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JESÚS y sus seguidores
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¿quién es Cristo para tí?
Hoy se nos invita a descubrir en Jesús: * al Mesías de Dios, * a identificarnos con Él, * y a seguirle.
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La 1ª Lectura presenta a un hombre justo e inocente "traspasado",
que despierta una actitud de conversión y vuelta a Dios. La muerte de un justo es fuente de vida... Juan identificó a ese misterioso personaje, a ese justo, con Jesús.
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La 2ª Lectura afirma que, por el Bautismo, somos "REVESTIDOS de Cristo".
Por ello, debemos renunciar a la vida vieja del egoísmo y del pecado, para vivir la vida de los hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
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El Mesías de Dios, el Hijo del hombre, tiene que padecer mucho.
El Evangelio muestra el camino del verdadero Mesías y de quien quiera seguirlo. El Mesías de Dios, el Hijo del hombre, tiene que padecer mucho.
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Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
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¿Quién dice la gente que soy yo?
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Unos que Juan el Bautista,
otros que Elías, otros que uno de los profetas.
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...Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
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Pedro tomó la palabra y dijo:
El Mesías de Dios.
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Les prohibió decírselo a nadie.
El Hijo del hombre tiene que padecer mucho..., ser ejecutado y resucitar al tercer día.
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El que quiera seguirme, que se niegue así mismo, cargue con su cruz cada día y venga conmigo.
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“Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará".
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SER DISCÍPULO DE JESÚS IMPLICA:
- Negarse a sí mismo. Tomar la cruz cada dia. - Y Seguirle.
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Salmo 62 Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
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Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
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Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
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Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
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Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
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Mis ovejas oyen mi voz, dice el Señor, yo las conozco y ellas me siguen.
ALELUYA
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