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Poemas del poeta chileno Gonzalo Rojas

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Presentación del tema: "Poemas del poeta chileno Gonzalo Rojas"— Transcripción de la presentación:

1 Poemas del poeta chileno Gonzalo Rojas

2 El pasado 22 de febrero un infarto cerebral relegó a Gonzalo Rojas a un "estado de sopor", según declaró entonces su familia. Después de pasar por el hospital de Chillán, en el sur de Chile, el poeta y premio Cervantes de 2003 fue enviado a su casa. Desde allí fue trasladado a un centro asistencial de Santiago, donde fallecio el 25 de abril. Tenía 93 años y el infarto le sorprendió cuando trabajaba en sus memorias a partir de los cuadernos en los que anotaba sus recuerdos. Siempre manifestó que no quería que vieran la luz antes de su desaparición. Más casi que la muerte, lo sorprendente era ese "estado de sopor" aplicado a Gonzalo Rojas, un hombre que no paró un minuto en sus nueve largas décadas de vida. Nacido en Lebu, una pequeña ciudad del Chile meridional -pesquera y minera; "con mucho mito", solía decir él-, el futuro poeta, huérfano de padre a los tres años, ingresó en el internado de jesuitas alemanes de Concepción antes de cumplir los 10. Fue el primero de los interminables viajes de un autor que acumuló más kilómetros en sus piernas que versos en sus libros. Todos esos versos quedaron reunidos en 2000 en el volumen Metamorfosis de lo mismo (Visor), un título que explica bien la forma de trabajar de un autor cuya poesía fue calificada por la crítica de "larvaria". Así, muchos de sus libros son una reescritura ampliada de poemarios anteriores. "Soy un inconcluso", dijo en una entrevista meses antes de ganar el Cervantes.

3 ¿Qué se ama cuando se ama?
¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes, o este sol colorado que es mi sangre furiosa cuando entro en ella hasta las últimas raíces? ¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo, repartido en estrellas de hermosura, en particular fugaces de eternidad visible? Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una, a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso. De Contra la muerte, 1964.

4 Nacido como aguacero La obra coronada por aquel premio había nacido con un aguacero. Gonzalo Rojas solía contar que uno de sus hermanos pronunció la palabra relámpago en medio de una tormenta y que, aquellas cuatro sílabas produjeron en él la revelación del lenguaje. También contaba que, como de niño era tartamudo, se inventaba palabras con fonemas "suaves" para no tropezar. Aquella búsqueda de la suavidad fue el primer taller de poesía de un autor que publicaría su primer libro, La miseria del hombre, en Luego vendrían títulos como Contra la muerte, Transtierro, Materia de testamento o No haya corrupción. "¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida / o la luz de la muerte?", decían sus versos más famosos. Otros menos conocidos avisaban con ironía: "No confundir las moscas con las estrellas; Maten, maten poetas para estudiarlos. / Coman, sigan comiendo bibliografía".

5 VICTROLA VIEJA No confundir las moscas con las estrellas: oh la vieja victrola de los sofistas. Maten, maten poetas para estudiarlos. Coman, sigan comiendo bibliografía. Libros y libros, libros hasta las nubes, pero la poesía se escribe sola. Se escribe con los dientes, con el peligro, con la verdad terrible de cada cosa. No hay proceso que valga, ni teoría, para parar el tiempo que nos arrasa. Vuela y vuela el planeta, ¿y el muerto?: inmóvil, ¡y únicamente el viento de la Palabra! Qué te parece el disco de los infusos: páginas y más páginas de cemento. Que entren con sus guitarras los profesores y el originalista de quince dedos. Ese que tiene el récord y anda que te anda descubriendo el principio de los principios. El alfabeto mismo le queda corto para decir lo mismo que estaba dicho. Y al que le venga el cuero que se lo ponga antes que lo dejemos feo y desnudo. Bajarse del caballo. La cosa empieza por el ser más abstracto. O el más abstruso. Dele con los estratos y la estructura cuando el mar se demuestra pero nadando. Siempre vendrán de vuelta sin haber ido nunca a ninguna parte los doctorados. Y eso que vuelan gratis: tanto prestigio, tanto arrogante junto, tanto congreso. Revistas y revistas y majestades cuando los eruditos ponen un huevo. Ponen un huevo hueco tan husserlino, tan sibilinamente heideggeriano, que, exhaustivos y todo, los hermeneutas dejan el laberinto más enredado. Paren, paren la música de esta prosa: vieja la vieja trampa de los sofistas. A los enmascarados y enmascarantes este cauterio rojo de poesía.

