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ASÍ COMO ESTAS Texto base: Luc.15:20.. ASÍ COMO ESTAS « Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar » Mateo 11:28.

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Presentación del tema: "ASÍ COMO ESTAS Texto base: Luc.15:20.. ASÍ COMO ESTAS « Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar » Mateo 11:28."— Transcripción de la presentación:

1 ASÍ COMO ESTAS Texto base: Luc.15:20.

2 ASÍ COMO ESTAS « Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar » Mateo 11:28.

3 El texto que hemos escogido para este tema se encuentra en Lucas 15:20: « Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó ». Para entender un poco mejor la trayectoria de este tema y entender cual es la situación de una persona que vive separada de Dios, viviendo en desobediencia a sus Santos Mandamientos, se utilizan los cerdos como símbolo de suciedad, por tanto es necesario leer desde el verso 16: « Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos ».

4 Se arrimó. Gr. kolláō, que quiere decir: “unirse a”, “pegarse a”,. El joven, separado de Dios comenzó una vida de degradación, poco a poco, paso a paso, y finalmente se vendió prácticamente a uno que tenía muy poco que ofrecerle. Su degradación era tal que prácticamente, ya no le interesaban los principios adquiridos al lado de su padre. Se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra. Como el joven estaba en una “provincia lejana”, es probable que este ciudadano fuera gentil y pagano, por tanto, menos podría inculcarle al joven principios morales. El cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Este ciudadano tenía evidentemente una buena propiedad. Para que apacentase cerdos.

5 Difícilmente podría haber un trabajo más degradante para un judío, para quien el cerdo era un animal inmundo. El joven no podría haberse humillado más. Quizá no estaba capacitado para un empleo mejor. Es evidente que en su casa no había ocupado su tiempo provechosamente aprendiendo algún oficio, y su vida disoluta como lo dice (Luk.15:13) lo había convertido en un desamparado por la sociedad. Para entender este tema titulado «ASÍ COMO ESTÁS» leamos ahora los versos 17 al 19 que dicen: « Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros ».

6 Este es un ejemplo de algunas personas que parecen ir, a la deriva llevados por las corrientes de la vida, sin pensar seriamente hasta que se enfrentan con la muerte. El joven pródigo había estado, sin duda, fuera de sí, pero su terrible necesidad lo obligó a volver en sí. Quienes viven, o más bien existen, exclusivamente en un nivel físico nada más, no tienen la capacidad de comprender las lecciones de la vida excepto cuando éstas se les presentan bajo la forma de necesidades, deseos o dolores físicos. Este joven había vivido fuera de sí, pero ahora volvió en sí. Se encontró a sí mismo -indudablemente una experiencia nueva- y comenzó a comprender cuán necio había sido, al separarse de su padre.

7 !Cuántos jornaleros! Dice él: Nótese que se habla de “jornaleros” y no de esclavos. Es probable que el joven hubiera despreciado o aun maltratado a los jornaleros de su padre. Ahora la suerte de un jornalero en la casa de su padre le parecía sumamente deseable. En la práctica, lejos de su padre quien le proveía todo lo necesario, era un esclavo que se estaba muriendo de hambre. La libertad de la cual se había jactado, finalmente había resultado ser la peor clase de esclavitud, lo cual había ocurrido siempre, pero el joven no se había dado cuenta. Este era el punto culminante de una vida vivida según la filosofía del mundo materialista. Su condición era el resultado de su propio proceder. Para el pródigo ahora comenzaba a cobrar significado la sabiduría de la filosofía que su padre tenía de la vida, y pensó: «mi padre tenía razón».

8 Me levantaré. Quizá tanto moral como físicamente. Se levantó del letargo y de la desesperación que habían oscurecido su vida con la siniestra amenaza del desastre y la desolación. Aún no tenía un concepto correcto de la naturaleza del amor de su padre. Pero la justicia de su padre había producido la desesperada esperanza de que lo trataría así como trataba a sus jornaleros. ¡Con amor! He pecado contra el cielo. Parece que no se le ocurrió la posibilidad de inventar algún pretexto para justificar su conducta, ni mucho menos culpar a su padre por lo ocurrido. Su condición testificaba que su padre siempre había tenido razón y que él se había equivocado. Su confesión debía ser honrada y completa. La instrucción religiosa que había recibido en casa de su padre no había sido enteramente olvidada. Comprendía que cualquier falta contra su prójimo era conceptuada por el cielo como si se hubiera cometido contra Dios, como lo pensó José en (Gen.39:9). Había estado violando abiertamente todo el tiempo los principios del quinto mandamiento, y quizá los de los otros mandamientos.

9 Y el Verso 19, comienza diciendo: « Ya no soy digno de ser llamado tu hijo ». Lo que quiere decir que no se sentía digno de presentar una razón para que se le diera trabajo en la finca familiar. No podía pretender que la hubiera, porque era evidente que no podía pedirle nada a su padre. Recordemos que la herencia que le pertenecía la reclamó para malgastarla en sus andanzas sin ningún control. « Trátame como a uno de tus jornaleros ». Pediría que se le concediera trabajo como un favor y no como un derecho. No tenía derechos. Antes no había estado dispuesto a someterse como hijo a la disciplina paterna; ahora estaba dispuesto a someterse a la disciplina que su padre, como dueño de la propiedad, aplicaba a sus siervos. Prácticamente había renunciado a su padre, y podría haberse esperado que el padre, con toda justicia, lo desheredara como a hijo. Sin embargo, existía la posibilidad de que lo aceptara como siervo.

