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Principales enfoques teóricos en el estudio de la/s juventud/es

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Presentación del tema: "Principales enfoques teóricos en el estudio de la/s juventud/es"— Transcripción de la presentación:

1 Principales enfoques teóricos en el estudio de la/s juventud/es
Elaborado por Gloria Bonder

2 Inacabados, imperfectos e inmaduros
Las primeras indagaciones se realizan en Europa, a comienzos del siglo pasado, desde una perspectiva fundamentalmente pedagógica, y en menor medida psicológica. La Iglesia Católica quién los concibe como sujetos inacabados, imperfectos e inmaduros que habría que encarrilar hacia los parámetros adultos normales, determinado e inculcando lo “bueno” y “deseable” para ellos, según sus propios preceptos morales.   

3 Genitales “normales” En la segunda mitad del siglo XIX, los discursos científicos y médicos iniciaron un proceso de definición y establecimiento de los límites de esta fase de la vida, comenzando a desplazar a los religiosos. A partir de entonces y casi hasta nuestros días, la juventud se convertirá en un concepto cautivo, no sin conflicto, de la psicología, la biología y la sociología, entre otras. La pubertad marcaba el punto de partida de la etapa juvenil y con ella abría el camino para el desarrollo de una genitalidad “normal” (heterosexual); asimismo significaba el comienzo legítimo de la capacidad reproductiva, aspecto que se asociaba especialmente con las mujeres jóvenes.

4 En transición El psicólogo norteamericano Stanley Hall, basándose en la ley de recapitulación de la biología definía a la adolescencia como: “… un estado físico-psicológico desencadenado por la pubertad”. La describía como un proceso de transición en el que dominan la angustia, la confusión y los estados anímicos cambiantes. Recomendaba estimular a los jóvenes a que descubrieran sus potencialidades con libertad, pero conjuntamente ejercer el control de sus impulsos sexuales, especialmente de la masturbación y las tendencias homosexuales, a fin de establecer el orden y la autodisciplina como claves para una vida adulta provechosa hacia la heterosexualidad y el matrimonio monógamo. Hall sentó las bases de una concepción científica de la juventud de la que todavía hoy marca algunos discursos sociales y educativos. Su influencia es evidente dentro del psicoanálisis, Anna Freud por ejemplo definió a la adolescencia como un período caracterizado por un estado de torbellino psíquico e inevitable, vulnerabilidad emocional derivada del rebrote de la sexualidad “apaciguada” durante la fase de la latencia. Sin embargo, pese a las diferencias, ambos definieron la juventud como un fenómeno universal caracterizado por una serie de cambios físicos y psicológicos, por fenómenos de rebelión y diferenciación de la familia de origen, - la cual era pensada sólo como nuclear-, que marcaban el pasaje de la infancia a la vida adulta “normal” signada por la conducta heterosexual, la formación de la propia familia y la integración productiva al mundo social.

5 Extraños/as de pelo largo
En los 50’, Erik Erikson, propone la noción de moratoria como signo distintivo de esta fase de la vida, la descripción de los procesos emocionales y de aprendizaje social que convergen a la constitución de la identidad juvenil han sido y todavía son ampliamente utilizados para explicar a la juventud como una fase del ciclo de desarrollo. Hacia los 60´ la juventud se instaló en el centro del debate sobre el conformismo/rebeldía, el consumismo y la delincuencia y una vez más, aunque con diferentes argumentos, los grupos juveniles fueron caracterizados como potenciales causantes de problemas, desorden y caos social, al tiempo que se elaboraban teorías que intentaban explicar/controlar/recetar soluciones a estos fenómenos. En la indagación científica en las últimas décadas, se reconoce la vigencia de viejos y nuevos debates que aluden a cómo comprender las tensiones entre lo social y biológico, cultural y subjetivo.

