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Efectos de la Primera Guerra Mundial
El tratado de Versalles el mito de la puñalada por la espalda
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El Tratado de Versalles
Entre 1919 y 1920 se realizaron varias conferencias tendientes a establecer un nuevo orden en el mundo. El proceso hacia la paz fue sumamente conflictivo. Los aliados tenían grandes diferencias acerca del castigo que se le debía imponer a Alemania y sus aliadas. La mayor parte de los franceses deseaban debilitar a Alemania, lo que significaba desarmarla, privarla de su integridad territorial e incluso de su unidad, ocuparla militarmente, quitarle su dinero y rodearla de poderosos enemigos. El Presidente Wilson se oponía a humillar a Alemania porque una Alemania totalmente aplastada podía lanzar a los futuros dirigentes del país a una guerra para modificar esta situación. David Lloyd George hizo su campaña para las elecciones de 1918 con el lema “Cuelguen al Kaiser”, y uno de sus partidarios exigía: “¡Estrujen al limón alemán hasta que las semillas rechinen!” El Tratado de Versalles En la Conferencia de París, que se reunió oficialmente entre enero y junio de 1919, se firmó el Tratado de Versalles. Fue elaborado por los llamados Tres Grandes: Wilson, presidente de los Estados Unidos, Lloyd George , Primer Ministro de Gran Bretaña y Clemençeau, jefe del gobierno francés. La concepción que predominó en los diferentes tratados que se firmaron fue que la guerra había sido una cruzada del Bien contra el Mal. El Tratado se firmó en la Galería de los Espejos del Palacio de Versalles, el 28 de junio de 1919, cinco años después del fatal incidente de Sarajevo. Los tratados anexos que afectaban a otras potencias llevaban los nombres de los palacios cercanos a París donde tuvieron lugar las respectivas reuniones: en Saint-Germain- Laye se firmó el de Austria y la Entente (10 de septiembre de 1919), en Neuilly, el de Bulgaria (27 de noviembre de 1919); en Trianon, el de Hungría (4 de junio de 1920), y en Sèvres, el Tratado Provisional de Turquía (10 de agosto de 1920).
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Cláusulas del Tratado de Versalles
Se exigía de Alemania que entregase Alsacia y Lorena a Francia, el norte de Schleswig a Dinamarca, y la mayor parte de Posen y la Prusia occidental a Polonia. Debía ceder a Francia las minas de carbón de la cuenca del Sarre, para que este país las explotase durante quince años. Al culminar ese plazo, el gobierno alemán tendría el privilegio de volver a comprarlas. El territorio del Sarre sería administrado por la Liga de Naciones hasta 1935, fecha en que se realizaría un plebiscito para decidir si continuaría bajo la administración de la Liga de Naciones, volvería al poder de Alemania o sería concedido a Francia. La provincia de Prusia oriental quedó separada del resto del territorio alemán, y el puerto de Danzig, casi por completo alemán, fue sometido a la fiscalización política de la Liga de Naciones y al dominio económico de Polonia. Y, desde luego, fue desarmada. Entregó todos sus submarinos y su armada de superficie, con excepción de seis acorazados pequeños, seis cruceros ligeros, seis destructores y doce torpederos. Se le prohibió la posesión de aviones militares o navales, y se limitó su ejército a cien mil oficiales (En una clase se enrolaban aproximadamente 1,500,000 soldados) y soldados cuyo alistamiento sería voluntario. Para asegurarse de que no volvería a atacar a Francia ni a Bélgica, se le prohibió mantener soldados y fortificaciones en el valle del Rin. Por último, se responsabilizó a Alemania y sus aliados de todas las pérdidas y daños sufridos por los gobiernos de la Entente y sus ciudadanos “como consecuencia de la guerra impuesta por la agresión de Alemania y sus aliados”. Esta fue la estipulación del tratado llamado “de culpabilidad por la guerra” (Artículo 231), pero sirvió también de base para las reparaciones alemanas. El problema de determinar la suma total que debía pagar Alemania quedó a cargo de una Comisión de Reparaciones designada por los gobiernos aliados. Esa comisión presentó su informe en 1921: fijaba las reparaciones en la enorme suma de treinta y tres mil millones de dólares. McNall Burns, E. Civilizaciones de Occidente. Tomo II. Pág.832
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El Tratado de Versalles establecía la culpabilidad de Alemania en el desencadenamiento de la guerra, por lo que se la consideraba responsable de indemnizar, en mayor medida que el resto de las potencias centrales, a los países aliados. Alemania considero al Tratado como un Diktat, una imposición no consentida, impuesto a la fuerza sin un mecanismo de consulta o participación. El objetivo fue que Alemania dejara de ser una amenaza para sus vecinos y rivales, ya fuera desde el punto de vista militar o económico. Otra cosa será que la paz inaugurada en París a partir de 1919, resultara sólida, duradera y justa. Los acontecimientos de los siguientes 20 años pondrán a prueba este buen deseo.
