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“Migajas de la Mesa del Maestro

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Presentación del tema: "“Migajas de la Mesa del Maestro"— Transcripción de la presentación:

1 “Migajas de la Mesa del Maestro
Bienvenida e introducción al sermón  Día Internacional de Oración Ministerio de la mujer de la Asociación General

2 Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido. 1 Juan 5:14-15 (NVI) Lectura bíblica: 1 Juan 5:14-15 Cathy recibía rechazo, reprensión, y abuso de su esposo y suegros, y a veces golpes de su esposo. Esto sucedía porque ella no había podido tener hijos en los últimos 12 años de su matrimonio. Para ella, así como para cualquier otra mujer en una situación similar, el dolor era grande, especialmente en la sociedad africana donde las mujeres que no pueden tener hijos las tienen por culpables. Como era cristiana, estaba segura que Dios contestaría su oración dentro de pocos meses, así como lo había hecho en varias ocasiones anteriores. Pero la respuesta que esperaba no llegó. En cambio, se convirtió en largos años de espera. Reclamó estas promesas bíblicas cuando oraba: “Para Dios todo es posible” (Mateo 19:26); “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta…” (Lucas 11:9); y “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes…planes de bienestar y no de calamidad…” (Jeremías 29:11). Cuando nada sucedió, ella recordó la promesa que dice “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos’’ (Mateo 18:20). Ella se unió a un grupo de oración y compartió con ellos su situación. Oró constantemente, y les pidió a los guerreros de oración de diferentes religiones que oraran por ella. Les contó a sus amigas que ella le había pedido a Dios que le diera un hijo aún si perdía a ese hijo en el proceso. De esa manera su esposo y sus suegros apreciarían su capacidad de concebir. Muchas mujeres que no creían en Dios se dieron cuenta de su necesidad tan desesperada, y le aconsejaron que buscara la intervención de los dioses en los santuarios africanos. No obstante, ella permaneció fiel a Cristo. Entonces, le sobrevino una gran crisis cuando su esposo decidió que se iba a casar con otra esposa, una que le daría hijos. Cathy no peleó ni refutó. En lugar de hacerlo, intensificó sus oraciones a Dios enumerando todas las bendiciones que tenía a pesar de su desánimo. Cobró más fe para orar y reclamar más promesas. Para su sorpresa, dos meses antes de que la boda tradicional africana de su esposo con la segunda esposa se realizara, Cathy concibió, y en febrero de 2008, dio a luz un niño varón. Los planes para la boda tradicional de la segunda esposa se pospusieron. Ahora Cathy está esperando un segundo bebé. Cathy nunca consideró que el tiempo que Dios tardaba era un “no”. En lugar de ello, intensificó sus oraciones cada día. Lo que parecía ser la peor situación, la acercó a Dios por medio de la oración. Ella es una mujer de gran fe.

3 Mat. 15:21-28 (NVI) relata la historia de otra mujer que por su humildad, perseverancia, y gran fe, compelió a Jesús para que sanara a su hija. Mateo 15:21-28 relata la historia de otra mujer que por su humildad, resistencia, perseverancia, y gran fe, compelió a Jesús para que sanara a su hija. Esta historia, y el enfoque de nuestro sermón hoy, perduran como una gran lección de esperanza para las multitudes de cristianos que esperan respuestas a sus oraciones. Mateo 15:21-28 (NVI) La conversación entre Jesús y la mujer cananea La conversación entre la mujer cananea y Jesús se registra en Mateo 15:21-28 de esta manera:

4 La conversación entre Jesús y la mujer cananea
V. 21- Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. V. 22- Una mujer cananea de las inmediaciones salió a su encuentro gritando, “Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada.” La conversación entre Jesús y la mujer cananea 21- Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. 22- Una mujer cananea de las inmediaciones salió a su encuentro gritando: “¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada.”

