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Fiesta del Corpus Christi. A

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Presentación del tema: "Fiesta del Corpus Christi. A"— Transcripción de la presentación:

1 Fiesta del Corpus Christi. A
Que no me falte, Señor, el pan de tu Palabra, que me dé sabiduría para guiarme en mi vida cotidiana, y me enseñe a discernir con la ayuda de tu gracia. Que no me falte, Señor, el pan de tu silencio para saber profundizar todo lo que me pasa por dentro, y encuentre en ti, mi raíz y fundamento. Que no me falte, Señor, el pan de tu consuelo, cuando me fallan las fuerzas, cuando lo veo todo negro, y necesito tu apoyo para reafirmar mi seguimiento. el pan de tu presencia, que me vaya acompañando hacia más altas metas, derribando muros, traspasando fronteras, para llevar tu Buena Noticia a todo el que se me acerca. Que no me falte, Señor, el pan de tu entrega, que se ofrece gratuitamente sin cálculos ni reservas, con la satisfacción de la obra bien hecha. el pan de tu eucaristía que alimenta mi fe y la hace más sólida y comprometida, más personalizada y comunitaria, más gozosa y compartida. Que no me falte, Señor, el pan de tu alegría , que en mis jornadas no se instale la rutina, ni me deje llevar por el caminar cansino de los días. Perdón, Señor… por mi falta de confianza para descubrir que tú siempre me acompañas. por alimentarme de tantas cosas que no me llenan ni me sacian. por vivir muchas veces la eucaristía de manera superficial y rutinaria. por mi fe excesivamente individualista y poco comunitaria. ****************** Danos, Señor, el pan de cada día… para que a nadie le falte lo necesario para tener una vida digna. para que en el mundo reine la paz, la fraternidad y la justicia. para que encontremos el sentido que nos mueve y orienta nuestras vidas. para que nos llenemos de gozo, de fiesta y de alegría. para que alimente nuestro deseo de vivir una fe más comprometida. para que nos dé fortaleza en los momentos de dificultad y en las situaciones en las que no vemos la salida. para compartirlo con quien más lo necesita. para que nos ayude a cultivar la apertura y la acogida. ¡Danos siempre de tu pan! Porque, sin ti, estamos abocados a la desilusión y al desencanto a la tibieza, al pesimismo o al enfrentamiento. Porque, aunque estemos envueltos en contradicciones, somos miembros de tu Cuerpo y anunciadores de tu misterio salvador. Que el pan que compartimos en tu mesa nos anime a compartir los bienes de la mesa del desarrollo. Renueva, Señor, nuestros corazones para que el pan de la abundancia Llegue a todos los pobres del mundo. Haz, Señor, que a nadie le falte el pan, que a nadie le falte un puesto de trabajo y un salario digno. Y que todos disfrutemos la libertad, la amistad y la compañía de los que amamos. Gracias, Señor, por compartir nuestras prisas y ofrecernos un poco de calma. Gracias, Señor, por no ser indiferente a nuestra vida y colmarnos con tu gracia. Gracias, Señor, por contemplar nuestra situación y regalamos tantas caricias con serenas respuestas. Gracias, Señor, porque tu Cuerpo y tu Sangre nos hacen fuertes, decididos y valientes... para proclamar hoy, más que nunca, que merece la pena caminar y vivir contigo.   [I.L.] Fiesta del Corpus Christi. A Alimento que da Vida Dime cómo ser pan. Salomé Arricibita. RECORDAR Y REVIVIR. Tanto en situación de carencia como en situación de abundancia Moisés invita al pueblo a reconocer la presencia de Dios dando fuerza y sustento, aliento y consistencia, solidez y fundamento. Lo importante no es el alimento sino la realidad que él mismo supone: Dios que lo entrega, lo ofrece y hace que la vida se enriquezca. Tener presente que somos más que lo que comemos, somos aquello que nos da vida y firmeza, lo que alienta nuestra vida, lo que hace que todo merezca la pena. No recordamos un pasado muerto, sino a Alguien que va dando dinamismo y transmitiendo energía. Puedo hacer un rato de oración para recordar y revivir