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Había una vez un trozo de madera que lloraba y reía como un niño; y había también un viejito carpintero con la alocada idea de fabricar un muñeco que.

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3 Había una vez un trozo de madera que lloraba y reía como un niño; y había también un viejito carpintero con la alocada idea de fabricar un muñeco que cantara y bailara. El viejito se llamaba Geppeto y el muñeco que fabrico con el trozo de madera recibió el nombre de Pinocho. El muñeco resulto todo un cabeza dura; dirán ustedes que esto es lógico, ya que era de madera, pero lo que quiero decir es que no se ha visto muñeco más terco y travieso, mas desobediente y pícaro que él.

4 Pinocho no oía consejos ni obedecía a autoridad alguna. Ni siquiera cuando el sabio grillo le conto lo mal que le iba a los niños voluntariosos quiso escuchar y en cambio huyo de casa para iniciar sus aventuras. El pobre Geppeto sufría tanto con las locuras de su hijo. Pinocho jamás gusto del estudio o el trabajo, en lugar de ir a la escuela, vendió sus utilices y cartilla para entrar a un teatro de marionetas, donde arruino la función, puso patas arriba el teatrino y enfurecido de tal manera a comefuego, el barbudo manejador de los muñecos, que por poco termina chamuscado.

5 En la laguna del chairá ejercía el nuevo Cacique su adoración al dios supremo el “Chairá” debía despojarse antes de finalizar la tercera luna al concluir el invierno todo estaba listo para la gran boda. Afortunadamente, bajo la apariencia de cascarrabias de comefuego habitaba un corazón tierno que se ablando al escuchar los ruegos y la triste historia del travieso Pinocho. Finalmente, comefuego no quemo al muñeco si no que le obsequio cinco monedas de oro para que siguiera sus andanzas. En el camino de regreso se topó con una pareja de malhechores: la zorra y el gato. Ellos le propusieron enterrar las monedas para así – al cabo de poco tiempo - recoger mil o dos mil.

6 Pero Pinocho era terco y demás ingenuo, enterró las monedas en el bosque y cuando fue a buscarlas, no encontró ni rastro. Pinocho vivo mil aventuras en busca de su padre y su carácter poco a poco fue cambiado; por último, encontró a Geppeto en la barriga de un monstruo marino, los dos escaparon gracias a que el horrible bicho dormía con la boca abierta, y subidos sobre el lomo de un atún, llegaron a la playa. Pinocho tuvo que trabajar mantener a su padre, su cabeza dura se volvió sensata y una noche, luego del trabajo, soñó con la preciosa hada que le decía.

7 Muy bien mi niño, has aprendido el valor del esfuerzo, tienes un gran corazón y perdono tus travesuras, serás feliz de aquí en adelante. Al abrir los ojos Pinocho no podía creerlo en lugar de un muñeco, ahora era un hermoso niño de ojos celestes y de carácter tierno. Fin….. Carlo Collodi (Adaptación)

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