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10. Tratan amorosamente con Dios

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Presentación del tema: "10. Tratan amorosamente con Dios"— Transcripción de la presentación:

1 10. Tratan amorosamente con Dios

2 La Oración Trato íntimo y amoroso con Dios
Impulsada por nuestra condición de Hijos Es necesaria para sostener y hacer crecer la vida cristiana, y alcanzar la vida eterna.

3 Vivir en Oración Vida cristiana es Amistad con Dios Implica
Una permanente referencia al Amigo Un estar constantemente en su presencia Orientarlo todo a Él. Jesús enseña “orar siempre y sin desfallecer”; “oren todo el tiempo”

4 San Agustín Es posible orar constantemente si el deseo del alma está permanentemente puesto en Dios, deseo que es lo propio del amor de caridad. Es necesario que el cristiano dedique algunos momentos en el día exclusivamente al trato con Dios

5 Cuando rezar Todas las mañanas para consagrar el día que inicia
Todas las noches para agradecer lo recibido + pequeño examen de conciencia, pedir perdón y renovar propósito de luchar contra ellos Durante diferentes momentos del día (bendición de la mesa, Angelus, etc) El rezo del rosario ayuda a contemplar los misterios de nuestra salvación Media hora para conversar de corazón a corazón, meditando su palabra

6 Santa Teresita “Rezar es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor, tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría.”

7 Aspectos de la Oración Cristiana
Jesús es el modelo a seguir. No es solo para “pedir”, también debemos dar a Dios lo que se le debe: Adoración y Alabanza por la grandeza de Dios. Acción de Gracias, por el inagotable amor de Dios Súplica, pidiendo perdón o gracias para nosotros y los demás.

8 San Agustín “Cristo ora por nosotros como sacerdote nuestro; ora en nosotros como cabeza nuestra; a Él se dirige nuestra oración como a Dios nuestro. Reconozcamos, por tanto, en Él nuestras voces; y la voz de Él, en nosotros”. “Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedes, y a que pidas lo que no puedes, para que puedas”

9 San Agustín “Alabar a Dios con la lengua, no se puede siempre. Pero alabar a Dios con la vida, se puede siempre.” “El que sabe orar bien, sabe vivir bien.”

10 La oración Cuando se ama, se desea hablar constantemente con el amado, o al menos contemplarlo incesantemente. En eso consiste la oración. (Charles de Foucauld) Debemos amar la oración. La oración dilata el corazón hasta el punto de hacerlo capaz de contener el don que Dios nos hace de Sí mismo. (Madre Teresa de Calcuta)

11 La Oración según Juan María Vianney
Consideradlo, hijos míos: el tesoro del hombre cristiano no está en la tierra, sino en el cielo. Por esto nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia allí donde está nuestro tesoro. El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis, habréis hallado la felicidad en este mundo. La oración no es otra cosa que la unión con Dios. Todo aquel que tiene el corazón puro y unido a Dios experimenta en sí mismo como una suavidad y dulzura que lo embriaga, se siente como rodeado de una luz admirable. En esta íntima unión, Dios y el alma son como dos trozos de cera fundidos en uno solo, que ya nadie puede separar. Es algo muy hermoso esta unión de Dios con su pobre creatura; es una felicidad que supera nuestra comprensión. san Juan María Vianney, Catéchisme sur la priére»: A. Monnin, «Esprit du Curé d’Ars», París 1899, pp

12 La Oración según Juan María Vianney
Nosotros nos habíamos hecho indignos de orar, pero Dios, por su bondad, nos ha permitido hablar con él. Nuestra oración es el incienso que más le agrada. Hijos míos, vuestro corazón es pequeño, pero la oración lo dilata y lo hace capaz de amar a Dios. La oración es una degustación anticipada del cielo, hace que una parte del paraíso baje hasta nosotros. Nunca nos deja sin dulzura; es como una miel que se derrama sobre el alma y lo endulza todo. En la oración hecha debidamente, se funden las penas como la nieve ante el sol. Otro beneficio de la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con tanto deleite, que ni se percibe su duración. Mirad: cuando era párroco en Bresse, en cierta ocasión, en que casi todos mis colegas habían caído enfermos, tuve que hacer largas caminatas, durante las cuales oraba al buen Dios, y, creedme, que el tiempo se me hacía corto. san Juan María Vianney, Catéchisme sur la priére»: A. Monnin, «Esprit du Curé d’Ars», París 1899, pp

13 La Oración según Juan María Vianney
Hay personas que se sumergen totalmente en la oración, como los peces en el agua, porque están totalmente entregadas al buen Dios. Su corazón no está dividido. ¡Cuánto amo a estas almas generosas! San Francisco de Asís y santa Coleta veían a nuestro Señor y hablaban con él, del mismo modo que hablamos entre nosotros. Nosotros, por el contrario, ¡cuántas veces venimos a la iglesia sin saber lo que hemos de hacer o pedir! Y, sin embargo, cuando vamos a casa de cualquier persona, sabemos muy bien para qué vamos. Hay algunos que incluso parece como si le dijeran al buen Dios: «Sólo dos palabras, para deshacerme de ti… » Muchas veces pienso que, cuando venimos a adorar al Señor, obtendríamos todo lo que le pedimos si se lo pidiéramos con una fe muy viva y un corazón muy puro. san Juan María Vianney, Catéchisme sur la priére»: A. Monnin, «Esprit du Curé d’Ars», París 1899, pp


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