6 Profesor de literatura durante años, Rojas ejerció como diplomático en China y Cuba con Salvador Allende hasta que el golpe militar de 1973 lo puso de nuevo en el camino. Al exilio esta vez. Seis años más tarde volvería a su país para instalarse en Chillán. Gonzalo Rojas consiguió administrar con voz personal la telúrica herencia poética -y la alargadísima sombra- de Pablo Neruda. Se convirtió así en uno de los dos grandes polos de la poesía chilena. El otro polo, y ahora único, sigue siendo la irónica antipoesía de Nicanor Parra, que, tres años mayor que Rojas, le sobrevive. "Los verdaderos poetas son de repente y no basta el oficio", dijo en su discurso de recepción del premio Cervantes. "Te dan la palabra que no mereces y te pones a balbucear el mundo, imantado como en el amor por el encantamiento y el desollamiento". Aquel día, en Alcalá de Henares, se despidió citando en su propia traducción al "gran Horacio": "Jugaste bastante, comiste romanamente, y bebiste: ¡tiempo de que te vayas!". Gonzalo Rojas ha seguido jugando, comiendo y bebiendo ocho años más. Ahora acaba de irse.

7 La amo ¿y qué? Soy el ciego que ama a su ciega.
La palabra Un aire, un aire, un aire, un aire, un aire nuevo: no para respirarlo sino para vivirlo.

8 Carbón Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir mi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho, lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces, cuando el viento y la lluvia me mecían, lo siento como una arteria más entre mis sienes y mi almohada. Es él. Está lloviendo. Es él. Mi padre viene mojado. Es un olor a caballo mojado. Es Juan Antonio Rojas sobre un caballo atravesando un río. No hay novedad. La noche torrencial se derrumba como mina inundada, y un rayo la estremece. Madre, ya va a llegar: abramos el portón, dame esa luz, yo quiero recibirlo antes que mis hermanos. Déjame que le lleve un buen vaso de vino para que se reponga, y me estreche en un beso, y me clave las púas de su barba. Ahí viene el hombre, ahí viene embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso contra la explotación, muerto de hambre, allí viene debajo de su poncho de Castilla. Ah, minero inmortal, ésta es tu casa de roble, que tú mismo construiste. Adelante: te he venido a esperar, yo soy el séptimo de tus hijos. No importa que hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años, que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto, porque tú y ella estáis multiplicados. No importa que la noche nos haya sido negra por igual a los dos. -Pasa, no estés ahí mirándome, sin verme, debajo de la lluvia. De Contra la muerte, 1964.

9 Al silencio Oh voz, única voz: todo el hueco del mar, todo el hueco del mar no bastaría, todo el hueco del cielo, toda la cavidad de la hermosura no bastaría para contenerte, y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera oh majestad, tú nunca, tú nunca cesarías de estar en todas partes, porque te sobra el tiempo y el ser, única voz, porque estás y no estás, y casi eres mi Dios, y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro. De Contra la muerte, 1964.

10 LA LLUVIA Apréndele a esta rosa que está ahí y piensa pensamiento con 7 pétalos desafinados vino de Grecia, olió a Píndaro y Píndaro la olió entre las abejas que perdimos en el parto. Tiene que haber llorado llanto la muchacha. Todavía estará sangrando el verbo sangrar y de la asfixia el de llorar llorando. Tiene que andar el agua por ahí por esos ojos, tiene que haber llorado llanto la muchacha. Tiene que ser ninguna la que amé, la que duerme ninguna, tiene que haber ella el diamante sido torrencial que perdí en la guerra grande del amor cuando escribí allá por las cumbres de Atacama las 130 míseras algo así como páginas de la miseria del hombre, algo así a zarpazos, a sargazos, y estoy nadando por el roquerío. Tiene este martes que ser martes hoy, martes y ventolera y no haya corrupción, ahí va el Mundo mundanal con su pavoroso todavía, tienen que ser los perros los que ladran por allá abajo, tiene que estar llegando alguien con viento sur y mucha lluvia diáfana: - Apréndele, hocicón, le digo a mi corazón, la que tenía ciencia era el agua.

