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¿Conoces a alguien como Adolfo? Ilustraciones: Iñaki Salas Diánez David de la Iglesia Mellado. María José Lera y Daniel Cela Octubre 2004
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Adolfo era un niño divertido, gracioso, aunque para hacer sus bromas siempre utilizaba a los demás.
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Se metía con ellos, por ejemplo imitando sus defectos, diciéndoles motes
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Les obligaba a hacer cosas humillantes, pero que él creía graciosas
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Les tendía trampas para atacarles mejor
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Hasta les pegaba si era necesario
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Mentiras, rumores, historias del pasado, eran otras artimañas muy valiosas. Cualquier cosa valía para conseguir que el “elegido” se quedase sin amigos.
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Claro los demás no se divertían tanto como él, de hecho a todos les hacía daño.
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Seleccionaba a sus víctimas con mucho cuidado. Se aseguraba que fuesen débiles, más pequeñas, distintas físicamente, inseguras, no muy populares,....
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... y por supuesto que no tuviesen a nadie que las defendiesen.
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Pero hacer estas bromas en solitario no era divertido. Adolfo sabía que era importante tener una banda.
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Sus compinches deberían ser incondicionales, que hicieran todo lo que él les pidiese, que le adorasen como líder...
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... y hasta que lo imitasen en todo.
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Sabía que si lo cogían cualquier cosa valía para evitar el castigo.
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Llorar, suplicar, y culpar a otros de la intención pero dejar claro que él no era el culpable.
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Muchas veces no fue atendido cuando lloraba, y otras veces excesivamente mimado. Su carácter difícil tampoco se lo ponía fácil a su madre Claro que para entender a Adolfo había que conocer su vida desde que era un bebé
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El poder era lo importante en su casa. Y mandaba quien mandaba.
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Y él siempre era el último, el menos importante, y con quien más se enfadaban.
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Puede que imite lo que aprendió, y que cuando pueda mandar llegue a ser un poderoso líder, que engaña a quien conviene para conseguir sus propios intereses.
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Pero puede que los demás empiecen a ACTUAR, y a buscar humores donde antes había agresiones
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Si conoces a alguien como Adolfo puedes empezar haciéndole pensar. Recuérdale los principios de igualdad y de respeto, básicos para la convivencia humana
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Busca ejemplos, de su vida, para que lo entienda mejor
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Recuérdale que en la vida no somos nadie sin la compañía de los demás. Todas y todos tenemos las mismas necesidades de ser queridos, de ser comprendidos y de sentirnos un poco más humanos.
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Mira a tu alrededor y comprueba si hay alguien como Adolfo. Si lo encuentras, ayúdale a pensar, y si hay alguna víctima, no la ignores, intenta ayudar ¿Estás preparado para empezar? FIN
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