La descarga está en progreso. Por favor, espere

La descarga está en progreso. Por favor, espere

[...] En cuanto a mí, ME ENCONTRÉ PERSONALMENTE CON EL GOLEM por primera vez hace alrededor de treinta y tres años. >>Venía a mi encuentro por un pasaje.

Presentaciones similares


Presentación del tema: "[...] En cuanto a mí, ME ENCONTRÉ PERSONALMENTE CON EL GOLEM por primera vez hace alrededor de treinta y tres años. >>Venía a mi encuentro por un pasaje."— Transcripción de la presentación:

1 [...] En cuanto a mí, ME ENCONTRÉ PERSONALMENTE CON EL GOLEM por primera vez hace alrededor de treinta y tres años. >>Venía a mi encuentro por un pasaje y poco faltó para que chocáramos. >>Aún hoy no logro comprender lo que me pasó en ese momento, puesto que a fin de cuentas nadie tiene día tras día la impresión de que va a encontrarse con el Golem. Y sin embargo, en ese preciso instante, antes que hubiera podido verlo, ALGO GRITÓ EN MÍ: ¡el Golem! En ese mismo momento ALGUIEN SALIÓ DE LA SOMBRA de una puerta cochera y el desconocido pasó a mi lado. Un segundo más tarde UN TORRENTE DE ROSTROS PÁLIDOS, trastornados, se precipitaba hacia mí y me preguntaba si lo había visto. >>Y mientras les respondía, tuve la impresión de que mi lengua se desataba, por más que con anterioridad no hubiera advertido rigidez alguna. >>Me sentí estupefacto de poder moverme y sólo entonces me percaté de que había debido estar -aunque sólo fuese durante el latido de mi corazón- en una especie de letargo. >>A menudo he reflexionado largamente acerca de esas cosas, y me parece que me acerco el máximo a la verdad diciendo lo siguiente: en el curso de una vida hay siempre un momento en que UNA EPIDEMIA ESPIRITUAL recorre el barrio judío con la rapidez del rayo, ATACA LAS ALMAS de aquellos que viven con un designio que permanece para nosotros oculto, y hace aparecer a la manera de un espejismo LA SILUETA DE UN SER característico que HACE SIGLOS VIVE AQUÍ, y quizá desea ávidamente REENCONTRAR FORMA Y SUSTANCIA. Gustav Meyrink: El Golem A Eric le ocurría algo extraño, más que SU REGRESO DE LA MUERTE. [...] Subió lenta y temblorosamente los dedos, para explorar LA DEPRESIÓN DE SU CRÁNEO, producida por el impacto del camión de la basura. Seguía ahí, pero no tan profunda como la recordaba, y la concavidad era sólida. [...] Tampoco sintió que le doliera la piel. Revestido de valor, presionó con los dedos dentro de la herida, palpó, exploró la depresión de un lado a otro y por todas partes halló que el hueso estaba duro y cubierto de una sana capa de piel. [...] LA HERIDA HABÍA SANADO y su tejido cerebral estaba nuevamente protegido por una coraza ósea intacta. [...] De un modo casi involuntario, desplazó su mano exploradora hacia la frente, donde se había centrado su reciente explosión de dolor. PERCIBIÓ ALGO EXTRAÑO. Algo fuera de lugar. SU FRENTE HABÍA DEJADO DE SER LISA. Estaba llena de bultos y protuberancias. Estaba cubierta de extraños abombamientos aparentemente colocados al azar. Oyó un aullido aterrador y al principio no se dio cuenta de QUE PROCEDÍA DE SU PROPIA GARGANTA. [...] Incapaz de dejar de explorar, se le llenaron los ojos de cálidas lágrimas. Su cuerpo se estaba reformando. Pero, ¿EN QUÉ SE CONVERTÍA? Se levantó y fue en busca de un espejo. TENÍA QUE VER SU ROSTRO. No quería verlo, le repelía la idea de lo que descubriría, le aterrorizaba contemplar en el espejo a un grotesco desconocido, pero al mismo tiempo sentía la urgente necesidad de averiguar en qué se estaba convirtiendo. [...] Mirándose horrorizado al espejo, como si fuera una ventana que se abría al infierno, levantó una mano temblorosa para acariciarse de nuevo la frente, el espinazo óseo que le había crecido desde el puente de la nariz hasta el cuero cabelludo. Su cuerpo se estaba transformando de un modo azaroso, o con un fin que era incapaz de dilucidar, y era imposible saber cuándo se detendría finalmente el proceso. Era posible que jamás lo hiciera. Quizás seguiría creciendo, cambiando, adquiriendo un sinfín de nuevas formas, a perpetuidad. Estaba experimentando una metamorfosis que le convertía en un monstruo... quizás, finalmente, en un ser tan diferente que ya no se le podría considerar como componente de la especie humana. Dean Koontz: Hogueras esperctrales BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA: - Frankenstein (Mary W. Shelley) - La mandrágora (Hanns Heinz Ewers) - El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde (Robert Louis Stevenson) - El retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde) - El golem (Gustav Meyrink) - Grendel (John Gardner) - Hogueras espectrales (Dean Koontz) - Cabal (Clive Barker) Visiones aborrecibles, tanto más cuanto vemos en ellas leves rasgos humanos, huellas de un lejano parentesco... Seres de pesadilla, pero que siguen vivos en nuestra conciencia cuando llega la vigilia... Terribles deformidades físicas, que no son otra cosa que alegorías de aún más terribles deformidades morales... El hombre, en el espejo de la literatura, se ve a sí mismo transformado en un monstruo; pero, ¿desde qué lado del espejo estamos mirando?


Descargar ppt "[...] En cuanto a mí, ME ENCONTRÉ PERSONALMENTE CON EL GOLEM por primera vez hace alrededor de treinta y tres años. >>Venía a mi encuentro por un pasaje."

Presentaciones similares


Anuncios Google