5 V. 23 –Jesús no le respondió palabra
V. 23 –Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: “Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.” V. 24 – “No fui enviado sino a las ovejas perdidas del de Israel”—contestó Jesús. V. 25 –La mujer se le acercó, y arrodillándose delante de él, le suplicó: “¡Señor, ayúdame!” 23 –Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: “Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.” 24 – “No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”—contestó Jesús. 25 –La mujer se le acercó, y arrodillándose delante de él, le suplicó: “¡Señor, ayúdame!”

6 V. 26- Él le respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros.” V. 27- “Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.” V. 28- “¡Mujer, qué grande es tu fe!”, contestó Jesús. “Que se cumpla lo que quieres.” Y desde ese mismo momento quedó sana su hija. 26- Él le respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros. ’’ 27- “Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.” 28- “¡Mujer, qué grande es tu fe!”, contestó Jesús. “Que se cumpla lo que quieres.” Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.

7 El conocimiento de los actos del Maestro
Las maravillosas historias acerca de los milagros de Jesús habían circulado por mucho tiempo entre los judíos que vivían en Fenicia. El conocimiento de los actos del Maestro La decisión que tomó la mujer de ir a buscar a Cristo pudo haber sido por el trasfondo de su conocimiento de Él. Ciertamente, su clamor fue como el de alguien que espera resultados positivos. Ella debe haber conocido los actos de Jesús. ¿Por qué no fue sencillamente a uno de los discípulos? ¿Por qué no le pidió a uno de los discípulos que rogara por ella cuando la respuesta de Jesús no parecía ser la respuesta que ella esperaba? No, ella fue directamente a Jesús. ¿Por qué llamó a Jesús el hijo de David? Ella era una mujer pagana, descendiente de los que no adoraban al Dios de Israel. ¡Una gentil! Ella no podía reclamarle al Dios del pacto. ¿Cómo podría dirigirse a Jesús por ese título? La mujer tenía conocimiento de Jesús. Las maravillosas historias acerca de los milagros de Jesús habían circulado por mucho tiempo entre los judíos que vivían en Fenicia.

8 Se sabía de los milagros como la alimentación de los 5,000, la reprensión de la tormenta (Mat. 8:26), la curación de los enfermos, “sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente” (Mat. 4:23-25), y la recuperación de la vista a los ciegos (Mat. 9:28-30). Probablemente esta mujer también escuchó que Jesús defendía a las víctimas y que sanaba a las personas. Se sabía de los milagros como la alimentación de los cinco mil, la reprensión de la tormenta (Mateo 8:26), la curación de los enfermos, cuando él iba “sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente” (Mateo 4:23-25), y la recuperación de la vista a los ciegos (Mateo 9:28-30). Probablemente esta mujer también escuchó que Jesús defendía a las víctimas y que sanaba a las personas. Tal vez sabía que los discípulos habían despedido a los niños cuando éstos fueron a ver a Jesús. Y por eso pudo haber pensado que los discípulos no eran la mejor forma de llegar a Cristo. Nosotros también hemos escuchado acerca de los maravillosos actos de Jesús en la Biblia, y hemos visto los milagros que les ocurren a las personas que conocemos. También tenemos una lista infinita de oraciones aún no contestadas, y de peticiones grandes y pequeñas que le hemos hecho a través de los años. Hoy experimentamos lo que pueden ser desafíos más grandes que los de la mujer cananea, sin embargo dejamos que la desesperanza nos atrape cuando se tarda la contestación a nuestras oraciones. Nos damos por vencidos en la oración, nos cansamos de esperar en el tiempo de Dios, y tal vez buscamos la solución a nuestros problemas en otros lugares.

9 ¡A veces sentimos que hemos esperado demasiado por la respuesta del Maestro! Nosotros también necesitamos conocer los actos de Jesús, su poder y sus métodos. ¡A veces sentimos que hemos esperado demasiado por la respuesta del Maestro! Nosotros también necesitamos conocer los actos de Jesús, su poder y sus métodos.