11 El sol es la única semilla
Vivo en la realidad. Duermo en la realidad. Muero en la realidad. Yo soy la realidad. Tú eres la realidad. Pero el sol es la única semilla. II ¿Qué eres tú? ¿Qué soy yo sino un cuerpo prestado que hace sombra? La sombra es lo que el cuerpo deja de su memoria. Yo tuve padre y madre: relámpago en la arteria una vez cada nunca. Mi rostro no es su rostro sino, acaso, la sombra, la mezcla de esos rostros. III Tú haces el bien o el mal, Tú eres causa de un hecho. Pero: ¿eres tú tu causa? Te dan lo que te piden. Piden lo que te dan. Total: entras y sales. Dejas tu pobre sombra como un nombre cualquiera escrito en la muralla. Peleas. Duermes. Comes. Engendras. Envejeces. Pasas al otro día. IV Los demás también mueren como tú, gota a gota, hasta que el mar se llena. ¿Has pensado en el aire que ese mar desaloja? Tú y yo somos dos tablas que alguien cortó en el bosque a un árbol milenario. Pero ¿quién plantó ese árbol para que de él saliéramos y en él nos encerráramos? V A ti no te conozco, pero tú estás en mí porque me vas buscando. Tú te buscas en mí. Yo escribo para ti. Es mi trabajo. Vivo en la realidad. Duermo en la realidad. Muero en la realidad. Yo soy la realidad. Tú eres la realidad. Pero el sol es la única semilla. De Oscuro, 1977.

12 Vaticinio La parte azul de esta mujer es lo que amo, lo que la corola con halo fresco, esa especie de ignorancia de pantera que es la su figura con castidad y sensualidad lo que la salva y me induce en lo más cruel de las bodas cuando hasta el aire es espina, el mismo aire que hace apenas 25 fuera nuestra mariposa gloriosa como si de golpe se hiciera aciaga ceniza y lo que en los preparativos del viaje lloviera transfiguración ya no lloviera lluvia ni agua de arcángel sino encima de nosotros sonido mortuorio y ella sin embargo anduviera ahí intacta levemente herida con el Mundo amarrado a su espalda con un andamio de cemento, a su bella espalda de arpa por no se sabe qué infortunio en el gran rito ritual y esa desdicha de las maletas interminables que nunca cierran y son como heridas o como valvas, o más abyectas que orejas que andan oyendo cuanto horror previas a los aviones que nos vuelan en la música nerviosa de un hemisferio a otro, a la siga de nada que no sea el éxtasis de vivir, no importa lo venenoso de los cuchillos de la inmigración, el oprobio, los malos tratos, el ruido, el espejo trizado

13 BEATRICE ¿Entonces era cierto, italiana mía, que aun negándolo entre risa y risa fresca me amabas? Cierra los ojos, mu- jer de sangre y pétalos, es- cucha: - aquí hay 2 y estos 2 son 1, desengánchenlos, a- puéstenlos ¡míseros morituri!, vienen de Rapallo y Lebu, el fonema de la L los hizo libres, no es que estén ahí cada uno en su sábana libérrimos y tristes, olor él a locura, a hermosura partida al medio ella, lo lástima misma es lo laberinto del encantamiento, lo fatídico, lo adiós por culpa de nadie, lo fragancia efímera, lo de una vez por todas fugaz .Reengánchenlos las estrellas.   Morituri te salutant: los que van a morir te saludan. [Los gladiadores en el circo] 

14 para violín. Vez que vengo vez que lloro de ti, otras veces me alimento de tus pestañas y entro en tu luz, se es hombremente hombre en la medida de enloquecer los animales, todos los animales que es uno, especialmente uno que es su cuerpo. Así las cosas me hago vidrio hasta mas alla de la transparencia, ahí mismo te trizo, empiezo para verte por lo raquídeo de tu esbeltez, sigo por lo alto desde la nuca de tus pelos hasta la humedad, ahí duermo, entonces beso tus pies de animala trémula.Van 15 versos, ¿qué hago con estos 15 versos? ¿Los guardo para después?, ¿Los tiro al aire contra las estrellas? Pienso y pienso, Dios no da para más, el Hueco de Él no da más. , e- mail de viejo, ala libérrima, escríbeme esta noche a las tres de nunca, pasadas las aguas de la era de los muertos, llámame para confirmar lo diáfano del teclado. Vez que vengo, vez que lloro de ti.   

15 Esquizotexto. -"Tengo 23, soy modista, soltera, cómico todo y tan raro, hablo contigo, camita: de una vez dímela, por qué no me la dices la Gran Verdad, la gran revolución: que vamos a ser piedras, plantas clarividentes, todo porque los árboles serán barcos y en los trenes viajará el Espíritu y del cuerpo se hará miel, la enfermera es la nube". De Del relámpago, 1981

16 Enigma de la deseosa Muchacha imperfecta busca hombre imperfecto de 32, exige lectura de Ovidio, ofrece: a) dos pechos de paloma, b) toda su piel liviana para los besos, c) mirada verde para desafiar el infortunio de las tormentas;                            no va a las casas ni tiene teléfono, acepta imantación por pensamiento. No es Venus; tiene la voracidad de Venus.

