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Cuando aquella viejecita murió en una pequeña clínica cerca de Dundee, Escocia, todos estaban convencidos de que no había dejado nada de valor.

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Presentación del tema: "Cuando aquella viejecita murió en una pequeña clínica cerca de Dundee, Escocia, todos estaban convencidos de que no había dejado nada de valor."— Transcripción de la presentación:

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2 Cuando aquella viejecita murió en una pequeña clínica cerca de Dundee, Escocia, todos estaban convencidos de que no había dejado nada de valor.

3 Luego, cuando las enfermeras revisaron sus míseras pertenencias, encontraron un poema. Su calidad y contenido les impresionaron tanto que todas quisieron guardar una copia.

4 Una de ellas se llevó su copia a Irlanda del Norte. La única herencia que aquella viejecita había dejado se hizo pública en Navidad a través de una emisora de televisión. El poema, sencillo pero elocuente, se presentó con diapositivas.

5 La viejecita escocesa, sin bienes materiales que legarle al mundo, fue la autora de este poema “anónimo” que circula por Internet.

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7 ¿Qué veis, queridas hermanas? ¿Qué teneis ante los ojos? Un revoltijo de canas coronando mis despojos.

8 Veis una vieja arrugada con la mirada distante, veis un cerebro menguante, veis una vida acabada…

9 Veis una mente perdida, una pobre anciana ausente que ya no tiene ni un diente, y que escupe la comida.

10 No le hableis, está dormida y no se entera de nada. Si despierta, está callada. No le interesa la vida.

11 Sin oponer resistencia se deja manipular, solo espera ver llegar el final de su existencia

12 ¿Es eso lo que pensais al verme por las mañanas? Pues yo no soy esa, hermanas. ¡Juro que os equivocais!

13 No podeis adivinar, viendo esta figura ajada, lo que esconde mi mirada y no supísteis notar.

14 Soy apenas una niña con padre, madre y hermanos. Nos queremos, nos besamos y a veces tenemos riñas.

15 Soy joven, soy quinceañera rebosante de alegría y siento muy cerca el día en que un muchacho me quiera.

16 Soy una novia radiante con un corazón glorioso cuando prometo a mi esposo ser para siempre su amante.

17 Soy madre y esposa a un tiempo con hijos fuertes y sanos, y un hogar que, con mis manos, conservo limpio y contento.

18 A mis treinta sigo siendo la madre comprometida en crear lazos de por vida mientras ellos van creciendo.

19 Cuando cumplo los cincuenta mis hijos ya se han marchado. Mi esposo sigue a mi lado buscando verme contenta.

20 A los sesenta me veo nuevamente acompañada, me siento feliz y amada por los nietos que más quiero.

21 Me cubre una nube oscura: mi marido ha fallecido. Mi gran amor se me ha ido y me invade la amargura.

22 Me quedan hijos y nietos, pero me van olvidando… Los veo de cuando en cuando, pero cada vez mas lejos.

23 Ahora soy solo una vieja gruñona, malhumorada, solitaria y olvidada. ¡Qué cruel la naturaleza!

24 Ya mi cuerpo se marchita, mi fuerza desaparece. Mi corazón permanece, pero ya apenas palpita.

25 Sin embargo, en este cuerpo aun vive una pequeñuela. Ella me alivia y consuela mientras llega mi momento.

26 Mis días felices recuerdo, los tristes voy olvidando. Mi corazón sigue amando y lentamente muriendo.

27 Pienso en todos esos años que a tan poco me supieron, que a toda prisa se fueron dejándome tantos daños.

28 Por eso, hermanas, os pido: ¡Miradme bien a la cara! ¿Vieja yo y malhumorada? ¡No! Una niña en el olvido…

29 Recuerda este poema la próxima vez que te encuentres con una persona mayor a la que tal vez esquives sin darte cuenta de que su alma es siempre joven. Todos estaremos algún día en su lugar. ¡Nunca desprecies a los viejos malhumorados!

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