10 La Oración de la Mujer cananea
“¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada,” (v. 21) , gritó la mujer cananea. Debe haber sido un demonio terrible el que la llevó a este nivel de estrés y trauma. La oración de la mujer cananea “¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada” (v. 22), gritó la mujer cananea. Debe haber sido un demonio terrible el que la llevó a este nivel de estrés y trauma. Posiblemente su hija había sufrido por mucho tiempo. La mujer seguramente había ido a muchos médicos y probado numerosos medicamentos. No sabemos a dónde más fue para obtener ayuda antes de ir a Jesús. La mujer cananea vivió en Fenicia, en el área de Tiro, un puerto muy importante del mundo antiguo. Ella formaba parte del mundo griego, rodeada de creencias en los dioses y diosas paganos. Sólo podemos imaginar las noches sin sueño que pasó antes de concluir que este caso sería resuelto por Jesús, el Hijo de David.

11 No tenemos registro de cuánto esperó hasta que Jesús llegó a Tiro
No tenemos registro de cuánto esperó hasta que Jesús llegó a Tiro. Sabemos que “De hecho, muy pronto se enteró de su llegada una mujer que tenía una niña poseída por un espíritu maligno, así que fue y se arrojó a sus pies…y le rogaba que expulsara al demonio que tenía su hija’’ Marcos 7:24; Mateo 15:22 No tenemos registro de cuánto esperó hasta que Jesús llegó a Tiro. Sabemos que “De hecho, muy pronto se enteró de su llegada una mujer que tenía una niña poseída por un espíritu maligno, así que fue y se arrojó a sus pies”… “y le rogaba que expulsara al demonio que tenía su hija’’ (Marcos 7:24; Mateo 15:22). Esta mujer sabía que Jesús tenía poder para sacar demonios. Posiblemente ella escuchó hablar del encuentro de Jesús con los dos hombres poseídos por el demonio que registra Mateo 8:28-34; el saneamiento del paralítico en Mateo 9:2; el hijo de la viuda de Naín en Lucas 7:13, 14; la mujer con la hemorragia de Mateo 9:20; y la suegra de Simón Pedro en Marcos 1: Su conocimiento de algunos milagros explicaba su motivación.

12 “La gente se fija en las apariencias, pero yo [el Señor] me fijo en el corazón.” (I Sam. 16:7)
v. 23-“Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: ‘Despídela’” “La gente se fija en las apariencias, pero yo [el Señor] me fijo en el corazón” (1 Samuel 16:7). ¿Cuál fue la respuesta que ella recibió? “Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: ‘Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando’” (v. 23). Usted ha escuchado esta historia bíblica, y hoy ha venido ante el Maestro.

13 Así como hizo la mujer cananea, ¿por qué no clama a Jesús, y le dice exactamente cuáles son las dificultades en su vida? ¿Qué demonios lo han poseído a usted o a sus seres queridos al pasar de los años? Así como hizo la mujer cananea, ¿por qué no clama a Jesús, y le dice exactamente cuáles son las dificultades en su vida? ¿Qué demonios lo han poseído a usted o a sus seres queridos al pasar de los años?

14 Los demonios vienen en todas formas
Los demonios vienen en todas formas. Una cosa que sabemos es que los demonios lastiman y hacen daño, y causan comportamientos indeseables y perturbadores. Puede ser el demonio de la codicia, el egoísmo, las posesiones, o el orgullo; el demonio del alcohol; el demonio del adulterio, el robo o el engaño; el demonio del abandono o el abuso; o un demonio literal como el que poseía a la hija de la mujer cananea. Los demonios vienen en todas formas. Una cosa que sabemos es que los demonios lastiman y hacen daño, y causan comportamientos indeseables y perturbadores. Puede ser el demonio de la codicia, el egoísmo, las posesiones, o el orgullo; el demonio del alcohol; el demonio del adulterio, el robo o el engaño; el demonio del abandono o el abuso; o un demonio literal como el que poseía a la hija de la mujer cananea. ¿Por qué no elegimos ignorar los malos consejos y las sugerencias que nos hace el enemigo, como la mujer ignoró las voces desalentadoras de los discípulos y se mantuvo enfocada en Jesús hasta obtener una respuesta? Él es el que conoce nuestro caso, el que conoce la amplitud de nuestros problemas, y la profundidad de nuestro dolor. Cuando la mujer clamó a Jesús, Él no le contestó con una palabra. No sabemos por cuánto tiempo Jesús guardó silencio. Pero su silencio fue lo suficientemente prolongado para que los discípulos concluyeran que Jesús no estaba interesado en este caso, y le pidieron que la despidiera, diciendo, “Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando” (v. 23). Es fácil creer que Jesús ya había observado la actitud de sus discípulos, así como había observado la fe y determinación de la mujer.

