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Tienen hambre Lectio divina domingo XII. T. O. Corpus Christi Ciclo C.

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Presentación del tema: "Tienen hambre Lectio divina domingo XII. T. O. Corpus Christi Ciclo C."— Transcripción de la presentación:

1 Tienen hambre Lectio divina domingo XII. T. O. Corpus Christi Ciclo C.
23 Junio Catequistas de Cádiz y Ceuta Música: Ritornare. L. Einaudi Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

2 ORACIÓN INICIAL Padre Bueno, te doy gracias porque
estás atento a nuestras necesidades, nos acoges con cariño y nos regalas tu amistad. Gracias porque nos llamas a servirte y a ser portadores de tu palabra, anunciadores de tu Reino. Gracias porque cuentas con nosotros y nos impulsas a ser instrumentos de tu amor y tu misericordia en nuestras comunidades.

3 TEXTO BÍBLICO Lc 9, 11b – 17 Jesús los acogía, les hablaba del reino y sanaba a los que tenían necesidad de curación. El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado». Él les contestó: «Dadles vosotros de comer». Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para toda esta gente». Porque eran unos cinco mil hombres.

4 Entonces dijo a sus discípulos: «Haced que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno». Lo hicieron así y dispusieron que se sentaran todos. Entonces, tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos.

5 LECTURA ¿Qué dice el Texto?

6 “Dadles vosotros de comer”.
Aquella hambre Jesús se la confiaba a sus discípulos. Ellos pusieron la poquedad de unos panes y peces, y con eso el Señor repartió su grandeza hasta la saciedad.

7 Jesús viene como el Pan definitivo que el Padre envía, para saciar el hambre más profunda y decisiva: la del corazón, el hambre de vivir y de ser feliz. …Y su Persona viva es el Pan que el Padre da. Esto significa adherirse a Jesús, entrar en comunión de vida con Él, compartiendo su destino y su afán, ser su discípulo, vivir con Él y seguirle.

8 Atender a Jesús, seguirle, nutrirse en Él, no significa desatender y abandonar a los demás. …Jamás los verdaderos cristianos y nunca los auténticos discípulos que han saciado las hambres de su corazón en el Pan de Jesús, se han desentendido de las otras hambres de sus hermanos los hombres.

9 Comulgar a Jesús no es posible sin comulgar también a los hermanos
Comulgar a Jesús no es posible sin comulgar también a los hermanos. No son la misma comunión, pero no se pueden separar.

10 Jesús nos pregunta hoy en esta fiesta del Corpus Christi: ¿de qué tienes hambre? ¿cómo la sacias? Dos mil años después la humanidad sigue teniendo hambre en tantos sentidos.

11 Y desde ese ejemplo de quien va por delante, nos dijo y nos dice: ahora, darles vosotros de comer.
Y dos mil años después unos responden entreteniendo, distrayendo las hambres del cuerpo y las del alma. Jesús no fue un demagogo sino que fue a la raíz del problema: Yo soy el Pan de vuestra vida.

12 ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
MEDITACIÓN ¿Qué me dice el Señor en el Texto?

13 El Evangelio nos propone el relato del milagro de los panes; quisiera detenerme en un aspecto que siempre me conmueve y me hace reflexionar. Estamos a orillas del lago de Galilea, y se acerca la noche; Jesús se preocupa por la gente que está con Él desde hace horas: son miles, y tienen hambre. ¿Qué hacer?

14 La actitud de los discípulos es la actitud humana, que busca la solución más realista sin crear demasiados problemas: Despide a la gente —dicen—, que cada uno se las arregle como pueda; por lo demás, ya has hecho demasiado por ellos: has predicado, has curado a los enfermos... ¡Despide a la gente! «Dadles vosotros de comer». Los discípulos quedan desconcertados, y responden: «No tenemos más que cinco panes y dos peces».

15 La actitud de Jesús es totalmente distinta, y es consecuencia de su unión con el Padre y de la compasión por la gente, por todos nosotros: Jesús percibe nuestros problemas, nuestras debilidades, nuestras necesidades. Ante esos cinco panes, Jesús piensa: ¡he aquí la providencia! De este poco, Dios puede sacar lo necesario para todos.

16 Jesús se fía totalmente del Padre celestial, sabe que para Él todo es posible. … toma los panes y los peces, los bendice —clara referencia a la Eucaristía—, los parte y los discípulos los distribuyen... los panes y los peces no se acaban.

17 He aquí el milagro: más que una multiplicación es un compartir, animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró: es el signo de Jesús, pan de Dios para la humanidad.

18 La fiesta de Corpus Christi nos pide convertirnos a la fe en la Providencia, saber compartir lo poco que somos y tenemos y no cerrarnos nunca en nosotros mismos.

19 Pidamos a nuestra Madre María que nos ayude en esta conversión para seguir verdaderamente más a Jesús, a quien adoramos en la Eucaristía.

20 ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
ORACIÓN ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?

21 “No tenemos más que cinco panes y dos peces”.
Señor, nuestras fuerzas no bastan, como ayer, necesitamos que multipliques todos los bienes para repartirlos entre los necesitados.

