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Motivos de la Encíclica

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Presentación del tema: "Motivos de la Encíclica"— Transcripción de la presentación:

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2 Motivos de la Encíclica
Recuperar el carácter de LUZ, propio de la FE que alumbra la existencia del hombre y ayuda a distinguir entre el bien y el mal en la época moderna donde creer es diferente a buscar y donde la fe es vista como una ilusión. Reavivar la percepción de los horizontes que la fe abre para confesarla en unidad e integridad.

3 La luz de la Fe Hemos creído en el amor. Cf. (1 Jn 4,16)
Capítulo Primero Si no creéis, no comprenderéis. Capítulo Segundo (Cf Is 7,9) Transmito lo que he recibido. (Cf 1Cor 11,13) Capítulo Tercero Dios prepara una ciudad para ellos. (Cf Hb 11,16) Capítulo Cuarto

4 Capítulo Primero Hemos creído en el amor

5 La forma eclesial de la Fe
La fe abre camino y acompaña los pasos del hombre a lo largo de la historia.[8] La fe está vinculada con la escucha.[8] La fe es respuesta la Palabra que nos llama por nuestro nombre.[8] La Biblia cuando habla de fe usa el término émûnah cuya raíz que significa “sostener”.[10] La fe se supone en relación con la paternidad de Dios. [11]

6 Fuera de la presencia del Espíritu, es imposible confesar al Señor
Fuera de la presencia del Espíritu, es imposible confesar al Señor. La fe se confiesa dentro del cuerpo de la Iglesia, como "comunión real de los creyentes." Los cristianos son "uno" sin perder su individualidad y en el servicio a los demás cada uno gana su propio ser. Por eso, "la fe no es algo privado, una concepción individualista, una opinión subjetiva", sino que nace de la escucha y está destinada a pronunciarse y a convertirse en anuncio.[22]

7 Si no creéis no comprenderéis
Capítulo Segundo Si no creéis no comprenderéis

8 La LF subraya el vínculo entre fe y amor, entendido no como "un sentimiento que va y viene", sino como el gran amor de Dios que nos transforma interiormente y nos da nuevos ojos para ver la realidad. Si, pues, la fe está ligada a la verdad y al amor, entonces "amor y verdad no se pueden separar", porque sólo el verdadero amor resiste la prueba del tiempo y se convierte en fuente de conocimiento.[26-27]

9 La fe es una verdad centrada en el encuentro con el Cristo encarnado, que, viniendo entre nosotros, nos ha tocado y nos ha dado su gracia, transformando nuestros corazones.[30]

10 Me estabilizaré y consolidaré en ti …en tu verdad. San Agustín
La luz de la fe en Jesús ilumina también el camino de todos los que buscan a Dios, y constituye la aportación propia del cristianismo al diálogo con los seguidores de las diversas religiones. Él es Sujeto que se deja conocer y se manifiesta en la relación de persona a persona. La fe recta orienta la razón a abrirse a la luz que viene de Dios, para que, guiada por el amor a la verdad, pueda conocer a Dios más profundamente. Los grandes doctores y teólogos medievales han indicado que la teología, como ciencia de la fe, es una participación en el conocimiento que Dios tiene de sí mismo.[36]

11 Transmito lo que he recibido
Capítulo Tercero Transmito lo que he recibido

12 Afirma el Concilio ecuménico Vaticano II, « lo que los Apóstoles transmitieron comprende todo lo necesario para una vida santa y para una fe creciente del Pueblo de Dios; así la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree »[40].

13 La Iglesia enseña lo que es y lo que cree:
Con su testimonio. Con su vida Celebra-(culto) A todos y a todas las edades.

14 El Catecumenado como preparación al Bautismo.[42]
El Bautismo como nacimiento a la vida en Cristo. La estructura sacramental tiene su culmen en la Eucaristía.[43] En el contenido del Credo recorremos los misterios de la vida de Cristo.[45] El decálogo camino hacia la comunión plena con Dios.[46] La oración del Padre Nuestro

15 Capítulo Cuarto Dios prepara una ciudad para ellos

16 Fe y bien Común La fe no sólo se presenta como un camino, sino también como una edificación, como la preparación de un lugar en el que el hombre pueda convivir con los demás. El primer constructor es Noé que, en el Arca, logra salvar a su familia (cf. Hb 11,7).[50]

17 Si el hombre de fe se apoya en el Dios del Amén, en el Dios fiel (cf
Si el hombre de fe se apoya en el Dios del Amén, en el Dios fiel (cf. Is 65,16), y así adquiere solidez, podemos añadir que la solidez de la fe se atribuye también a la ciudad que Dios está preparando para el hombre. La fe revela hasta qué punto pueden ser sólidos los vínculos humanos cuando Dios se hace presente en medio de ellos.[50]

18 La fe nace del encuentro con el amor originario de Dios, en el que se manifiesta el sentido y la bondad de nuestra vida, que es iluminada en la medida en que entra en el dinamismo desplegado por este amor, en cuanto que se hace camino y ejercicio hacia la plenitud del amor.[51]

19 Las manos de la fe se alzan al cielo, pero a la vez edifican en la caridad, una ciudad construida sobre relaciones, que tienen como fundamento el amor de Dios.[51]

20 Claves para leer Lumen Fidei
La LF es una invitación a comprender la fe como una gracia que merece ser compartida en familia. Regresar al Catic para recordar que la fe es una gracia que se celebra y se reza en familia. Es un documento que subraya la importancia del Año de la Fe y da nuevo impulso a la NE. Nos impulsa a revivir el conocimiento de las verdades de la fe.

21 ¡Madre, ayuda nuestra fe!
Abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada. Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa. Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor, para que podamos tocarlo en la fe. Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar. Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado. Recuérdanos que quien cree no está nunca solo. Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que él sea luz en nuestro camino. Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros, hasta que llegue el día sin ocaso, que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor. Dado en Roma, junto a San Pedro, el 29 de junio, solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, del año 2013, primero de mi Pontificado. FRANCISCUS Hna Laura Diaz


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