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Publicada porPatricia Maestre Ávila Modificado hace 10 años
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El hecho mismo de que pudiera surgir un corpus paulinum prueba la originalidad del pensamiento de Pablo que, nacido en circunstancias muy concretas, en la década de los cincuenta, pudo sugerir nuevas soluciones para tiempos y cuestiones totalmente diversos.
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Si es cierto que sin herederos inmediatos el paulinismo no habría sobrevivido al apóstol, no lo es menos que el Pablo que hemos recibido no es el Pablo histórico, sino la imagen que de él se hicieron sus herederos.
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1.1LA TERCERA GENERACIÓN. El último cuarto del siglo primero fue para el cristianismo nuevotestamentario un período extremadamente difícil, lleno de retos nuevos y graves problemas, y de enorme fecundidad literaria. A excepción de las cartas paulinas auténticas, la mayor parte del NT vio la luz en esta época de transición.
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La desaparición física de los grandes testigos del primer cristianismo, acaecida dentro de los años sesenta, privó de la voz apostólica a las comunidades, que se lanzaron a recoger y publicar su predicación, en cartas, siguiendo el ejemplo de Pablo, o creando los evangelios.
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El vacío que dejaron estos personajes carismáticos fue siendo llenado por los escritos que recogían su predicación y que, atribuidos a algunos de ellos, obtuvieron una acogida pronta y generalizada; la pérdida de los primeros testigos, creadores de tradición apostólica, favoreció, además, la progresiva institucionalización de los ministerios en las iglesias locales.
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La destrucción de Jerusalén (año 70), además, y el profundo repensamiento que el suceso originó en la conciencia judía, selló el fin del liderazgo espiritual de la comunidad madre y de la supremacía moral del judeocristianismo. Marcó el inicio de la ascensión de iglesias que, como Antioquía o Roma, supieron ofrecerse como ejemplo de síntesis del nuevo cristianismo, un cristianismo heredero de los grandes apóstoles., (1 Clem, ca. 95).
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El cristianismo, que se había asentado durante los años cincuenta en el mundo grecorromano, y que a partir de los setenta se vio privado definitivamente de la tutela judía, tuvo que afrontar las consecuencias de su propio éxito.
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Que no se dejen perturbar tan fácilmente. No se asusten por manifestaciones del Espíritu, o por rumores, o por alguna carta que pasa por nuestra, que dicen que el día del Señor es inminente. ( 2 Tes 2,2).
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Fue la llamada tercera generación cristiana la responsable de la conservación, primero, y de la puesta por escrito, después, de la tradición evangélica y apostólica. Y dice mucho a favor de Pablo el que su obra escrita se recogiera y se acrecentara seudo epigráficamente al mismo tiempo que se estaba poniendo por escrito la tradición sobre Jesús de Nazaret; entre los años 70 al 100 coincidieron en salir a la luz los evangelios y el epistolario paulino.
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2 Pe 3,15-16 testimonia que, a comienzos del siglo II, existía ya una colección de cartas paulinas, que se consideraba ya como tradición y que se defendía de interpretaciones erróneas. La atribución a Pablo de nuevos escritos fue una forma feliz de prolongar su autoridad después de su muerte, y de utilizar su pensamiento para afrontar cuestiones que el apóstol ni soñar pudo siquiera; la imitación deseada en vida por el apóstol (1 Cor 4,16) alcanzó ahora formulación literaria.
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En esta literatura Pablo tiende a ser más que el personaje histórico la autoridad que está tras la enseñanza del escrito, legitimándola. En consecuencia, el papel que el apóstol concedía a la Escritura va siendo reemplazado por su persona; ello explica la escasa utilización del AT que caracteriza estos escritos. Pues se dijo: Subió a las alturas, llevó cautivos, y dio sus dones a los hombres. (Ef 4,8 ) Respeta a tu padre y a tu madre, para que se prolongue tu vida sobre la tierra que Yavé, tu Dios, te da.( Ex 20, 12)
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Pablo había logrado en las generaciones que le siguieron queda de manifiesto en que las cartas que ellas produjeron fueron presentadas, conscientemente, como obra del apóstol: encabezamientos y conclusiones epistolares.
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1.2 LA TRADICIÓN PAULINA Se ha propuesto Éfeso como lugar de la primera edición de cartas paulinas; hacia el 95, Onésimo, el esclavo de Filemón que llegó a ser obispo de Éfeso (Ignacio, Ef 1,3; 2,1; 6,2) partiendo de Col y Flm, cartas que tendría a su disposición, y los relatos de Hch, donde se habría informado de las comunidades y problemas que Pablo tuvo que afrontar en sus viajes.
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Es, además, el primer mandamiento que va acompañado de una promesa: para que seas feliz y goces de larga vida en la tierra.( Ef 6, 2-3) ¡Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús nuestro Señor, que nos ha bendecido en el cielo, en Cristo, con toda clase de bendiciones espirituales! ( Ef 1,3) Ustedes estaban muertos a causa de sus faltas y sus pecados. ( Ef 2, 1)
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El orden de las cartas paulinas en las listas de Marción y del P 46, de la amplia dedicatoria inicial de 1 Cor y de la doxología final de Rom, se ha pensado en Corinto como lugar del nacimiento del corpus paulinum que comprendería 1 Cor, 2 Cor, Gal, Flp, 1 Tes, La colección, concebida por los años 80 como una compilación de cartas dotada de un marco epistolar, habría sido necesaria para combatir el gnosticismo cristiano que se estaba afianzando.
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Habrían surgido dos colecciones de cartas: la más antigua, localizada en Corinto, se centraba en el pensamiento teológico del apóstol (1 Cor, 2 Cor, Gal, Flp, 1 Tes, Rom); la más reciente, en Éfeso, favorecía la idealización de la persona de Pablo como pastor y mártir (Flm, Col, Ef, 2 Tes, 1 Pe, Pastorales). Col y Ef, y más claramente aún las pastorales, más que parte de la vida de Pablo son resultado y prueba de la supervivencia de su obra, no pertenecen a la historia de Pablo, testimonian el inicio de la historia del movimiento paulino y la fertilidad de sus intuiciones.
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