17 De la liviandad Volviendo sobre una línea de Cortázar, las mujeres cómo recaen. Man Ray hizo la foto: lomo largo con todas las vértebras preciosas a la vista y ella cayendo flexible en el encantamiento, flaca la pelirroja, lista para la otra pasarela del placer, los tirantes por allá, las medias disparadas, y algo más lejos en la otra punta de la alfombra los dos zapatos altísimos sin nadie muertos de amor, tristísimos y viudísimos de ella pidiéndole frenéticos que no, que su cuerpo blanco no, que no se entregue a la usurpación, que vuelva como en el tango, que no. -Cierren finas las cortinas.

18 el acorde arterial del éxtasis, los leones de Babilonia adentro, por lo animala trémula cuando te quedas honda pensando pensamiento, por los milenios que hablan fenicio, etrusco, maya en ti, mi una única, de hipotálamo a pie precioso, sin Malcolm Lowry, sin Artaud, sin Lawrence, por ese violoncello que eres tú y nada más, por ese río que eres donde los niños miden el fondo de la transparencia. Alabado, alabado porque es esdrújulo como el Hado. Más claro y ya por último fuera del ahora, no se ha vivido, se ha llorado llanto de nacer, se ha, se habrá // Renata difícil la situación tuya Ajmátova Anna Ajmátova Respuesta a ras de arrullo virtual: entendido descifrado hermoso a escala de amor hermoso fechado hoy en Monterrey, un beso, ¿dónde queda Monterrey? Alabado sea México porque es esdrújulo como el Hado, por el gran pétalo convulso y blanco de tu cuerpo, Renata, arrebatado por

19 No hubo ver, no se vio, todo lo más que se vio
// No hubo ver, no se vio, todo lo más que se vio fue un aullido, desde las galaxias, la oreja pensó ojo, el ojo pensó vagido: tú -paridora- sabes cuánto cuesta. Por anámnesis, por desierta memoria sabes cuánto le cuesta al corazón irse quitando quereres, cuánto al estanque donde suelen flotar los cisnes negros, cuánto a la propia soledad que ha sido, que será, cuánta hermosura le cuesta a la hermosura. Porque todo es parte Renata, todo es parte, tu figura, tu escritura, esa letra que los dioses escriben por ti cuando dices su callada resurrección, tus muslos, tu risa de repente, la rugosa realidad que pintó Rimbaud, ese otro relámpago con R de rey, lo ensangrentado de ti que anda en mí arterial, el misterio. Todo es parte, se es hombre de mujer, mujer de hombre, ventolera de Dios: ánimula vágula blándula, mortala de mortal, útero de la Tierra, atánatos espérmatos se es, mariposa y sangre para hilar el pez del que vinimos viniendo. -Sigue tú: el Tao eres tú. wikipedia.org/wiki/Anna_Ajmtova

20 Tabla de aire. Consideremos que la imaginación fuera una invención como lo es, que esta gran casa de aire llamada Tierra fuera una invención, que este espejo quebradizo y salobre ideado a nuestra imagen y semejanza llegara más lejos y fuera la invención de la invención, que mi madre muerta y sagrada una invención rodeada de lirios, que cuanta agua anda en los océanos y discurre secreta desde la honda y bellísima materia vertiente fuera una invención, que la respiración más que soga y asfixia fuera una invención, que el cine y todas las estrellas, que la música, que el coraje y el martirio, que la Revolución fuera una invención, que esta misma tabla de aire en la que escribo no fuera sino invención y escribiera sola estas palabras.

21 Carta a Huidobro 1. Poca confianza en el XXI, en todo caso algo pasará, morirán otra vez los hombres, nacerá alguno del que nadie sabe, otra física en materia de soltura hará más próxima la imantación de la Tierra de suerte que el ojo ganará en prodigio y el viaje mismo será vuelo mental, no habrá estaciones, con sólo abrir la llave del verano por ejemplo nos bañaremos en el sol, las muchachas perdurarán bellísimas esos nueve meses por obra y gracia de las galaxias y otros nueve por añadidura después del parto merced al crecimiento de los alerces de antes del Mundo, así las mareas estremecidas bailarán airosas otro plazo, otro ritmo sanguíneo más fresco, lo que por contradanza hará que el hombre entre en su humus de una vez y sea más humilde, más terrestre. //

