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Nací el 5 de abril de 1891 en Santiago de Chile, un hermoso país, custodiado por la Cordillera de los Andes Nací el 5 de abril de 1891 en Santiago de Chile, un hermoso país, custodiado por la Cordillera de los Andes
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Mi padre se llamaba José Domingo, mi madre Mercedes. Aquí está, conmigo en brazos. En el 1894 nació mi hermana Amanda Julia. En esta iglesia fui bautizada
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En 1899 emigramos de Chile hacia la Argentina, a Junín de los Andes. Mamá encuentra trabajo lo de Manuel Mora, un rico hacendado y terrateniente
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Éste es el colegio María Auxiliadora al que mamá me confió como interna. Pobre, pero lleno de amor!
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En el colegio estábamos muy bien, mejor que en la estancia. Mamá buscó apoyo en Manuel Mora, pero él era violento.
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Un día la Hna. Azocar, en una clase de catecismo nos habló del sacramento del matrimonio y de la gravedad de vivir sin este sacramento. Enseguida pensé en mamá y me desvanecí de dolor.
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En el colegio encontré una gran amiga, Merceditas. Junto a ella encontré la fuerza para seguir avanzando, no obstante el disgusto y la vergüenza. Juntas hemos logrado formar parte de la Asociación de María Auxiliadora, y como signo, siempre llevamos su medalla. En el colegio encontré una gran amiga, Merceditas. Junto a ella encontré la fuerza para seguir avanzando, no obstante el disgusto y la vergüenza. Juntas hemos logrado formar parte de la Asociación de María Auxiliadora, y como signo, siempre llevamos su medalla.
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A fines del año 2001 regreso a casa... y ese hombre se enoja muchísimo porque no pudo acercarme a él. Por eso amenaza a mamá quitándole el pago de la pensión del colegio.
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Regresar al Colegio es un alivio para mí. También lo es para mamá que comprende que debe liberarse de Mora.
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Mamá se traslada a esta humilde casita, cerca del colegio
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En la casa en que se refugia con la madre, en seguida después de una pulmonía contraída durante un aluvión, Laura muere el 22 de enero de 1904,a la edad de 13 años. La mamá comprende el dolor que Laura ha experimentado, y decide dejar esa vida alejándose definitivamente de Manuel Mora
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En esta foto, la mamá de Laura (sentada) con Amanda Julia y sus hijos. En esta foto, la mamá de Laura (sentada) con Amanda Julia y sus hijos.
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El santuario dedicado a ella
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En 1988 el Papa Juan Pablo II proclama a Laura Vicuña “beata” La presenta a los jóvenes como modelo de coherencia evangélica llevada hasta la entrega de la vida, por una misión: la salvación de su mamá. La presenta a los jóvenes como modelo de coherencia evangélica llevada hasta la entrega de la vida, por una misión: la salvación de su mamá.
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En este centenario de su muerte recordamos algunas de sus expresiones para aprender de ella e imitarla.
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Dios mío, quiero amarte y servirte toda mi vida!
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En el lugar donde me encuentre, sea en clase, sea en el patio, el recuerdo de Dios me acompaña, me sostiene y me ayuda a hacer todo de la mejor manera posible. En el lugar donde me encuentre, sea en clase, sea en el patio, el recuerdo de Dios me acompaña, me sostiene y me ayuda a hacer todo de la mejor manera posible.
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Dios mismo mantiene vivo en mi el recuerdo de su Divina Presenza.
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Para mí rezar, estudiar Jugar o trabajar Son la misma cosa: es como si siempre estuviese rezando. Para mí rezar, estudiar Jugar o trabajar Son la misma cosa: es como si siempre estuviese rezando.
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No quiero pasar con indiferencia frente a nadie. No quiero pasar con indiferencia frente a nadie.
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Oh Dios mío, concédeme una vida plena de amor por todos, capaz, también del sacrificio.
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Aquello que más me consuela es que María es mi madre.
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El Jubileo de la canonización de Santo Domingo Savio y de la muerte de Laura Vicuña quiere ser para nosotros una gracia que el Señor nos ofrece para renovar nuestra fe en el Sistema Preventivo y para proponer a los jóvenes el ideal de una vida cristiana, posible hoy El Rector Mayor de los Salesiano ha escrito en el Aguinaldo del 2004:
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Gracias Laura, por la valentía con que, 100 años hace, has optado por una vida cristiana auténtica Gracias por haber vivido tu adolescencia con autenticitdad y con alegría. Ayúdanos a hacer de nuestra vida una entrega para los demás hasta sus últimas consecuencias. Gracias Laura, por la valentía con que, 100 años hace, has optado por una vida cristiana auténtica Gracias por haber vivido tu adolescencia con autenticitdad y con alegría. Ayúdanos a hacer de nuestra vida una entrega para los demás hasta sus últimas consecuencias.
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