“…¿La bestia con un millón de cabezas

Presentación del tema: "“…¿La bestia con un millón de cabezas"— Transcripción de la presentación:

1 “…¿La bestia con un millón de cabezas
“…¿La bestia con un millón de cabezas? Esteban había soñado hacía unos días, antes del viaje, en eso: una bestia con un millón de cabezas y ahora , él con cada paso que daba iba entrenándose dentro de la bestia….” (El niño de junto al cielo)

2

3 EL NIÑO DE JUNTO AL CIELO. (Autor: Enrique Congrais)

4 Algunos aspectos: AUTOR: Enrique Congrains Martín.
El niño de junto al cielo, pertenece al libro de cuentos Lima Hora Cero (1954). EL TEMA: Es el engaño de un muchacho pícaro limeño a un muchacho provinciano.

5 NARRADOR: OMNISCIENTE
Identifica el tipo de narrador: “…Esteban vaciló un momento. Desprenderse del billete anaranjado era más desagradable de lo que había supuesto. Se estaba bien teniéndolo en el bolsillo y pudiendo acariciarlo cuantas veces fuera necesario…” NARRADOR: OMNISCIENTE

6 ACCIONES Esteban y Pedro instalan el negocio de las revistas en la Plaza San Martín. El pícaro Pedro envía a Esteban a que compre algo para comer. Esteban al regresar se da cuenta de que Pedro no estaba, sin embargo lo espera. Pedro le propone un negocio rentable y Esteban acepta. Esteban regresa a su casa sin el dinero Esteban se queda observando el juego de los niños. Hace amistad con Pedro. Esteban y Pedro acuerdan mutuamente efectuar por la tarde un gran negocio. Ambos viajan en tranvía a la ciudad de Lima. Se vendió casi todas las revistas. Esteban se encuentra 10 soles, un billete anaranjado. 6 8 9 3 10 2 4 5 7 1

7 Personajes: ESTEBAN PEDRO

8 Interpreta las siguientes frases:
“…Unos muchachos de su edad jugaban en la vereda. Esteban se detuvo a unos metros de ellos y quedó observando el ir y venir de las bolas…y por fin encontraba seres como él, gente que no se movía incesantemente de un lado a otro. Parecía, por lo visto, que también en la ciudad había seres humanos…” “…Esteban bajó la vista, hundiéndola en la piel de la bestia y prefirió no pensar. Comprendió que de hacerla, terminaría llorando y eso no podía ser. Él ya tenía diez años, y diez años no eran ocho, ni nueve. ¡Eran diez años!..”