22 2. Ah, y otra cosa sin vaticinio, poco a poco envejecerán las máquinas de la Realidad, no habrá drogas ni películas míseras ni periódicos arcaicos ni -disipación y estruendo- mercaderes del aplauso ignominioso, todo eso envejecerá en la apuesta de la creación, el ojo volverá a ser ojo, el tacto tacto, la nariz éter de Eternidad en el descubrimiento incesante, el fornicio nos hará libres, no pensaremos en inglés como dijo Darío, leeremos otra vez a los griegos, volverá a hablarse etrusco en todas las playas del Mundo, a la altura de la cuarta década se unirán los continentes de modo que entrará en nosotros la Antártica con toda su fascinación de mariposa de turquesa, siete trenes pasarán bajo ella en múltiples direcciones a una velocidad desconocida. 3. Hasta donde alcanzamos a ver Jesucristo no vendrá en la fecha, pájaros de aluminio invisible reemplazaran a los aviones, ya al cierre del XXI prevalecerá lo instantáneo, no seremos testigos de la mudanza, dormiremos progenitores en el polvo con nuestras madres que nos hicieron mortales, desde allí celebraremos el proyecto de durar, parar el sol, ser -como los divinos- de repente.

23 Materia de Testamento A mi padre, como corresponde, de Coquimbo a Lebu, todo el mar, a mi madre la rotación de la Tierra, al asma de Abraham Pizarro aunque no se me entienda un tren de humo, a don Héctor el apellido May que le robaron, a Débora su mujer el tercero día de las rosas, a mis 5 hermanas la resurrección de las estrellas, a Vallejo que no llega, la mesa puesta con un solo servicio, a mi hermano Jacinto, el mejor de los conciertos, al Torreón del Renegado donde no estoy nunca: Dios, a mi infancia, ese potro colorado, a la adolescencia, el abismo, a Juan Rojas, un pez pescado en el remolino con su paciencia de santo, a las mariposas los alerzales del sur, a Hilda, l'amour fou, y ella está ahí durmiendo, a Rodrigo Tomás mi primogénito el número áureo del coraje y el alumbramiento, a Concepción un espejo roto, a Gonzalo hijo el salto de la Poesía por encima de mi cabeza, a Catalina y Valentina las bodas con hermosura y espero que me inviten, // //

24 // a Valparaíso esa lágrima, a mi Alonso de 12 años el nuevo automóvil siglo veintiuno listo para el vuelo, a Santiago de Chile con sus 5 millones la mitología que le falta, al año 73 la mierda, al que calla y por lo visto otorga el Premio Nacional, al exilio un par de zapatos sucios y un traje baleado, a la nieve manchada con nuestra sangre otro Nüremberg, a los desaparecidos la grandeza de haber sido hombres en el suplicio y haber muerto cantando, al Lago Choshuenco la copa púrpura de sus aguas, a las 300 a la vez, el riesgo, a las adivinas, su esbeltez a la calle 42 de New York City el paraíso, a Wall Street un dólar cincuenta, a la torrencialidad de estos días, nada, a los vecinos con ese perro que no me deja dormir, ninguna cosa, a los 200 mineros de El Orito a quienes enseñé a leer en el silabario de Heráclito, el encantamiento, a Apollinaire la llave del infinito que le dejó Huidobro, al surrealismo, él mismo, a Buñuel el papel de rey que se sabía de memoria, a la enumeración caótica el hastío, a la Muerte un crucifijo grande de latón.

25 Fuentes: Gonzalo Rojas pps: Gonzalo Rojas-Poesias para imprimir

26 Gonzalo Rojas en Youtube:
80 veces nadie (Gonzalo Rojas, Chile) Gonzalo Rojas: Sus Poemas en Su Voz - Muchachas que se ama cuando se ama Gonzalo Rojas: Sus Poemas en Su Voz - Retrato de Mujer Gonzalo Rojas: Sus Poemas en Su Voz - Perdí Mi Juventud El poema Oscuridad Hermosa recitado por su creador, el poeta Gonzalo Rojas Gonzalo Rojas Terremoto 2010

27 Recomendamos escuchar a Gonzalo Rojas leyendo sus poemas:
Octubre ocho   Los días van tan rápidos   Materia de Testamento   La sutura   Oscuridad hermosa   Sebastián Acevedo 1   Quedeshim Quedeshoth   Transtierro   Visa para que   Orquídea en el gentio (Instituto Cervantes-voces del poeta)

28 Estan invitados a visitar nuestro web
Oh voz, única voz: todo hueco del mar,                  todo el hueco del mar no bastaría,              todo el hueco del cielo,          toda la cavidad de la hermosura   no bastaría para contenerte,   y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera,   oh majestad, tú nunca,   tú nunca cesarías de estar en todas partes,   porque te sobra el tiempo y el ser, única voz,   porque estás y no estás, y casi eres mi Dios,   y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro.  Clarita y Efraim Estan invitados a visitar nuestro web mail


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