padre que todo escucha se gozará en tu secreto.

16 No reces en voz tan alta como rezan los farsantes,

17 que oran en las esquinas, teniendo gente delante.
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18 Seguramente que los fariseos no tocarían campanillas cuando echasen su dinero en la alcancía del templo; pero seguro también que no lo echarían cuando estaban solos, sino que esperarían a que hubiera gente para que pudieran ver su obra, la que creían ser grande para el Señor.

19 Pero resulta que nos dice Jesús que no han hecho ninguna obra grande para el Señor. En contraste llega una pobre viuda. Seguro que pensaba que nadie la iba a mirar. Pero allí cerca está Jesús, atento a toda obra buena que podamos hacer. Y hace que los apóstoles se fijen en esa acción: Echa dos monedas pequeñas.

20 En ese momento Jesús ensancha su corazón y les dice a los apóstoles: “Ella ha echado más que nadie”.

21 Lo importante en la religión no es lo que se ve, sino lo que no se ve
Lo importante en la religión no es lo que se ve, sino lo que no se ve. Lo que Jesús alaba de esta mujer no es que dé dos monedas, sino que da todo lo que tiene y que necesita para vivir. Pero ella lo hace porque siente que debe hacer algo para la gloria de Dios.

22 Desde el fondo de su corazón se lo ofrece a Dios
Desde el fondo de su corazón se lo ofrece a Dios. Por eso dice Jesús que ha dado más que nadie: ella ha dado lo que necesitaba, no lo que la sobraba. No miremos a la cantidad que se da. Depende de muchos factores. Puede ser que en ese momento esa familia esté pasando una crisis.

23 Dar lo que se necesita para vivir es como dar la vida. Y esto es amor.
Y Jesús comenta: “los demás dan de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir." Dar lo que se necesita para vivir es como dar la vida. Y esto es amor.

24 Lo que importa sobre todo es el corazón que se ponga en ello: si está más cerca de Dios o en realidad está alejado. Por eso es muy relativo cuando uno se pone a juzgar la ayuda que recibe la Iglesia de uno o de otro.

25 Hay personas entre nosotros que, cuando se trata de dar para “cáritas”, para los pobres, dan lo que tienen destinado casi para la basura. O dan lo que ya no tiene valor o se ha pasado de moda, quizá para deshacerse de ello y poder adquirir algo nuevo o más moderno. Dan lo que les sobra y no es un gesto de desprendimiento, de entrega o de caridad.

26 Dios quiere que le demos todo, especialmente todo nuestro ser.
Todo no significa sólo dinero, significa quizá tiempo, preocupaciones y sobre todo amor. Pero, si se trata de dar a Dios, demos lo mejor de nuestra vida, porque primero nos lo ha dado Él.

27 Con amor te presento, Señor, lo mejor de mi vida;
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28 Te presento, Señor, mi amistad.

29 Con amor te presento, Señor, para ser mi manjar:

30 la viña, el racimo, el trigal,

31 el pan de mi hogar te presento con amor.
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32 Y para ello lo primero será: no aprovecharse de los pobres.
Cuando decimos “dar a Dios”, normalmente nos referimos a dar al prójimo. Y al hablar de dar al prójimo, no se trata sólo de dar dinero u otras cosas materiales. Se trata de dar tiempo, cariño y muchas preocupaciones. Y para ello lo primero será: no aprovecharse de los pobres.

33 Algo que a Jesús le desagradaba de los letrados, y lo hace constatar en el evangelio, es que se aprovechaban del poco dinero de las viudas con motivo de largos rezos. En aquel tiempo no había seguridades sociales y sí mucha injusticia. Las viudas que no tenían ya amparo de ningún varón, estaban desamparadas. Pero las había agradables a Dios.

34 Así nos lo narra la lectura:
Hoy en la primera lectura, que suele estar conectada muy directamente con el evangelio, se nos habla de otra viuda pobre en los tiempos del profeta Elías. Iba el profeta desterrado y cansado, cuando llegó a Sarepta. Eran tiempos de mucha hambre y sed. Así nos lo narra la lectura: 1Reyes 17, 10-16

35 En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: "Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba." Mientras iba a buscarla, le gritó: "Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan." Respondió ella: "Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos." Respondió Elías: "No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra"." Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.

36 Elías es movido por la palabra de Dios para pedir a aquella viuda lo que tiene para ella y su hijo. Aquella mujer se fía de Dios a través del profeta y es generosa.