22 “Comieron todos hasta saciarse”.
Señor, que nadie pase hambre de pan en nuestra sociedad.

23 Ayúdanos a saciar las hambres de paz, de escucha, de justicia y amor
que existen en nuestras familias y comunidades, en nuestra sociedad… hambre de pan y de Dios.

24 “Se recogieron las sobras en doce cestos”.
Señor, que compartamos lo que tenemos. Compartir es un gesto que no tiene límites, cuando se comparte hay de sobra para todos; el amor es siempre abundante.

25 ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
CONTEMPLACION ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?

26 Hoy en esa multitud estamos tú y yo
Hoy en esa multitud estamos tú y yo. También nosotros buscamos seguir a Jesús para escucharle, para entrar en comunión con Él en la Eucaristía, para acompañarle y para que nos acompañe. Contempla a Jesús que está en medio de la gente, la acoge, le habla, la atiende, le muestra la misericordia de Dios…Y la gente le sigue, le escucha...

27 Pregúntate, ¿cómo sigo yo a Jesús
Pregúntate, ¿cómo sigo yo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y nos recuerda que seguirle quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don a Él y a los demás.

28 La invitación que Jesús hace a los discípulos y te hace hoy a ti para saciar el hambre de los que le siguen surge de la multitud que lo sigue y está a la intemperie, lejos de lugares habitados, mientras se hace tarde y de la preocupación de los discípulos que piden a Jesús que los despida para que vayan a buscar alimento y cobijo.

29 Ante la necesidad de la multitud, la solución de los discípulos es que cada uno se ocupe de sí mismo; ¡despedir a la muchedumbre! ¡Cuántas veces nosotros cristianos hemos tenido esta tentación! No nos hacemos cargo de las necesidades de los demás, despidiéndoles con un piadoso: "Que Dios te ayude", o "Buena suerte"...

30 «Dadles vosotros. », «dar», compartir. ¿Qué comparten los discípulos
«Dadles vosotros...», «dar», compartir. ¿Qué comparten los discípulos? Lo poco que tienen: cinco panes y dos peces. Pero son precisamente esos panes y esos peces los que en las manos del Señor sacian a toda la multitud. Pon a disposición de Dios lo que tienes, tus capacidades, porque sólo compartiendo, tu vida será fecunda, dará fruto.

31 El Señor nos distribuye el pan que es su Cuerpo
El Señor nos distribuye el pan que es su Cuerpo. Él se hace don, comparte nuestro mismo camino, es más, se hace alimento, el verdadero alimento que sostiene nuestra vida también en los momentos en los que el camino se hace duro. Pregúntate ante el Señor: ¿cómo vivo yo la Eucaristía? ¿La vivo como momento de verdadera comunión con el Señor y también con todos los hermanos y las hermanas que comparten esta misma mesa?

32 En la Eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, el del servicio, el de compartir, el del don, y lo poco que tenemos, lo poco que somos, si se comparte, se convierte en riqueza, porque el poder de Dios, que es el del amor, desciende sobre nuestra pobreza para transformarla.

33 ¿Dejo que el Señor me guíe para salir cada vez más de mi pequeño recinto, para salir y no tener miedo de dar, de compartir, de amarle a Él y a los demás?

34 ACCIÓN ¿A qué me comprometo?

35 Vuelve a leer detenidamente el texto del evangelio.
Hoy el Señor te invita a reconocer y vivir gozosamente su presencia eucarística. Te propongo participar en la misa con la mayor atención, uniéndome a las palabras y al sacrificio del Señor, sin olvidar que se entregó por ti. Vuelve a leer detenidamente el texto del evangelio.

36 Examina cuál es tu actitud habitual de vida: acumular y guardar, o sabes compartir generosamente lo que tienes y que, a veces, malgasta. Actúa en consecuencia.

37 La celebración de la Eucaristía y el compartir están muy relacionados, según el texto evangélico de hoy. Plantéate qué gesto o gestos de compartir vas a llevar a cabo durante esta semana para vivir lo que el Señor te pide en esta fiesta del Corpus Christi.

38 En tu oración pide al Señor que te ayude a eliminar de tu mente y de tu corazón todo rencor, todo dolor y toda ofensa recibida que esté afectando a tu vida.

39 Sé testimonio de amor con los hermanos, especialmente con los que tienen mayor necesidad de justicia, de esperanza, de ternura, de fe. Míralos y acompáñalos con ternura y misericordia como Jesús.

40 Hoy de nuevo Jesús nos dice “Dadles vosotros de comer”
Hoy de nuevo Jesús nos dice “Dadles vosotros de comer”. En el día del Corpus, día de la entrega, de la donación, de la caridad… hay muchas cosas que también tú puedes dar de comer a los demás: a los hambrientos de pan, soledad, cargados de dolores…

41 Tu Cuerpo, tu Sangre…. y tu Divinidad. ¿Qué te podemos decir, Señor
Tu Cuerpo, tu Sangre…. y tu Divinidad. ¿Qué te podemos decir, Señor? Tan solo caer de rodillas y decirte: – ¡Creo en ti, Señor, pero aumenta mi fe!  FIN


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