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Entre las consecuencias más importantes y problemáticas que se derivaron de la aplicación de los tratados de paz, estaba la remodelación política y territorial de Europa. Esta remodelación se hizo a partir del desmembramiento de los imperios centrales. El problema de las nacionalidades y su derecho a constituirse como estado independiente, fue la clave de esta reordenación; no obstante, no logró resolver de forma satisfactoria este problema, ya que no todas las "nacionalidades" quedaron en la misma situación y se generó el problema de los alemanes que quedaron bajo la soberanía de otros estados.
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Mapa de Europa antes y después de la Primera Guerra Mundial
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¿Qué sucedió con las cláusulas del Tratado de Versalles?
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El mito de “la puñalada por la espalda”
Para Alemania, el gran perdedor de la Primera Guerra Mundial, la derrota (expresada en el Tratado de Versalles, de ser acusados de iniciar la guerra y de tener que cargar con el peso de pagar los daños a los vencedores) generó la ira y frustración general en todo el espectro político y la sociedad alemana. Era el momento de explotar políticamente estos sentimientos. Quienes se resistieron a admitir la derrota, generaron la creación y difusión de mitos justificantes que explicaban la capitulación sin herir el orgullo nacional. El ejército, pretendió quedar a salvo de cualquier posible crítica al conseguir la formación de un gobierno político que cargara con la responsabilidad de la petición del armisticio. La “leyenda de la puñalada por la espalda” propicio la imagen de un ejército que no había sido derrotado y que podía preservarse entonces, como reserva de las supremas esencias de la patria. El ejército había sido traicionado y obligado a una innecesaria y humillante rendición. ¿Quiénes indirectamente ayudaron a difundir el mito? - Los aliados que exigieron negociar el cese de fuego con un gobierno civil le otorgaron la posibilidad a los generales de eludir su parte en el fracaso. - El nuevo gobierno, víctima del mito, también contribuyó a su propagación aunque sin intención: el 10 de diciembre de 1918, Friedrich Ebert saludó a nueve batallones que desfilaban por el arco de Brandemburgo en Berlín diciendo: “Con alegría les damos la bienvenida al regresar a la patria. Ningún enemigo los ha derrotado”.
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Según el mito, no eran culpables los círculos nacionalistas leales, aquellos que apoyaban a las fuerzas del ejército como los grandes capitalistas y algunos grupos de la derecha alemana. Era más fácil acusar a los elementos “debilitantes y traidores”: Los pacifistas, los círculos de izquierda con ideologías y relaciones internacionales e incluso los liberales moderados. Los intentos revolucionarios y las sublevaciones de distintas organizaciones de izquierda hacia fines de 1918 intensificaron aún más este sentimiento. Los integrantes del gobierno civil que notificaron la derrota alemana recibieron el nombre de “criminales de noviembre”. Al firmar el Tratado de Versalles consintieron todas las obligaciones que imponía ese tratado a Alemania, En el país no se aceptaba el párrafo 231 del tratado que acusaba a los alemanes de haber iniciado la guerra; inclusive quienes firmaron el tratado rechazaron este argumento. Trataron de negar la acusación porque, además de ser la base legal para la demanda de indemnizaciones, atentaba contra su honor y su rango nacional. Esta cuestión también fue crucial en cuanto al significado interno: si Alemania no era responsable por la guerra, entonces el gobierno anterior tampoco era responsable del estado catastrófico del país, consecuencia del conflicto. La argumentación de que Alemania no era responsable de haber causado la guerra se volvió contra su propia existencia. Muchos panfletos sobre el nacionalismo se propagaron por Alemania. En su mayoría, y pese a la pérdida sufrida en la primera guerra mundial, de apoyo. El de la izquierda data de abril de 1924, hecho por Nikolaus Cossman, publicada en la cubierta de la revista Suddeutsche Monatshefte de Munich. El panfleto lleva por título Der Dolchstoss (“La Puñalada”). Se trata de una imagen del cuerpo de un soldado alemán (uniformado) tendido en el suelo, por el ataque de un enorme puñal (cuya presencia es lo más resaltante e impactante), introducido (clavado) en su espalda.