15 Dios conoce nuestra vida de oración y nuestro nivel de resistencia, y aprovecha la oportunidad para enseñarnos lecciones, aún cuando el costo sea el dolor. Aún si el galardón sean simplemente las migajas de la mesa del Maestro, éstas serán suficientes a nuestras necesidades. Dios conoce nuestra vida de oración y nuestro nivel de resistencia, y aprovecha la oportunidad para enseñarnos lecciones, aún cuando el costo sea el dolor. Puede haber obstáculos aún cuando clamamos a Jesús pidiendo su ayuda. Muchos tratarán de desanimarnos ofreciendo soluciones alternas; pero así como la mujer cananea, debemos mantenernos enfocados en Jesús. Aún si el galardón sean simplemente las migajas de la mesa del Maestro, éstas serán suficientes a nuestras necesidades.

16 “Pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos” (v. 27)
Jesús ve a todos sus hijos—los que Él redimió con su preciosa sangre. Todo lo que nos sobrevenga le preocupará. No importa cómo nos miren o juzguen las personas, siempre somos dignos ante los ojos de Jesús. “Pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos” (v. 27). Algunos nos pueden juzgar por los hechos de nuestra vida pasada o por nuestro trasfondo, y nos consideran indignos de las bendiciones de Jesús, mas Jesús nos juzgará por nuestra fe en Él y nos dará los deseos de nuestros corazones, así como está escrito en Mateo 15:28. Jesús ve a todos sus hijos—los que Él redimió con su preciosa sangre. Todo lo que nos sobrevenga le preocupará. No importa cómo nos miren o juzguen las personas, siempre somos dignos ante los ojos de Jesús.

17 “Jesús acababa de apartarse de su campo de labor porque los escribas y fariseos estaban tratando de quitarle la vida. …Manifestaban incredulidad y amargura, y rechazaban la salvación que tan gratuitamente se les ofrecía. En este caso, Cristo se encuentra con un miembro de una raza infortunada y despreciada, que no había sido favorecida por la luz de la Palabra de Dios; y sin embargo esa persona se entrega en seguida a la divina influencia de Cristo y tiene fe implícita en su capacidad de concederle el favor pedido” (El Deseado de todas las gentes, Pág. 367). El Deseado de todas las gentes nos dice, “Jesús acababa de apartarse de su campo de labor porque los escribas y fariseos estaban tratando de quitarle la vida. …Manifestaban incredulidad y amargura, y rechazaban la salvación que tan gratuitamente se les ofrecía. En este caso, Cristo se encuentra con un miembro de una raza infortunada y despreciada, que no había sido favorecida por la luz de la Palabra de Dios; y sin embargo esa persona se entrega en seguida a la divina influencia de Cristo y tiene fe implícita en su capacidad de concederle el favor pedido.” (Pág. 367).

18 Mateo 15:23: Cuando Jesús no contestó, la mujer no se enojó; esperó la respueta de Jesús. Mientras esperaba, seguía clamando a Jesús porque ella sabía que la sanidad de su hija podía venir solamente de Él. Mateo 15:23: Cuando Jesús no contestó, la mujer no se enojó; esperó la respuesta de Jesús. Mientras esperaba, seguía clamando a Jesús porque ella sabía que la sanidad de su hija podía venir solamente de Él.