6 Juventud: una cuestión de “status”
En los análisis de Sven Morch se revela de manera muy evidente este enfoque, él define la juventud como “una etapa de la vida de individuación o desarrollo de la personalidad. Y como tal, (…) una categoría social para el desarrollo individual”. Lo interesante de este planteo es que no se concibe a la juventud como el producto de una evolución natural, ni tampoco como un conjunto de atributos que, dada la edad, obligatoriamente posee un sector de la población; sino más bien un “status” que se adquiere a través de la adecuación de los individuos a determinadas actividades socialmente definidas. Desde este punto de vista, podría haber personas cronológicamente jóvenes pero que, no obstante, no desarrollan su juventud; o bien, adultos que desarrollan comportamientos típicamente juveniles. La propuesta de Morch tiene también un costado problemático: su tinte estructuralista. Para él son los propios actores quienes deben ajustarse a las estructuras de actividad, y por tanto, procurar resolver las contradicciones emergentes entre las posibilidades y restricciones.

7 Todo condicionamiento estructural supone demandas que deben ser y de hecho son resignificadas por los propios actores. Esto podría conllevar a prácticas o acciones contradictorias con los significados socialmente asignados. De otro modo, sino ¿qué lugar le queda al sujeto? El mandato social de adaptarse o encajarse en estas estructuras no se presenta de igual forma para todos los/as jóvenes y no es independiente de su origen social, familiar, y los mandatos de género, entre otros.

8 No creen en nada… A inicios de los 80 aparecieron las corrientes socio-estructurales y las teorías de la ecología social desarrolladas a partir de los trabajos de Urie Bronfenbrenner, que impactaron fuertemente en la investigación sobre juventud, sobre todo en algunos países europeos como Alemania, Francia y Holanda.    Indudablemente los 80´ y 90´ marcaron un nuevo momento de atracción por la juventud como objeto de estudio. Muchos trabajos, algunos todavía apoyados en la definición clásica de Erikson, se ocuparon de analizar las causas y consecuencias individuales y sociales de una tendencia, observable inicialmente en Europa, hacia la prolongación cronológica de la juventud como consecuencia de cambios socioeconómicos (en especial el desempleo) y de los nuevos requerimientos educativos que demandan la innovación tecnológica en la producción. Otro rasgo típico de este periodo es la aparición de estudios sobre actitudes y prácticas políticas de los jóvenes en los que se afirma que ellos/as adscriben al individualismo y al hedonismo como valores sociales principales, están altamente desmovilizados, actúan de acuerdo a criterios pragmáticos y en consecuencia no se interesan por participar en la construcción social y política del país, el continuo fluir del presente es su principal preocupación. Tal como ocurrió en los 50´ volvemos a escuchar voces que hablan de la “generación escéptica”.

9 A mediados de los 80 y principios de los 90 lentamente comienzan a surgir algunos estudios (Hollands; Moffat) que van trascendiendo la frontera de la clase social como eje estructurador de los comportamientos juveniles y emprenden un examen más complejo que combina el análisis de las relaciones de poder entre el género, sexualidad, raza y edad.

10 Jóvenes: agentes del desarrollo
Estos estudios se enfocan en problemas «macro» del desarrollo socioeconómico de los países (desempleo, tasas de fertilidad y crecimiento poblacional, migración e inmigración, nivel educativo, etc.) y retoman en muchos casos el enfoque sociodemográfico, pero van más allá que los estudios meramente estadísticos. Abordan principalmente el desarrollo de propuestas para «integrar socialmente» a la población juvenil a la sociedad, proponiendo bases para el desarrollo de políticas públicas dirigidas a este sector. Por ejemplo, Touraine afirma que desde una propuesta política más humana se debería considerar como inversión importante la inserción de los y las jóvenes en el desarrollo social (Touraine en Rovirosa, 1988). Sin embargo, a diferencia de la perspectiva sociodemográfica, estos estudios retoman las particularidades regionales o subregionales, e incluso nacionales que enfrentan los jóvenes. Estos estudios tienden a ser institucionales y financiados por instancias públicas encargadas de la juventud. Un autor que ha elaborado diversos estudios, como base para el desarrollo de políticas de juventud en América Latina desde esta perspectiva, es Ernesto Rodríguez. La mayoría de los trabajos están vinculados a las conferencias internacionales sobre desarrollo realizadas en la década de los noventa. Por ejemplo, la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (1995), en la que se identifica claramente a la población joven como una población en riesgo, o como un grupo vulnerable, cuya integración es «clave» para el desarrollo socioeconómico. Otro ejemplo son los estudios realizados por Durston (1998) sobre juventud rural y desarrollo. Estas investigaciones retoman aportes en cuanto a la diversidad de condiciones que se cruzan en la vida de los y las jóvenes, por ejemplo el estado civil, el nivel educativo y la clase, cambios en la edad de matrimonio o conformación de una nueva familia, y el acceso a la satisfacción de determinadas necesidades que históricamente no habían sido asignadas a ellos y ellas, por ejemplo, el acceso a vivienda cuando se trata de gente joven que no se ha casado ni está por casarse. También abordan los cambios en los comportamientos y contextos sociales en los que viven los/as jóvenes en cuanto a conformación de una familia, iniciación de la actividad sexual, acceso a la educación primaria y secundaria, empleo, etc.

