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1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source.

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1 1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo espiritualidad.sanpablo@gmail.com Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source de Vie, Toulouse HACIA EL DOMINGO 6º DE PASCUA Para Orar Cada Día el Evangelio del Domingo Próximo Del Lunes 19 al Domingo 26 de mayo de 2014  Hacia el Domingo 6º de Pascua  Orar en el Corazón del Mundo: Por la intercesión de María  Una manera de contemplar para amar: 5/7  Orar en la Casa: No olvidar a quien se siente huérfano. Hacia el Domingo 6º de Pascua Evangelio de Jesucristo según san Juan Capítulo 14, versículos 15 al 21 “ Al momento en que Jesús pasaba de este mundo a su Padre, dijo a sus discípulos: “Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes. No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo vivo y también ustedes vivirán. Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí y yo en ustedes. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”.

2 5 76 4 M AR 20 M IÉ 21 L UN 19 J UE 22 Jesús nos anuncia un “Defensor”, un abogado, sugiriéndonos que, sumergidos en el mundo, estamos llamados a afrontar a un adversario. Pero no precisa si este viene del exterior o del interior de nosotros mismos. En este extraño proceso, con la finalidad de caminar hacia la verdad, no podemos contar solamente con nuestras propias fuerzas: necesitamos del Espíritu. Entonces, me vuelvo hacia este Defensor diciéndole: “Ven, Espíritu de Dios, defiéndeme contra el adversario”. Los ojos de la fe Un Defensor El Espíritu no se concede solo a algunos porque lo merezcan, sino que se propone a todos. Pero algunos, nos dice Jesús, no pueden recibirlo porque no lo ven. Es una gran responsabilidad para nosotros: ¿cómo abrir suficientemente los ojos de la fe para recibir al Espíritu? ¿Cómo deshacernos de las anteojeras que nos impiden ver? El día de hoy, puedo entrenarme en ver al Espíritu que trabaja al centro del mundo. Reconociendo primeramente que trabaja en el otro, incluso en aquel a quien no comprendo, me volveré más capaz de recibirlo. Las primeras palabras que dice Jesús nos dejan la iniciativa: “Si ustedes me aman…”: no quiere forzarnos. Pero esta libertad que nos ofrece no es el signo de un abandono. Inmediatamente después, nos asegura: “Yo rogaré al Padre” y no hay condición: lo amemos o no, Jesús rogará. El día de hoy, Jesús ruega al Padre que envíe a su Espíritu para mí y para cada uno de nosotros. Seguro de esta oración, puedo regresar a la primera frase de Jesús “si ustedes me aman…” y estar atento a lo que suscita en mí. Él ruega por nosotros La hora es grave En este Evangelio, Jesús habla a sus discípulos por última vez antes de la Pasión… Toma tiempo para entregarnos su testamento, no para que vivamos sin él, sino para que aprendamos a vivir con él de otra manera. Para sentir el peso de las palabras de esta semana, tomo tiempo para imaginarme el ambiente en el que Jesús habla a sus amigos pues los introduce ya en el misterio de su resurrección.

