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IMMANUEL KANT (1724-1804) Por C.F.G..

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Presentación del tema: "IMMANUEL KANT (1724-1804) Por C.F.G.."— Transcripción de la presentación:

1 IMMANUEL KANT ( ) Por C.F.G.

2 KANT: vida y época El 12 de febrero de 2004 se ha conmemorado el doscientos aniversario de su muerte.

3 5. LA PERSONA. 5.1.- Carácter austero.
5.2.- Vida metódica y rutinaria. 5.3.- Benévolo, provinciano, soltero. 5.4.- Buen anfitrión. 5.5.- Vida dedicada al estudio y la enseñanza. 5.6.- Pacifista antimilitarista y ajeno a todo patriotismo excluyente.

4 5.1.- Carácter austero Austeridad, rigidez, inflexibilidad moral y psicológica, fruto de su educación pietista. Incómodo consigo mismo ante el mínimo signo de debilidad. Sobrio de costumbres. Reacio a la intimidad: hermanas, regalos… IR IR

5 5.2.-Vida rutinaria y metódica (1)
De constitución débil y enfermiza, organizó su vida de forma rigurosa y metódica para conservar la salud. En su vejez, pensaba que su salud era como una obra de arte creada por él mismo. “Quizás nunca haya vivido nadie más concienzudamente atento a su cuerpo y a todo lo que afectaba a éste” (Jachmann). IR

6 La salud de Kant Aunque nunca se sintió enfermo, tampoco nunca se sintió bien del todo. Tomaba todo tipo de precauciones para no sudar nunca. Hipocondríaco compulsivo, obsesionado con la dieta, consultando a cada momento el termómetro, el barómetro, el higrómetro, el reloj… “Debido a mi hundido y estrecho pecho, que deja poco espacio para el movimiento de mi corazón y mis pulmones, tengo una predisposición natural a la hipocondria” (Kant).

7 5.2.-Vida rutinaria y metódica (2)
“Levantarse, beber café, escribir, dar clases, pasear. Todo tenía su tiempo adecuado, y los vecinos sabían muy bien que eran las tres de la tarde cuando Kant, con su abrigo gris, salía de la puerta de su casa con un bastón en la mano, y se dirigía a pasear… y si el tiempo era malo podía verse, tras el filósofo, a su viejo criado Lampe, que, preocupado por su señor, iba, con el paraguas abierto, como una imagen de la Providencia”. Así nos lo describe Heine. IR IR

8 5.2.-Vida rutinaria y metódica (3)
Kant acudía a clase con tal puntualidad que los vecinos ponían en hora sus relojes al verlo pasar. H. Heine escribió que no creía “que el gran reloj de la catedral de Königsberg cumpliese con su tarea con más regularidad que su compatriota Kant”. H.Heine ( )

9 5.2.-Vida rutinaria y metódica (4)
Obsesionado por el silencio en una Königsberg bulliciosa, Kant se cambió varias veces de casa. Dejó una porque le molestaba el ruido de los buques y las carretas; otra, por los cantos del gallo del vecino; otra, por los cantos de los presos en la iglesia del castillo. Estos le molestaban tanto que le escribió al alcalde para que lo librase de aquella “oraciones estentóreas”. Castillo Casa de Kant

10 5.2.-Vida rutinaria y metódica (y 5)
Para Heine, Kant era una cabeza pensante, sin más actividad que la de su raciocinio. Escribe: “La historia de Kant es difícil de describir. No tuvo ni vida ni historia. Vivió una vida mecánicamente ordenada, casi abstracta, de solterón”. Frente a Heine, la fina apreciación de De Quincey de que la vida personal de Kant era más interesante que su filosofía. Th. De Quincey ( )

11 5.3.-Soltero Al parecer, Kant intentó casarse dos veces, pero se lo pensó tanto que o ellas se cansaban de esperar y elegían a otro, o él, tras sopesar los pros y contras del matrimonio, desistía. “Cuando necesité a las mujeres -decía-, no me las podía permitir económicamente, y cuando me las pude permitir, ya no las necesitaba”. Aunque de baja estatura, Kant tenía cierto atractivo y gustaba a las damas por su vivacidad. Lo encontraban “interesante”. IR

12 5.4.-Buen anfitrión Kant Kant era un amante de la buena mesa y excelente anfitrión en su casa. Escribe Thomas de Quincey: “No había amigo de Kant que no considerara el día en que estuvo cenando con él como día de placer festivo”. IR

13 Kant: descripción física
Apenas medía metro y medio. Su cabeza era muy grande en relación con el cuerpo. Su pecho: muy poco prominente; más bien, cóncavo. Tenía el hombro derecho más alto que el izquierdo. Era tan delgado que, para que no se le cayeran las medias, usaba una especie de ballestas. Su rostro era, sin embargo, agradable, y sus ojos, fascinadores. VOLVER

14 Relación con los hermanos
Sus hermanas vivían en la misma ciudad, pero no intercambió con ellas ni una palabra, al parecer, en 25 años. Eso sí, las ayudó económicamente. Razón: el diferente nivel cultural. Pero con su culto hermano mantuvo la misma distancia. Cuando en su vejez vino a cuidarle una hermana, apenas la reconoció. Con los amigos, sus relaciones eran mucho más cordiales. VOLVER

15 Regalos De mala gana recibía regalos.
Cuando sus protestas no le servían y tenía que aceptarlos, procuraba deshacerse del regalo en el acto. VOLVER

16 Amigos “En realidad, carecía de enemigos, y sin duda tuvo más amigos que cualquier otro hombre precedente en posición semejante” (Wasianski). Su amigo de confianza: el comerciante inglés Green. Asegura Kant que no escribió ni una sola frase de la Crítica de la Razón Pura antes de someterla a su juicio. No obstante, Kant era esquivo a la intimidad. Sus cartas carecen de referencias a su propia experiencia o situación personal, a excepción de lo que se refiere a su salud. VOLVER

17 Vida metódica Kant era metódico en su dormir, en su trabajar, en sus ejercicios, en su comida… “A las cinco menos cuarto, invierno o verano, Lampe, el lacayo de Kant, marchaba a la habitación de su amo con el porte de un centinela en servicio y gritaba en voz alta, con tono militar: “Señor profesor, ha llegado la hora”. Kant obedecía invariablemente esta orden sin retrasarse un instante… Al dar el reloj las cinco, Kant estaba sentado ante la mesa del desayuno…” (De Quincey). VOLVER

18 Café “Al comienzo del último año de su vida adquirió la costumbre de tomar, después de la comida, una taza de café…” Si se retrasaba el café: “…abría la puerta y clamaba: “¡Café, café!” Y cuando oía por fin los pasos de sus criados en las escaleras, se volvía hacia nosotros y, tan alegremente como un marinero desde lo alto de un mástil, gritaba: “¡Tierra, tierra! Queridos amigos, veo tierra” (De Quincey). VOLVER

19 Paseo VOLVER Parece ser que el día que recibió el Emilio de J.J.Rousseau, entusiasmado por su lectura, se olvidó de su paseo diario. El único ornamento que tenía Kant en su estudio, era un retrato de Rousseau. Rousseau ( )


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