11 Generando generaciones (¿con o sin género?
La juventud es definida como un grupo generacional, que desde esta visión puede compararse con otras generaciones de jóvenes (que ya no lo son más). El concepto de generación ha servido para construir estereotipos sobre la gente joven de determinada época, por ejemplo, la «generación perdida» (Rosas, 1993) y «generación X» (década de los 90), «generación escéptica» (fines de los 90), «generación de la red» (principios 2000, relacionada con la expansión de la Sociedad de la Información e Internet). Al igual que la perspectiva sociodemográfica, ésta tiende a homogeneizar a los y las jóvenes, atribuyendo características comunes en todas las personas que están ubicadas en la generación joven del momento. Por ejemplo, los estudios de los noventa, sobre la «generación escéptica» se centran en investigaciones sobre actitudes y prácticas políticas de los jóvenes que afirman que ellos/as adscriben al individualismo y al hedonismo como valores sociales principales, que están altamente desmovilizados, actúan de acuerdo a criterios pragmáticos y en consecuencia no se interesan por participar en la construcción social y política del país, el continuo fluir del presente es su principal preocupación. En Estados Unidos, la perspectiva generacional tiene que ver con una visión de la juventud como sector atractivo en términos de consumo, así como la cuestión del desarrollo económico y tecnológico (sobre todo en el área de comunicación electrónica) y por otro lado, como sector que hay que conocer para diseñar políticas de manejo de personal adecuadas. Estos estudios tienden a resaltar las diferencias y conflictos con otras generaciones (Hicks, 1999; Bagby, 1998; Schneider, 1999; Tapscott, 1998) y parecieran depositar a los supuestos conflictos y división generacional diversos problemas que tienen que ver más con problemas que determinada sociedad enfrenta más allá de la generación.

12 Según Griffin existen dos tendencias en el acercamiento teórico hacia la juventud (aunque aclara que en muchos textos se aprecian elementos de ambos): La vigencia e incluso la revitalización de una tradición clásica (“mainstream youth studies”), que suscribiendo a un enfoque positivista, empirista y conservador, se enmarca dentro de un proyecto apolítico y pretendidamente “objetivo”. Define a los jóvenes como la fuente de una serie de problemas sociales, por lo cual terminan “acusando a la victima”. Lo común a estos análisis es que tienden a psicologizar las desigualdades, oscureciendo las relaciones estructurales de dominación. - La corriente “radical” que se articula alrededor de la crítica, teórica, política y metodológica a los estudios clásicos y está fuertemente ligada a un proyecto político social transformador. Partiendo del estructuralismo y postestructuralismo, centra su atención en las prácticas culturales colectivas de los jóvenes como forma de defensa o resistencia, intentando así, desmontar su identificación clásica como causantes de conflicto social. Esta orientación estaría representada por las investigaciones marxistas que describen la diversidad de las formas culturales juveniles, y aquellas que utilizan argumentos feministas, de los Black Studies y de los gay studies. Aunque las diferencias son muy significativas, ambas siguen mayoritariamente concentradas en la indagación de los varones, con mínimas consideraciones sobre género, etnia y pocas referencias a las diferencias de clase.

