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Todo aquel que viaja a París no puede pasar sin reservar un día para dedicarse a admirar la grandeza, majestuosidad y belleza del Palacio de Versalles, el gran palacio barroco del que tomaron ejemplo el resto de palacios barrocos europeos.
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Una visita deslumbrante, sobre todo si la hacemos en un tren en especial.
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Y es que, con el objetivo de incentivar el turismo en la capital francesa, se ha puesto en marcha un tren urbano que enlaza la ciudad con Versalles cuyos vagones han sido decorados con los mismos motivos que inundan y embellecen el interior de los salones de este fabuloso palacio.
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Se trata de un ramal de la línea C del RER, una de las más largas del país, una ruta bien conocida por los turistas que llegan cada año a la ciudad de la luz y desean conocer el palacio del Rey Sol desde el cual Francia dirigió los destinos del mundo entero durante casi un siglo.
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Vagones revestidos interiormente con una película plástica impresa con imágenes diferentes que reproducen diferentes rincones de Versalles, como lo son, el Salón de los Espejos, la habitación de María Antonieta en el Petit Trianon, el Templo del Amor, el Belvedere de Maria Antonieta, el Peristilo del Gran Trianon, la Biblioteca de Luís XVI y la carroza de Carlos X. Sus frescos y sus muebles.
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Encontraremos incluso algunas de las famosas estatuas que decoran sus galerías y salones.
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Imágenes muy realistas que harán de este, una viaje diferente que preparará al viajero para lo que verá en vivo y en directo.
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Una forma elegante y económica de visitar Versalles
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