el paso de Dios por mi vida, los dones que me va dando, la gracia que me comunica, dónde le veo presente, dónde le descubro acompañando mi caminar día a día. ALIMENTARSE Y COMULGAR. La vida (física, espiritual, religiosa, moral…) para que desarrolle hay que alimentarla ¿Qué o quién alimenta mi vida? ¿Con quién sintonizo (“comulgo”)? ¿Quién va marcando mi ritmo cada día? ¿Qué actitudes, valores, virtudes van dando sentido a lo que soy y a lo que hago? Alimentarme de Jesús (Pan de Vida) es dejarme llenar de su presencia real y hacer un compromiso: actualizar hoy, en mi realidad, su estilo de vida: querer vivir como él vivió, hablar como él habló, tener sus mismos sentimientos, tomar sus mismas opciones, andar sus mismos caminos, acercarme a las personas a las que él se acercaba, servir como él servía… Eso es lo que manifestamos cuando celebramos la eucaristía: querer que él vaya configurando mi vida, ir poco a poco dejándome transformar por él. Hoy puede ser un buen día para plantearme cómo celebro la eucaristía, qué significa para mí, con qué actitud participo en ella. Repasar cada una de sus partes y descubrir toda la riqueza que encierra. Porque en ella se dan cita todos los elementos centrales de la fe: Acogida, comunidad, perdón, escucha de la Palabra, oración, ofertorio, acción de gracias, paz, comunión, misión, compromiso… Puedo plantearme hacer un rato de adoración descubriendo, saboreando y agradeciendo la presencia de Cristo en mi vida, dándome fuerza, descansando en él mis agobios, renovando mi vocación y la misión a la que me envía… ENTREGARSE Y COMPARTIR. No es posible comulgar con Cristo si no nos preocupamos de los demás. Hay que adorar a Cristo en el sagrario de los templos y en el sagrario del prójimo (sobre todo los pobres y necesitados con los que Él se identificó). La fiesta del Corpus queda incompleta si no lleva a un compromiso efectivo por hacer que llegue a todos el pan, la justicia, la dignidad, el consuelo, la escucha, el trabajo, la libertad… Alimentarme de Jesús es querer entregar mi vida como lo hizo él, compartir mi tiempo, bienes, dones… como lo hizo él, comprometerme a sanar, acompañar y alimentar las “hambres” de tantas personas que viven en precariedad. ¿A qué me lleva celebrar la eucaristía? ¿va transformando mi vida? ¿Qué comparto con más frecuencia: lo que hago, lo que tengo, lo que soy…? La mesa está llena. Se sirven manjares exquisitos: la paz, el pan, la palabra de amor, de acogida, de justicia, de perdón. Nadie queda fuera, que si no la fiesta no sería tal. Los comensales disfrutan del momento, y al dedicarse tiempo unos a otros, se reconocen, por vez primera, hermanos. La alegría se canta, los ojos se encuentran, las barreras bajan, las manos se estrechan, la fe se celebra… y un Dios se desvive al poner la mesa. [J.M.R.O.]

2 Lectura del libro del Deuteronomio
(8,2-3.14b-16a): Moisés habló al pueblo, diciendo: «Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus preceptos o no. Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan sino de todo cuanto sale de la boca de Dios. No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.» Salmo 147, R/. Glorifica al Señor, Jerusalén Glorifica al Señor, Jerusalén;  alaba a tu Dios, Sión:  que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,  y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/. Ha puesto paz en tus fronteras,  te sacia con flor de harina.  Él envía su mensaje a la tierra,  y su palabra corre veloz. R/. Anuncia su palabra a Jacob,  sus decretos y mandatos a Israel;  con ninguna nación obró así,  ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

3 Lectura de la primera carta
del apóstol san Pablo a los Corintios (10,16-17): El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan. Lectura del santo evangelio según san Juan (6,51-58): En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.» Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»


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