13 Juventud como construcción sociocultural
La mayoría de los estudios realizados desde esta perspectiva fueron desarrollados desde la antropología y la sociología, donde se retoman aportes de Park, Trasher y Mead (quien desde los años veinte rompió con la tradición de ver a la juventud como algo universal, definiéndola más bien como una categoría cultural), entre otros. Desde estas disciplinas se han hecho algunos de los aportes más importantes a la desmitificación de los prejuicios existentes en diferentes teorías sociológicas y psicológicas, que desmedicalizaron y desmitificaron la juventud, ubicándola en su contexto histórico y cultural. Se desarrollaron estudios en Europa, Estados Unidos y también en América Latina que ponen énfasis en dos dimensiones particulares de lo juvenil: La identidad o identidades juveniles como resultado de un proceso de construcción sociocultural Las culturas juveniles como expresiones diversas de la población que se identifica a sí misma como joven.

14 Referencias Amos y Parmar, P: (1981), “Resistances and responses: the experiences of Black girls in Britain” en Mac Robbie y M Cabe (de) Feminism for girls: An adventure Store. Routledge and Kegan, London Braslavsky, Cecilia: (1984) “Las jóvenes argentinas: entre la participación y la reclusión” en Mujeres Jóvenes en América Latina, CEPAL, Santiago. Bronfenbrenner, Urie, (1981): “Hacia una Ecología Experimental del desarrollo Humano”. Ed.Paidos, Barcelona. Clarke, Hall, Jefferson y Roberts, (1975) “Subculture, Cultures and Class” en Resistance through Rituals. Youth Subcultures in Post-war Britain. Coleman, J. (1980), “The Nature of Adolescence”, Harmondsworth: Penguin. Eisentasdt, S: (1956): “For Generation to Generation: Age Groups and Social Structure”, Free Press. Erikson, Erik. (1951): “Childhood and Society”, De Imago, London. Erikson, Erik, (1968). “Identity: Youth and Crisis”, Norton, New York. Gibbs, J. T. (1988), “Conceptual, Methodological and Sociocultural issues in black youth suicide: implicationes for assesment and early intervention”, Suicide and Life Threatening Behavior. Griffin, Christine (1993), “Representations of Youth. The study of youth and adolescence in Britain and America”, Polity Press, UK. Hall and Hefferson (1975) Citados en Griffin, C. (1993) Op. Cit. Herno, Javier, (1991) “La investigación sobre juventud y la diferenciación disciplinar o Sociología de la juventud o Juvenología”, Cuadernillos de investigación Mo 3, instituto de investigaciones en juventud, Bs. As. Hermo, J- Ballardini Sergio (1995), “Políticas de juventud en América Latina: Evaluación y Diseño”, FLACSO. Hollands, (1990): “The Long Transition: Class, Cultura and Youth Training”, London. Hollinshead, A: (1949), “Elmtown´s youth: The impact of Social Class on Adolescents”, New York, Wiley. Inglehart, R.: “Valores, Ideologías y Movilización Cognitiva en los Nuevos Movimientos Sociales”, en “Nuevos Movimientos Sociales”, Dalton y Keuchler (1922), Univ. Valenciana. Kett, (1977) citado en Griffin, Op. Cit. Leone, P. E (1990), “Understanding Troubled and Troubling Youth”, Newbury Park, citado en Griffing. C, (1993), Op. cit. Mead, Margaret (1961). “Adolescencia y Cultura en Samoa”. Paidós, Buenos Aires. Moffat, M (1986) “The discourses of the dorm: race, friendship and culture among college youth” en Verenne H. Ed, Symbolizing America, Licoln, NB, University of Nebraska Press. Morch, Sven, (1990) Youth Theory: a prerequisitio of youth policy. The role of the danish school and youth work. Ponencia presentada en el Congreso Mundial de Sociología. Madrid Morch, Sven: “On Development and the problem of youth”, Univerity of Copenhagen, paper, s/r. Muñoz, Soledad (1986), “Mujeres jóvenes de clase media: entre diálogos y contrapuntos”. CEPAL, Paper, Santiago. Sigal (1984) citada en Braslavsky, (1984). Op. cit. Thrasher, F (1927), “The Gang”, Chicago, Univerity of Chicago Press. Valdés, Adriana (1984), “Mujeres jóvenes y Dimensiones simbólicas: algunos temas para la reflexión”, en Mujeres Jóvenes en América Latina, CEPAL, Chile. Willis, Paul. (1984) “Youth unemployment: thinking the unthinkable, youth and Policy.” Willis, Paul. (1977). “Learning to labour: How working Class Kids get working class jobs”, Saxon House. UK. Y Hebdige.


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