37 Podemos hacer una reflexión: Dios no le llenó hasta arriba la vasija de aceite, sino que la fue conservando según las necesidades. Si nosotros le damos al Señor nuestra vida, Él la irá conservando, quizá no haciendo cosas espectaculares, sino en la vida ordinaria.

38 Estas dos mujeres tienen de común la confianza en Dios
Estas dos mujeres tienen de común la confianza en Dios. No se angustian demasiado por el futuro porque están en las manos de Dios. Quizá no se saben los salmos, pero lo practican en su corazón. Y sienten la alegría y la paz interior de que hablaban varios salmos del Ant. Testamento.

39 En este domingo, como respuesta a esta primera lectura, el salmo responsorial nos habla de esta confianza en Dios y nos invita a alabar a Dios que está del lado de los oprimidos.

40 El Señor está del lado de los oprimidos.
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41 Él escuchará sus gritos,

42 Alma mía, alaba al Señor.

43 Cantaré al Señor toda mi vida.

44 Mientras yo viva tocaré para mi Dios,

45 que hizo el cielo, los mares y la tierra,
y que es fiel por todas las edades.

46 El Señor está del lado de los oprimidos.

47 Él escuchará sus gritos…
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48 Dios no suele hacer milagros grandiosos para socorrer a los necesitados, sino que suele socorrer a través de muchas personas buenas que son como los brazos de Dios.

49 Nosotros podemos ser como los brazos de Dios, con nuestra generosidad, para con aquellos necesitados que recurren a Dios en la oración. Aquellas dos viudas nos dan un ejemplo de generosidad, compartiendo lo poco que tienen, pero con gran corazón.

50 Hoy debemos agradecer a tantas personas que dan dinero, tiempo o atención y están al servicio de la comunidad o al servicio de las celebraciones litúrgicas o tantas cosas buenas.

51 Jesús no sólo exaltó a la viuda su generosi-dad, sino que lo encarnó en sí personal-mente.
Nos dice san Pablo acerca de Jesús, que “siendo rico se hizo pobre por mi”. Y el mismo Jesús decía de sí que había venido “para dar su vida”.

52 Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres - imagen del auténtico-, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces- como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos. Hebreos 9, 24-28

53 Dios Padre es amor y por eso su esencia es darse
Dios Padre es amor y por eso su esencia es darse. Y así eternamente se da a su Hijo igual a Él. Y se da al exterior en una creación exuberante llena de generosidad: “De tal manera amó al mundo que entregó a su Hijo único”. Este es Jesús que se entrega por nosotros.

54 Jesús nos dio su evangelio como buena noticia, sus milagros como pruebas, su eucaristía como alimento espiritual, nos dio a su madre como madre espiritual, y nos dio su vida como salvación.

55 Si Él se entregó a sí, nosotros tenemos que dar
Si Él se entregó a sí, nosotros tenemos que dar. Lo primero el amor por encima de todo, la reverencia como criaturas al Creador, la obediencia y confianza de hijos a quien es nuestro Padre.

56 Alguno podrá decir: si yo no tengo ni salud, ni fuerzas, ni dinero, quizá ni cultura ni tiempo.
Todos tenemos al menos dos moneditas de algo. Por pobres que seamos, tenemos un corazón para dar amor: a Dios y a los demás, sean cercanos o lejanos.

57 Lo que importa es que lo demos de corazón.
¿Quién la diría a aquella pobre viuda que el mismo Mesías la estaba observando y por ello hablaríamos de ella bien todas las generaciones?.

58 Si hablamos bien de ella, es para que la imitemos en la sencillez de su corazón “espléndido” (grande y que nos da luz). No como el de aquellos fariseos orgullosos y raquíticos ante Dios.

59 Dios no nos pide grandes cosas, si no podemos
Dios no nos pide grandes cosas, si no podemos. Lo que sí quiere es que le demos todo lo que somos y valemos. Y esa será nuestra felicidad.

60 Lo que somos y valemos Automático

61 y todo lo que tenemos hoy te ofrecemos, Señor.

62 Nuestras vidas, nuestras obras,

63 nuestras dudas y zozobras hoy te ofrecemos, Señor.

64 Convierte nuestra pena en alegría.

65 Convierte nuestros odios en amor.

66 Convierte nuestra prosa en poesía,

67 y nuestro desencanto en ilusión.

68 Lo que somos y valemos

69 y todo lo que tenemos hoy te ofrecemos, Señor.

70 Nuestras vidas, nuestras obras,

71 La Virgen María no hizo cosas extraordinarias, pero es la más santa de todos, porque supo entregar constantemente su vida al Señor. Lo especial fue su amor. Que la imitemos. AMEN


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