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El mito causó muchos perjuicios a la posición y al poder del nuevo régimen democrático. Si la República había surgido de una injusticia, entonces los partidarios de la república quedaban reducidos a una posición de constantes excusas y autojustificación, a pesar de no estar ellos tampoco conformes con las condiciones impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles. el gobierno provisional y sus sucesores fueron identificados en la opinión pública con la “derrota” y la “humillación”. Mas aún: la relación entre el surgimiento de la República y la exigencia de los aliados de recibir la rendición de un gobierno civil convirtió a las fuerzas que apoyaban al régimen en “agentes aliados”, en “traidores”, en los “criminales de noviembre”. Ilustración que muestra al político alemán Philipp Scheidemann, quien ayudó a fundar la República de Weimar, apuñalando al ejército alemán por la espalda junto a Matthias Erzberger político pacifista, firme opositor a las acciones del Káiser y firmante del armisticio del 11 de noviembre de 1918, con el que finalizó la guerra. The Dolchstosslegende Poster de la campaña electoral de 1924 del partido nacionalista aleman.
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El mito también fue particularmente ominoso para los judíos:
Muchos de ellos actuaron en la política de la posguerra de manera relevante. Lo consideraban un hecho natural a la luz del patriotismo demostrado en la guerra: doce mil judíos murieron en el conflicto bélico, y su participación en unidades de combate fue, numéricamente, más elevada que su proporción en la población general. Sin embargo, a los ojos de los enemigos de la república, esa actividad sólo era una prueba de que los judíos manejaban los hilos del sufrimiento del país. Mitos en torno a los judíos en las cercanías de la Primera Guerra Mundial: Los judíos habían iniciado la guerra para llevar a Europa a la ruina económica y política y para hacerla susceptible al "control" judío. Una vez producida la derrota, los judíos dominaron las negociaciones de paz y controlaron las complejas finanzas del sistema de reparaciones para su propio beneficio. Los judíos explotaron la miseria de la guerra para enriquecerse y la prolongaron para dirigir la Revolución Bolchevique en pos de impulsar el objetivo de una revolución mundial. La Revolución Bolchevique en Rusia y los efímeros experimentos del comunismo en Baviera y Hungría amedrentaban a la clase media de toda Europa e incluso cruzando el Atlántico, en los Estados Unidos. La prominencia de algunos comunistas de ascendencia judía en los regímenes revolucionarios (León Trotsky en Rusia, Bela Kun en Hungría y Ernest Toller en Bavaria) confirmó a los antisemitas la atracción "natural" de los judíos y el comunismo internacional. Apareció entonces la idea de atribuir la derrota a traidores internos que trabajaban en pos de intereses ajenos, principalmente judíos y comunistas. No cabe duda de que la leyenda de la puñalada por la espalda fue interpretada como una conspiración demócrata-judeo-marxista para provocar la derrota de Alemania e instaurar la república judía, como un paso más hacia la dominación universal del judaísmo.
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Es evidente que el mito sirvió a las necesidades psicológicas de la sociedad alemana después del fracaso. Implicó un ocultamiento de la verdad tras un pretexto que impedía enfrentarse a la realidad de los sucesos. Consigna de Trabajo: Responde a las siguientes consignas: ¿Cuando y por que se creo el “mito de la puñalada por la espalda“ ¿Que relación encontras entre este mito y el texto "Los Protocolos de los sabios de Sion“ ("Historia del pueblo de Israel V“, páginas ) Explica victimas y victimarios del “mito de la puñalada por la espalda ". Según tu opinión, ¿Que influencia ejerció este mito en el desarrollo de la nueva democracia alemana? soldados judíos murieron en el campo de batalla en honor a la madre patria." Folleto publicado en 1920 por veteranos judíos del ejército alemán en respuesta a las acusaciones de falta de patriotismo. Ilustración en una postal austriaca de 1919 en la que se ve a una mujer judía atacando por la espalda al ejército alemán.
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