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«El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría»

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Presentación del tema: "«El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría»"— Transcripción de la presentación:

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2 «El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría»
Ciclo C La Sagrada Familia «El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría»

3 Primera Lectura I Samuel 1,20-22.24-28
20 Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: «Se lo he pedido al Señor». 21 El marido, Elcaná, subió con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir su voto. 22 Pero Ana no subió, porque dijo a su marido: «No iré hasta que el niño deje de mamar. Entonces lo llevaré, y el se presentará delante del Señor y se quedará allí para siempre». 24 Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. 25 Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí. 26 Ella dijo: «Perdón, señor mío, ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. 27 Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía. 28 Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él; para toda su vida queda cedido al Señor». Después se postraron delante del Señor. Te alabamos Señor Palabra de Dios

4 «Era este niño lo que yo suplicaba al Señor»
Los dos libros de Samuel narran las peripecias del pueblo antes de la monarquía, cuando eran gobernados por los llamados “jueces”. El último y más famoso es Samuel, que será el que finalmente unja como Rey a David.

5 Nuestro texto cuenta su nacimiento y su consagración a Dios, para servir en el Templo.
Es muy famoso el himno de Ana, agradeciendo a Dios el nacimiento del niño, en el que se inspiró Lucas para escribir el canto de María que llamamos “El Magníficat”. El texto se incluye en la fiesta de hoy por su lejana semejanza con la presencia de Jesús en el templo a los doce años, aunque son evidentes las profundas diferencias en la “consagración” a Dios de Samuel y la de Jesús.

6 Salmo 83 2-3. 5-6. 9-10 2 ¡Qué amable es tu Morada,
Señor del Universo! 3 Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente. 5 ¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar! 6 ¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación! 9 Señor del universo, oye mi plegaria, escucha, Dios de Jacob; 10 protege, Dios, a nuestro Escudo y mira el rostro de tu Ungido.

7 «¡ Felices los que habitan en tu Casa!»
El salmista ansia vivir junto a las moradas de Yahvé, el templo de Jerusalén. Todo su ser - alma, corazón y carne - se estremece ante la perspectiva de poner los pies en los atrios del recinto sagrado, santificados por la presencia del Altísimo.

8 -fe y esperanza - al que se acerca a El.
El poeta siente envidia de los pajarillos, que pueden anidar cerca de los altares del tabernáculo de Yahvé, el Dios viviente, que como tal infunde vida espiritual -fe y esperanza - al que se acerca a El. Por eso considera bienaventurados a los que habitualmente pueden tener su morada en su casa y alabarle incesantemente, viviendo en una atmósfera de santidad.

9 Segunda Lectura I Juan 3, 1-2. 21-24
1Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él. 2 Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. 21 Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza, 22 y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. 23 Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó. 24 El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. Palabra de Dios Te alabamos Señor

10 «El amor divino es una realidad »
El amor divino es una realidad espiritual que no cae bajo el dominio de los sentidos. Pero aunque sea espiritual es perceptible en sus efectos y objeto de la fe.

11 La caridad, cuyo objeto somos nosotros mismos, es un amor excepcional, prodigiosamente generoso, que viene del cielo; es decir, su naturaleza no puede ser sino divina. Este amor divino es una realidad existente que Dios nos da gratuitamente. Este don concedido por el Padre a los creyentes es Dios mismo, que nos hace partícipes de su naturaleza divina por medio de la gracia y nos hace hijos del mismo Dios.

12 Lectura del Santo Evangelio Lucas 2, 41-45
41 Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. 42 Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, 43 y acababa la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. 44 Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. 45 Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús

13 «Jesús permaneció en Jerusalén »
La Sagrada Familia nos ofrece ejemplo de amor, obediencia y aceptación del plan de Dios sobre ellos y sobre el Niño Jesús: Jesús se ha quedado en el templo, la casa de su Padre, explicando las Sagradas Escrituras a los Maestros.

14 Jesús se debe al Padre. Por eso dice a María y a José:
¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre? Podemos decir que Jesús nos enseña a poner las cosas en su sitio: primero Dios. El matrimonio, la familia, los hijos... todo subordinado al respeto debido a la voluntad de Dios.

15 Gracias Señor por tu Palabra purificadora,
que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

16 Sagrada Familia de Nazaret; enséñanos el recogimiento,
la interioridad; danos la disposición de escuchar las buenas inspiraciones y las palabras de los verdaderos maestros. Enséñanos la necesidad del trabajo de reparación, del estudio, de la vida interior personal, de la oración, que sólo Dios ve en los secreto; enséñanos lo que es la familia, su comunión de amor, su belleza simple y austera, su carácter sagrado e inviolable. Amén

17 Servicio Gratuito con Fines Educativos
Servicio Gratuito con Fines Educativos


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