19 Al fin, Jesús respondió a la mujer de una manera instigadora: “No fui enviado sino a las ovejas perdidas de Israel” (v. 24). Al fin, Jesús respondió a la mujer de una manera instigadora: “No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel’’ (v. 24). La Biblia no nos dice que la mujer se escandalizó o se desanimó por la respuesta de Jesús. En su lugar, leemos que la mujer fue humillada por las palabras de Jesús y aún así, se mantuvo constante en la oración, aceptando su estatus como gentil.

20 Jesús siguió pronunciando palabras aún más instigadoras y ofensivas, “No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros” (v. 26). Muchas mujeres pudieron haberse escandalizado por las palabras poco amables de Jesús. Jesús siguió pronunciando palabras aún más instigadoras y ofensivas, “No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros” (v. 26). Muchas mujeres pudieron haberse escandalizado por las palabras poco amables de Jesús, porque seguramente habían escuchado de sus vecinos judíos, el historial de Jesús y su compasión por las personas dolientes y desesperadas. No obstante esta mujer no tenía tiempo para escandalizarse. Ella tenía una oportunidad que no quería perder y una misión que tenía que cumplir. Probablemente no se escandalizó por la relación que había entre los judíos y gentiles en ese tiempo.

21 Rápidamente cayó de rodillas como un adorador y no como un demandante, y respondió de una manera humilde y atrayente. “Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos” (v. 27). Esta mujer pudo aceptar cualquier nivel de humanidad que Cristo le asignara. Fue su fe la que le permitió seguir rogándole al Señor. Rápidamente cayó de rodillas como un adorador y no como un demandante, y respondió de una manera humilde y atrayente. “Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos” (v. 27). Esta mujer pudo aceptar cualquier nivel de humanidad que Cristo le asignara. Fue su fe la que le permitió seguir rogándole al Señor.

22 El silencio de Dios no es rechazo de Dios
Dios nunca se adelante o se atrasa; siempre está a tiempo. Estuvo a tiempo para Cathy, a tiempo para Ana, y Él estuvo a tiempo para la mujer cananea. Podemos confiar en que Él estará a tiempo para ti y para mí. El silencio de Dios no es rechazo de Dios En asuntos de fe, conocer a quien le oramos significa que no debemos rendirnos. Debemos seguir esperando y haciendo lo que debemos hacer según nuestra mejor habilidad, dejando el resto a Dios. Debemos tener fe en que Él responderá a su tiempo. Dios nunca se adelanta o se atrasa; siempre está a tiempo. Estuvo a tiempo para Cathy, a tiempo para Ana, y Él estuvo a tiempo para la mujer cananea. Podemos confiar en que Él estará a tiempo para ti y para mí. No debemos asumir que el silencio de Dios significa “no”, más bien puede significar una prueba de nuestra fe. Puede ser una lección para nuestro vecino, o protección de algún peligro oculto, o que nuestros deseos no están en armonía con la voluntad de Dios. Cuando los desafíos y los problemas nos acontecen, aunque estemos llorando y orando por la intervención de Dios, debemos permanecer humildes y enfocados en Jesús. Nuestra humildad será más atrayente a nuestro Padre Celestial que nuestro enojo y desánimo. No importa cuán mala pueda parecernos una situación, o por cuánto tiempo Dios permanezca en silencio, Él siempre está a nuestro lado. “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman’’ (Romanos 8:28).

23 ¿Por qué respondió Jesús a esta mujer doliente de una manera tan ofensiva?
La Biblia es clara acerca de las tentaciones que nos llegan: “…Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir” (1 Corintios 10:13). ¿Por qué respondió Jesús a esta mujer doliente de una manera tan ofensiva?

