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Publicada porDarwin Cmac Modificado hace 6 años
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Una fundamentación racional para la religión Ante la actitud marcadamente sentimental de la religión pietista, Kant busca un camino racional más sobrio. Para lo cual considera pertinente seguir la línea filosófica de Leinbiz y Wolffang lo cual lo llevará a optar por el “Teismo” (que añade atributos personales) frente al “deísmo” (ser necesario). Kant parte de una cosmología como orden del mundo y llega a una visión de Dios cada vez más abstracta “ontológica”. A partir de la lectura de Rousseau en 1762 busca los atributos más cercanos al ámbito moral que lo llevan a aceptar el teísmo moral. Dios “es el supremo Bien”, siendo más importante creer que demostrarlo y la fe se basa más en la buena conducta y no a la inversa
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Teísmo moral Es la afirmación racional de Dios por vía moral, resulta de la vertiente práctica de la razón tan esencial como la teórica que nos responde a priori la pregunta qué debo hacer? Si debo promover el bien supremo en el que junto a la honestidad de mis acciones entra un elemento de felicidad que no está garantizado por la sola naturaleza – tengo derecho a creer en la “existencia del supremo bien originario,” que sea el garante de la realización del supremo bien derivativo que como agente moral me propongo. La fe en cuestión es un acto teórico fundado, aunque no demostrable teóricamente, sino solo por vía moral, para apoyo de la obligación de buscar el supremo bien.
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El estatuto epistemológico de la fe En ¿qué significa orientarse en el pensar? Kant manifiesta que además de pensar y argumentar, la razón sirve para “orientarse”; lo hace cuando en la insuficiencia de los principios objetivos acepta como un derecho emanada de su necesidad el regirse por ésta.. Esto es el orientarse en el pensar en el espacio de lo suprasensible y de la acción moral. Esta es la fe racional; hay algo de religioso en esa actitud, aun cuando su objeto sea por lo pronto la realidad del sujeto humano a quien se otorga confianza en su necesidad. En este contexto ocurre también el término sentimiento, como algo producido por la razón. Pero también esta fe racional es la que nos lleva a afirmar la existencia de Dios.
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Doble estatuto de la fe racional. Ente la realidad empírica y la realidad noumenal del hombre existe la consideración (regulativa) de la naturaleza como teológicamente ordenada, no es un caos ni un determinismo causal; cae pensarla como un sistema de fines en el que el hombre puede tomar como norte de su actuación el que sería fin final” pretendido por el creador, en el que el agente moral ha de traducir en acción su intención interior. Para Kant, tal sujeto es lo más real, y en él, en el hombre moral radica el primado de la razón práctica, cuya clave de armonía la encuentra en Dios pero desde un ángulo de mira siempre ético.
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Legislador moral y el fin final. La ley moral se orienta en el hombre por el concepto de supremo bien, ese es el objeto y fin de la razón pura práctica al cual sigue la religión como cocimiento de todos los deberes y mandamientos divinos, no como ordenes arbitrarias y contingentes, sino como leyes esenciales de toda voluntad libre que, sin embargo, tienen que ser consideradas como mandatos del ser supremo, por que nosotros no podemos esperar el supremo bien siendo este nuestro deber, más que de una voluntad moralmente perfecta ( santa y buena) y también todo poderosa… Así pues, la moral conduce a la religión, que nos lleva a considerar un legislador moral poderoso, en cuya voluntad es fin final aquello que también puede y debe ser fin final del hombre.
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Una nueva era en la filosofía Kant escribió que el año 1769 le aportó una gran iluminación que le permitiría superar el racionalismo y el empirismo, el dogmatismo y el escepticismo y abriría una nueva era en la filosofía la cual le permite establecer la diferencia entre el conocimiento sensible y el conocimiento inteligible; en el primero se trata de fenómenos, las cosas tal como se aparecen al sujeto y no como son en sí, en cambio los conocimientos intelectivos es la facultad de representar aquellos aspectos de las cosas que por su misma naturaleza no se pueden captar mediante los sentidos, las cosas tal como son captadas por el intelecto, constituyen los noumenos (que quiere decir pensar).
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Voluntad y libertad Los juicios sintéticos a priori no se basan en la experiencia, ni en el principio de identidad ni de no contradicción, además son universales y necesarios. El imperativo categórico es una proposición que determina (mueve) la voluntad a priori, objetivamente., por que me dice algo nuevo, el darse del deber me comunica eo ipso que soy libre, me indica la dimensión no fenoménica de la libertad. Conocemos primero la ley moral (el deber) en cuanto hecho de la razón y después inferimos de ella la libertad, como su fundamento y su condición. “Debes, en consecuencia, puedes” (y no a la inversa)
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El imperativo categórico, tres formulaciones A) Actúa de modo que la máxima de tu voluntad tenga siempre validez, al mismo tiempo, como principio de una legislación universal. B) Actúa de modo que consideres a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de todos los demás, siempre como fin, y nunca como medio. C) “Actúa de modo que la voluntad, con su máxima, pueda cosiderarse como legisladora universal con respecto a sí misma.” Siendo así, Kant vincula libertad, autonomía y formalismo. La búsqueda de la felicidad condiciona, contamina la pureza de la intención y de la voluntad, no debemos actuar para conseguir la felicidad, sino actuar por puro deber.
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