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Imposición de manos y Unción

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Presentación del tema: "Imposición de manos y Unción"— Transcripción de la presentación:

1 Imposición de manos y Unción
Sacramentos 27 Confirmación 2 Imposición de manos y Unción

2 Jesucristo instituyó realmente el sacramento, como todos; pero el sacramento de la confirmación, como algunos otros, parece que lo hizo de forma general, no determinando todos los detalles, sino que en éste como en algunos otros sacramentos, confió esos detalles a la Iglesia, que lo determina según circunstancias de tiempo y lugar.

3 El sacramento de la confirmación, vemos que es uno de los sacramentos que se ha ido formando o adaptando un poco más a las circunstancias de cada momento. Al principio la manera de realizar el sacramento de la confirmación era por medio de la imposición de manos. Así lo hicieron los apóstoles Pedro y Juan con los de Samaría que sólo habían recibido el bautismo.

4 Lo mismo hizo san Pablo, a quien le habían impuesto las manos otros apóstoles para darle el sacramento de la ordenación sacerdotal en plenitud, el episcopado, cuando se encontró en Éfeso con algunos sólo bautizados, para que recibiesen el Espíritu Santo. Tiempos después se añadió lo de la unción, que finalmente quedó como lo principal.

5 Es posible que ya desde los apóstoles también hubiera alguna unción, ya que la Sagrada Escritura habla en varios sitios sobre unción. Así san Juan en su 1ª carta (2,20) les dice a los cristianos, que se supone están ya confirmados: “vosotros estáis ungidos por el Santo”. Hay una unción que se realiza también en el bautismo; pero es más especial la de la confirmación junto con la imposición de manos. En el evangelio se nos habla de unciones para honrar a una persona digna, como era Jesús.

6 En los primeros siglos de la Iglesia la unción se daba como de manera secundaria, como indicando que se aplicaba lo que se realizaba por la imposición de manos. Ya en el siglo VI con san Gregorio Magno se llegó a una unidad entre las dos acciones, aunque en la práctica el obispo hacía la imposición de manos y otra persona podía hacer la unción.

7 Hasta el concilio de Trento habla de la unción como principal.
Fue ya con Gregorio II, por el año 730, cuando se decretó que los dos ritos importantes, imposición de manos y unción, fuesen dados por el obispo celebrante. Pero de tal manera se insistió en el papel de la unción que se fue olvidando un poco lo de la imposición de manos. Hasta el concilio de Trento habla de la unción como principal.

8 Fue en el siglo XVIII, por el 1740, cuando Benedicto XIV volvió a lo antiguo poniendo la imposición de manos como principal, pero decretando que se debe hacer al mismo tiempo la unción, que es lo que se hace ahora. Esto simboliza más plenamente el hecho de recibir la vida de Dios, la presencia del Espíritu Santo.

9 La unción en el sacramento de la confirmación se hace con un óleo especial llamado “Crisma”. Es el óleo principal entre los tres que bendice solemnemente el obispo en la misa crismal del jueves santo. Este óleo es tan importante que no sólo se dice que es bendecido, sino que es consagrado (hacer sagrado), para que tenga más relación con la presencia de Dios y sus dones.

10 La importancia de este óleo sagrado o “santo Crisma” viene desde muy antiguo. Se dice que ya desde los tiempos de san Cipriano, en el siglo 3º, estaba mandado que debía ser consagrado sólo por obispos. Además se conservaba con gran solemnidad.

11 El “crisma” no es sólo un aceite especial, sino que va acompañado con unos aromas especiales, sobre todo el bálsamo. El aceite, como unción, tiene dos significados o simbolismos principales: Significa la gracia que penetra por toda el alma, y significa sobre todo la fuerza que nos da para la lucha.

12 La comparación se hace con lo que antiguamente pasaba con los atletas: se daban aceite en los músculos para estar mejor preparados. Hoy se dan unos masajes más modernos. Interesa tener agilidad para defender la fe.

13 El bálsamo tiene dos virtudes: dar buen olor y preservar contra la corrupción. Del bálsamo viene la palabra “embalsamar”, que es lo que se hace en algunos cadáveres. De esta manera el crisma nos ayuda a comprender mejor lo que se nos da en el sacramento de la confirmación.

14 Ya santo Tomás de Aquino expresaba el simbolismo del crisma diciendo que el bálsamo se caracteriza por su perfume. “El perfume es algo que todo lo invade y representa la plenitud del Espíritu que se da en la confirmación”. El aroma es símbolo del buen olor de la vida cristiana que debe tener el confirmado.

15 Mientras el obispo o su representante impone el crisma sobre quien se está confirmando, dice estas palabras: “Yo te marco con el signo de la cruz y te confirmo con el crisma de la salvación. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. No siempre ha sido igual, especialmente hasta el siglo XIII. Desde ese siglo prácticamente ha sido igual que ahora.

