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Publicada porAndrés Moreno Crespo Modificado hace 10 años
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La verticalidad de la historia Libertad, estética, contemplación, modernidad, individuo, moral, juego, naturaleza
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1. ¿Cómo se construyó una interpretación subjetiva y estética de la cultura en el siglo XIX? 2. ¿Cómo se redifinió la idea de historia? 3. ¿Cómo revalidar la idea de “historia cultural” o de “historia del arte” desde estos paradigmas?
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El sentido histórico como sentido estético Temporalidad (positivismo) Voluntad (subjetivismo) Holismo Individualismo como objetividad
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El método creativo Perfección Nostalgia Falsedad Naturaleza Moral
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El método analítico Nostálgico o sentimental Contemplativo Genealógico apariencia REPRESENTACIÓN pasado Historiador (filósofo, artista) EXPERIENCIA INTUICIÓN
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Renacimiento Emergencia de la historia Origen y naturaleza Schiller: Forma sentimental como forma falsa- moral de la naturaleza
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Espíritu Estado y Religión Tiempo Voluntad Burckhardt: La historia cultural como ennoblecimiento Emergencia de la historia
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Moral Tiempo Voluntad Nietzsche: La historia como revelación de la falsedad Representación, engaño
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Necesidad histórica Historia de la libertad=historia de la cultura =historia del individuo Historia Libertad CulturaIndividuo Pensamiento
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Imposibilidad de lo ideal sin materia Ciencia como representación Enunciación como representación Las fuerzas como estructuras REPRESENTACIÓN Fuerza
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Idea de libertad e individualidad como experiencia moderna (principio moderno o aristócrata)
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La experiencia como método de la historia ANSCHAUNG HORIZONTE DE EXPECTATIVA PRINCIPIO DE JUEGO
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HORIZONTE DE EXPECTATIVA Una vez que se registraron históricamente experiencias nuevas presuntamente no realizadas anteriormente se pudo comprender también el pasado como fundamentalmente diferente. Precisamente esto llevó a que tuviesen que expresarse las épocas como peculiares en el horizonte del progreso. El diagnóstico del tiempo nuevo y el análisis de épocas pasadas se correspondía. Llego a la utilización histórica de nuestras dos categorías. Mi tesis es que en la época moderna va aumentando progresivamente la diferencia ente experiencia y expectativa, o más exactamente, que sólo se puede concebir la modernidad como un tiempo nuevo desde que las expectativas se han ido alejando cada vez más de las experiencias hechas. …De este modo, nunca colisionaron las experiencias terrenales a largo plazo de la vida cotidiana con aquellas expectativas que se extendían hasta el fin del mundo. En la oposición entre expectativa cristiana y experiencia terrenal, ambas permanecían referidas la úna a la otra sin llegar a refutarse. Por lo tanto, la escatología podía reproducirse en la medida y en tanto que el espacio de experiencia no se modificase fundamentalmente en este mundo. Esta situación solo se modificó con el descubrimiento de un nuevo horizonte de expectativa, mediante eso que finalmente se ha conceptualizado como progreso. Reinhardt Koselleck. Futuro Pasado, para una semántica de lso tiempos históricos. Paidós, Barcelona, 1993.
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ANSCHAUNG Este contacto con el pasado, difícil de definir, es el adentrarse en una esfera ajena a nosotros, una de las muchas formas de que el hombre dispone para salirse de sí mismo, para vivir la verdad. No es el goce que produce una obra de arte, ni una emoción religiosa, ni el calofrío que sentimos ante la naturaleza, ni el conocimiento metafísico; no es nada de esto y es, sin embargo, una figura de este mismo corro. El objeto sobre que recae esta vivencia no son las figuras humanas en su contextura individual, no es la vida humana ni son los pensamientos humanos los que creemos estar viendo. Lo que el espíritu forma o experimenta aquí apenas puede llamarse imagen. Cuando reviste una forma, ésta es siempre flotante y vaga: una intuición tanto de calles y de casas, de campos, de sonidos y de colores, como de homres que mueven y son movidos. Este contacto con el pasado, que lleva aparejada una convicción absoluta de verdad, de autenticidad, puede ser evocado en nosotros por una línea de un documento o de una crónica, por los trazos de un grabado, por un par de acordes de una vieja canción. No es un elemento que el autor deposita en su obra con tales o cuales palabras. Es algo que está detrás del libro de Historia y no en él. Es el lector quien lo aporta al autor, como la respuesta a su llamada. Johan Huizinga. El concepto de la historia y otros ensayos, Fondo de Cultura Económica, México, 2005.
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Principio de Juego. Merece la pena tener presente el hecho elemental del juego humano en sus estructuras para que el elemento lúdico del arte no se haga patente sólo de un modo negativo, como libertad de estar sujeto a un fin, sino como un impulso libre. ¿Cuándo hablamos de juego, y qué implica ello? En primer término, sin duda, un movimiento de vaivén que se repite continuamente. Piénsese, sencillamente, en ciertas expresiones como, por ejemplo «juego de luces» o el «juego de las olas», donde se presenta un constante ir y venir, un vaivén de acá para allá, es decir, un movimiento que no está vinculado a fin alguno....El juego aparece entonces como el automovimiento que no tiende a un final o una meta, sino al movimiento en cuanto movimiento...Pues la humanidad del juego humano reside en que, en ese juego de movimientos, ordena y disciplina, por decirlo así, sus propios movimientos de juego como si tuviesen fines; por ejemplo, cuando un niño va contando cuántas veces bota el balón en el suelo antes de escapársele. Toda obra deja al que la recibe un espacio de juego que tiene que rellenar. HANS-GEORG GADAMER, La actualidad de lo bello. Paidos, Barcelona, 1991
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