10 Lo mencionado anteriormente, era solamente digamos, el cronograma de lo que él pensaba hacer y decirle a su padre al regresar a su lado. Ahora veamos el resultado de su plan, y como fue recibido por su padre. Verso 20. «Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó» Evidentemente, el pródigo actuó sin demora, y en cuanto hizo su decisión, la llevó a cabo. En la parábola el hijo es el que toma la iniciativa para volver al padre. Parece como si fuera la elección del hijo y no el amor del padre lo que efectúa la reconciliación. Por eso algunos han llegado a la conclusión errónea de que Jesús enseña que el primer paso en la reconciliación es que la persona vuelva a Dios por su propia voluntad, y no que es el amor de Dios el que primero la atrae.

11 Jesús enseña la verdad de que la iniciativa para alcanzar la salvación y la reconciliación proviene de Dios. Este principio se expone por el apóstol Pablo en Romanos 5:8, que dice: « Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros ». « Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida et erna». (Juan 3.16). Lo que dice allí es que Dios dio a su Hijo al mundo antes de que los hombres creyeran en esa dádiva, y Pablo dice en (Filipenses 2:13), que « Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad ». Por tanto, el deseo de hacer lo correcto es implantado en el corazón humano por Dios.

12 ¿Cuál fue la reacción del padre? « Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia». Como muy bien ustedes saben, para llegar a cierta casa, hay un camino, y una perta, pues el padre mantenía la puerta abierta y su vista puesta en ese camino hasta donde su vista se lo permitía, para ver cuando su hijo apareciera y darle la ansiada bienvenida. En Juan 4:6,7, hay un caso parecido: Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. 7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua ». Este encuentro de Jesús y la mujer samaritana, no fue por casualidad, El Señor que sabia la necesidad de esta mujer, a pesar de sus antecedentes, la estaba esperando para darle el «agua de vida», hay sentado junto al poso y con la vista puesta en el camino que conducía al poso.

13 Jesús insinúa que el padre estaba esperando que el hijo volviera. Parece que el padre conocía tan bien el carácter y la disposición de su hijo, que sabía que aun cuando le había dado su parte de la fortuna familiar y se había despedido de él, le faltaban los rasgos esenciales de carácter que le permitirían hacer de su aventura un éxito. Evidentemente había razonado que tarde o temprano el joven volvería en sí, que reflexionaría. Y reconoció a su hijo aun cuando estaba lejos y cubierto de harapos. Jesús muestra aquí a sus oyentes el carácter del padre, quien en este caso, representa a Dios nuestro Padre celestial, quien tiene misericordia por cada uno de nosotros, y nos reconoce individualmente,

14 Tal era el amor del padre por su hijo que regresa que el texto dice: « y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó ». El padre bien podría haber esperado que su hijo llegara hasta donde él estaba, pero no lo hizo, sino que demostró su anhelo y el gozo de su corazón corriendo al encuentro de su hijo. No solamente corrió a su encuentro sino que a pesar de que estaba vestido de harapos y oloroso a cerdo, « Se echó sobre su cuello», y para demostrar aun más su amor hacia su hijo, «lo besó ». Note las manifestaciones de gozo y alegría del padre hacía su hijo que regresaba, que antes de que este le diga « Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, ». Verso 21. Hiso todo lo anterior.

15 El padre interrumpe sus palabras que serían « Trátame como a uno de tus jornaleros »: y dijo a sus siervos: « Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse ». Este es el trato que Dios promete dar a cada uno de sus hijos errantes, que han malgastado su herencia consistente en dones, diciendo: « Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar ». (Mateo 11:28).

16 Su padre lo recibe tal como está, andrajoso, oloroso a cerdo, su padre no le dice: « Que cochino, báñate, cámbiate de ropa, y luego te recibo ». ¡No! Así como estaba es recibido por su padre amoroso, y una vez dentro de la casa, es bañado y revestido, lo que implica el cambio de vida que efectúa el Espíritu Santo (ver (Ezequiel 36:25-27), y este sin protestar se somete a la voluntad de su padre. Cuan grande es el amor de Dios, el texto dice que antes de que su hijo le pidiese perdón, el padre salió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. De la misma forma, antes de que tu vinieses a Cristo, Él ya había orado por ti. Ver (Juan 17;20), es más, antes de que tu y yo naciésemos, Él había muerto en nuestro lugar, y aún mas atrás, antes de la creación de este mundo, y del ser humano, Dios trazó el plan de salvación, a costa de la vida de su Hijo, y todo para que tu y yo fuésemos salvos, y disfrutásemos de la vida eterna.

17 Conclusión: Así como Jesús, quien estaba sentado junto al poso esperando que la mujer samaritana llegara por agua, para darle el «agua de vida», si esperar que ella viniese preparada. Y el padre, quien se mantenía ansioso, con la puerta abierta y la vista puesta en el camino esperando la llegada de su amado hijo, quien fue recibido por su padre, a pesar de. Dios, tu Padre celestial te ama, esta ansioso esperando que regreses a Él, «ASÍ COMO ESTAS», para restablecerte todos tus derechos como hijo de Dios, y transformarte nuevamente a su «imagen y semejanza». Ojala, que tu escuches la voz de Dios hoy a través de este mensaje, es mi oración. Amen.


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