24 Jesús debe haber visto que la fe de esta mujer cananea podía soportar la prueba; por otro lado, Él nunca hubiera traído esta prueba sobre ella. Nuestra relación con Dios y los planes de Dios para sus hijos se hacen claro en Jeremías 29:11-12: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes—afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.” Jesús debe haber visto que la fe de esta mujer cananea podía soportar la prueba; por otro lado, Él nunca hubiera traído esta prueba sobre ella. Nuestra relación con Dios y los planes de Dios para sus hijos se hacen claro en Jeremías 29:11-12: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.” La prueba que puedes estar pasando en este momento, no te traerá total desesperación. Usted puede tener fe, y Dios le dará una manera en que pueda soportarla.

25 La contestación a una oración de fe
“‘¡Mujer, qué grande es tu fe!’, contestó Jesús. ‘Que se cumpla lo que quieres’. Y desde ese mismo momento quedó sana su hija” (v. 28). La contestación a una oración de fe “¡Mujer, qué grande es tu fe!”, contestó Jesús. “Que se cumpla lo que quieres.” Y desde ese mismo momento quedó sana su hija (v.28). La hija de la mujer fue sanada por la fe de su madre. Nota que Jesús no fue a la casa de la mujer para que su hija fuera sana. La mujer que se refirió a Jesús como el “Hijo de David” tenía gran fe cuando oraba. Tenía total confianza en que este Hijo de David tenía el secreto para sanar a su hija. Ella simplemente le informó a Jesús de la situación y le pidió su misericordia. Ella no permitió que nada desviara su atención del maestro. Ella permaneció enfocada en Jesús. Aunque Jesús no respondió inmediatamente, ella soportó hasta el final.

26 Conclusión “No hay poder como la oración eficaz …Abraham suplicando por Sodoma, Jacob luchando toda la noche, Moisés de pie en la brecha, Ana intoxicada con pesar, David quebrantado de corazón con remordimiento y dolor, Jesús en sudor y sangre. Conclusión La situación de la mujer cananea no fue ordinaria. Fue un caso de desesperación, un caso de una madre doliente y una hija enferma, probablemente una hija moribunda. No obstante esta madre confiaba en que nada era imposible con Jesús. Su humildad y fe constante le trajo la victoria y vio sanar a su hija que había estado poseída por el demonio. Su situación hoy, sin importar qué clase de situación sea, le puede parecer imposible. Pero Usted conoce al que restaura la vida y la esperanza. Venga a Él con fe, y Él restaurará su esperanza y le dará a Usted y a sus seres queridos vida. “No hay poder como la oración eficaz…Abraham suplicando por Sodoma, Jacob luchando toda la noche, Moisés de pie en la brecha, Ana intoxicada con pesar, David quebrantado de corazón con remordimiento y dolor, Jesús en sudor y sangre.

27 Añade a esto tu vigilancia y experiencia; y tal oración siempre prevalece. Convierte a los mortales ordinarios en hombres de poder. Esta oración trae poder. Trae ardor. Trae lluvia. Trae vida. Trae a Dios.” Samuel Chadwick Añade a esto tu vigilancia y experiencia; y tal oración siempre prevalece. Convierte a los mortales ordinarios en hombres de poder. Esta oración trae poder. Trae ardor. Trae lluvia. Trae vida. Trae a Dios” (Samuel Chadwick).

28 “Cristo le concede ahora lo que le pedía, y concluye la lección para los discípulos. Volviéndose hacia ella con una mirada de compasión y amor, dice: ‘Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres.’ Desde aquella hora su hija quedó sana. El dominio no la atormentó más. La mujer se fue, reconociendo a su Salvador y feliz por haber obtenido lo que pidiera.” El Deseado de todas las gentes – Pág. 369 “Cristo le concede ahora lo que le pedía, y concluye la lección para los discípulos. Volviéndose hacia ella con una mirada de compasión y amor, dice: ‘Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres.’ Desde aquella hora su hija quedó sana. El demonio no la atormentó más. La mujer se fue, reconociendo a su Salvador y feliz por haber obtenido lo que pidiera” (El Deseado de todas las gentes, Pág. 369). “Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.” (1 Juan 5:14-15, NVI).


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