16 La unción con el crisma representa la plena difusión de la gracia
La unción con el crisma representa la plena difusión de la gracia. Significa que los cristianos, injertados por el bautismo en el misterio pascual de Cristo, han muerto, han sido sepultados y resucitados con él, participando de su sacerdocio real y profético, y recibiendo por la confirmación la unción espiritual del Espíritu Santo, que se les da. 

17 Este óleo se da a los confirmados significando también que se extiende el perfume espiritual sobre la comunidad. Hay una alusión al carácter comunitario que también tiene la confirmación. La confirmación no es sólo para la santificación de quien lo recibe, pues su finalidad es ser soldado de Cristo, como iremos viendo, ayudar a los demás.

18 Ser soldados de Cristo es lo mismo que decir ser verdaderos “testigos”.
Los que recibimos la confirmación siendo muy niños quizá no sintamos tanta responsabilidad; pero ahora es una ocasión para sentirlo más y poder decirle a Jesús que queremos ser sus testigos por todas partes.

19 Señor, yo quiero ser en todas partes tu fiel testigo;
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20 Señor, yo quiero hablarle a todo el mundo de tu amor.

21 Donde habita el odio plantaré la concordia;

22 donde nazca la ofensa sembraré el perdón.

23 Donde hay discordia yo pondré armonía;

24 donde anide el error alzaré la verdad.

25 Donde viva la duda pondré la certeza;

26 donde crezca la angustia la esperanza surgirá.

27 Donde estén las tinieblas seré luz que ilumina;

28 donde haya tristeza la alegría brotará.

29 Señor, yo quiero ser en todas partes tu fiel testigo;

30 Señor, yo quiero hablarle a todo el mundo de tu amor.
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31 Uno de los ritos necesarios es la imposición de manos
Uno de los ritos necesarios es la imposición de manos. Se hacía desde el principio y sigue siendo actual, aunque unido con la unción. Sobre la imposición de manos se habla mucho en la Escritura desde el libro del Génesis. Jacob pone sus manos sobre sus nietos, los hijos de José, para darles una bendición especial.

32 Al terminar el libro del Deuteronomio nos dice que, a la muerte de Moisés, Josué, quien le sucedió, “estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos” (34,9).

33 Así que ya desde el Antiguo Testamento “imponer las manos” iba unido al sentido de dar algo importante, una fuerza, un poder. También cuando un primogénito era presentado en el templo, el sacerdote le imponía las manos pidiendo la protección de Dios.

34 Sabemos cómo los apóstoles Pedro y Juan imponían las manos a los que sólo habían sido bautizados para que recibiesen el Espíritu Santo. También para pedir a Dios la gracia de una curación.

35 La imposición de manos para los apóstoles no sólo era un rito del sacramento de la confirmación. También lo usaban para la ordenación de diáconos, presbíteros y obispos. San Pablo recuerda a Timoteo que avive la fe que recibió por la imposición de manos.

36 El evangelio nos muestra a Jesucristo imponiendo las manos a los enfermos. Por eso es probable que les dijera a los apóstoles, quizá después de la resurrección, que así lo hagan con las personas para infundir el Espíritu Santo.

37 Es un rito sencillo pero grandioso.
Y si Jesús les dijo en general que ellos dieran la efusión del Espíritu Santo a los bautizados sin especificar el modo, seguro que a ellos les salió espontáneo pedir el Espíritu con ese rito de imponer las manos. Es un rito sencillo pero grandioso.

38 Dios desde siempre ha pensado en nosotros y nos ha destinado a ser suyos para ser felices con él.
Pero por el sacramento de la confirmación sabemos que nos ha destinado a ser testigos, a ser misioneros, a lograr que otros conozcan más al Señor.

39 Por eso, una vez que hemos recibido el sacramento de la confirmación, no podemos por menos que gritar y trabajar porque la voz de Dios nos debe quemar por dentro.

40 Antes que te formaras dentro del vientre de tu madre,
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41 antes de que nacieras te conocía y te consagré.

42 Para ser mi profeta en las naciones yo te escogí:

43 irás donde te envíe y lo que te mande proclamarás.

44 Deja a tus hermanos, deja a tu padre y a tu madre,

45 abandona a tu casa, porque la tierra gritando está.

46 Nada traigas contigo porque a tu lado yo estaré:

47 Es hora de luchar, porque mi pueblo sufriendo está.

48 Tengo que gritar, tengo que arriesgar, ¡Ay de mí si no lo hago!

49 ¿Cómo escapar de Ti, cómo no hablar si tu voz me quema dentro?

50 Tengo que andar, tengo que luchar ¡Ay de mí si no lo hago!

51 ¿Cómo escapar de Ti, cómo no hablar si tu voz me quema dentro?

52 Que María interceda por todos los confirmados.
AMÉN


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