3 9 1110 V IE 23 Orar en el Corazón del Mundo con el Papa Francisco Jesús nos anuncia que regresa a nosotros, que lo veremos vivo. Y esta vida es contagiosa pues nos hace esta promesa: “ustedes vivirán también”. Para que vivamos, es necesario que conservemos la experiencia del Resucitado: él se revela a través de las Escrituras, a través de los movimientos de nuestros corazones, a través de los sacramentos, a través de los demás… Con el poeta jesuita Didier Rimaud, pidamos al Señor que lo acechemos por todos los frentes: “Dirige mis sentidos hacia el interior. Fuerza mis pasos a la aventura”. Entonces, viviré. D OM 25 8 ¡Resucitado, presente! Oremos: para que María, Estrella de la evangelización, guíe la misión de la Iglesia en el anuncio de Cristo al mundo entero. Amar – Mandamientos - Amar Abierto a la Trinidad S ÁB 24 Jesús ruega al Padre que envíe al Espíritu. Él regresa hacia nosotros. Él está en su Padre y en nosotros… ¡Cuántas relaciones cruzadas! Y en las últimas frases de este evangelio, todas estas relaciones se rencuentran bajo la palabra “amor”. Jesús está comprendido en el juego de relaciones que nosotros llamamos con una palabra y que, sin embargo, puede parecer muy abstracta: la Trinidad. El misterio trinitario no es una manera complicada de hablar de Dios: es su invitación a entrar en la danza para ser yo en él y él en mí. El día de hoy, puedo retomar lentamente la invitación cristiana por excelencia “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” y entrar en los lazos que unen a las personas de la Trinidad entre sí y conmigo. El amor abre. Es la huella de la resurrección en mi vida. El evangelio comienza y se termina con palabras que no parecería fueran juntas: mandamientos y amar. “Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos”. Sabemos que no podemos contentarnos con decir: “te amo”, pero también sabemos qué difícil es permanecer fieles. La última frase insiste: “El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama”. Pero permanece la pregunta: ¿cómo hacerlo? No nos preocupemos si no somos grandes místicos. Una fidelidad tranquila, un sencillo deseo de servir a nuestros hermanos y de seguir a Cristo, ¿acaso no es recibir sus mandamientos y entrar en su amor? Es ya un camino que lleva de manera segura a la resurrección..

4 13 1514 ORAR EN LA CASA 12 O RAR EN LA CASA Jesús no nos deja huérfanos, sino que regresa a nosotros. Es fácil de decir, pero más delicado de creer para las personas que experimentan el sentimiento de ser abandonados por el Señor. Si conocemos algunas, no dudemos en pedir al Señor por ellas, ir a visitarlas o hablarles por teléfono. Si al leer el periódico o escuchar la radio oímos hablar de hombres y mujeres que de alguna manera se sienten huérfanos, hagamos lo mismo incluyéndolos en nuestra intercesión, por ejemplo, en la noche antes de ir a dormir. Y si en nuestra familia, entre nuestros vecinos, o incluso entre nuestros amigos, somos testigos de un sentimiento de abandono o de una situación de aislamiento, hagamos lo mismo. Los nombres de estas personas pueden enriquecer nuestro rincón de oración pues Dios no quiere dejar a nadie huérfano de amor. “Volveré a ustedes” San Juan 14, 18 En respuesta al amor de Dios, puedo hacer mi ofrenda diciendo: “Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi inteligencia y toda mi voluntad, todo lo que tengo y todo lo que poseo. Tú me lo has dado, Señor, te lo devuelvo. Todo es tuyo, dispón de ello según tu entera voluntad. Concédeme amarte; concédeme esta gracia, con eso me basta”. Una manera de contemplar para llegar al amor (5/7)

5 17 1918 16 ________________________________ ________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ Sorprendente, ¿no? Como si la resurrección de Jesús nos invitara no a recordar un acontecimiento pasado sino a imaginar el futuro de nueva manera. No a un futuro marcado por el horizonte de la muerte – que, sin embargo, nos espera a todos- sino un futuro que se abre hacia algo, o más exactamente hacia alguien, vivo y con una vida que ya ha atravesado la muerte. Démonos cinco minutos y abramos los ojos. Miremos lo que va a venir en nuestras vidas y que, a priori, será una prueba. Si el Resucitado viene a nosotros, ¿esto en verdad no cambiará nada? Hace apenas un mes festejamos el domingo de Pascua, el primero de una serie que da ritmo al tiempo pascual. En su sabiduría, la liturgia de la Iglesia sabe tomar su tiempo. Conoce nuestra poca memoria y atención y, en efecto, necesitamos varios domingos para darnos cuenta concretamente de cómo el Resucitado viene a conmocionar nuestras vidas. Sin este tiempo de asimilación personal, corremos el riesgo de que la resurrección sea para nosotros una idea hermosa y generosa, pero nunca una persona viviente. Ahora bien, nos dice Jesús en el evangelio que se eligió para este sexto domingo de Pascua: “Volveré a ustedes”.


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